Durante un emotivo acto quedó inaugurado ayer a la tarde un nuevo espacio de memoria en el edificio de la sede de la Gobernación, de Santa Fe 1950. Allí, entre 1976 y 1980 funcionó el Servicio de Informaciones de la Unidad Regional II de la Jefatura de Policía y fue, junto con Campo de Mayo y la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma) en Buenos Aires, uno de los tres centros de detención torturas y exterminio más importantes del país. También es considerado como el más grande espacio clandestino que operó en el territorio santafesino y por el que estiman que pasaron unos 2.500 presos. En el lugar, además, se abrió formalmente el acceso público, a través de internet, de las filmaciones de los juicios de lesa humanidad llevados a cabo en los Tribunales Federales de la provincia.
La primera en brindar una breve y conmovedora introducción en la ceremonia fue Norma Vermeulen, madre de la plaza 25 de Mayo cuyo hijo Osvaldo estuvo en cautiverio cinco días en el centro de detención de Santa Fe y Dorrego, luego de que fuera secuestrado el 1º de abril de 1977 cuando caminaba por las calles de la ciudad.
“Quiero agradecer por ésto que se ha hecho. Nosotros durante años estuvimos bregando para que se pudiera dar este espacio. SI bien fue el primer centro clandestino que se recuperó, tuvieron que pasar varios años para que se hiciera realidad•, dijo conmovida Vermeulen.
Tras pedir disculpas por sus palabras entrecortadas producto de la emoción, la referente de Madres de Plaza 25 de Mayo destacó la importancia de la apertura del espacio. “Por acá pasaron muchos de los que hoy están desaparecidos y fue mucha gente, por eso era necesario la apertura de este lugar para que las nuevas generaciones sepan lo que fue y pasó en este sitio. A veces uno lo cuenta y hay quienes no creen que fue algo realmente terrorífico este lugar”, agregó la mujer.
Finalmente, Vermeulen aseguró que hubo testigos que vieron a su hijo estar cinco días detenido en el Servicio de Informaciones y agradeció “a los compañeros que jueves a jueves nos acompañan a las madres en la plaza porque son los quienes nos dan fuerza para seguir en la lucha”.
Base política de gestión
“Reconocer nuestro pasado reciente es una forma de consolidar la democracia y evitar las atrocidades que tuvo que vivir la Argentina durante la última dictadura militar, constituyen una línea política de trabajo que hemos privilegiado en nuestra gestión”, dijo más tarde en su discurso el gobernador Antonio Bonfatti. El mandatario provincial también recordó que en los últimos años se señalizaron 13 sitios de memorias en el territorio santafesino, y destacó el valor del archivo audiovisual que ayer se abrió formalmente al público.
“Este camino de memoria, verdad y Justicia tiene un solo propietario y es el pueblo argentino, pero tiene jprotagonistas centrales: abuelas, madres, hijos y organizaciones de derechos humanos a quienes cuya tozudez en la lucha le debemos el poder revisar nuestro pasado reciente y regimentar la estructura de nuestro presente”, agregó.
Finalmente, Bonfatti sostuvo que la inauguración del espacio de memoria en las dependencias del ex Servicio de Información, “se da en la final de nuestra gestión y puede ser el corolario de muchas de aquellas medidas tomadas en las líneas de políticas por la memoria, la verdad y la Justicia”.
Según señalaron desde el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, las obras realizadas en el ex SI poseen un gran valor simbólico y testimonial ya que recuperan la estructura original del edificio, tal como era durante los años en que funcionó como Centro Clandestino de Detención, antes de las alteraciones realizadas para evitar que las personas que estuvieron allí secuestradas lo reconocieran en el futuro.
La inauguración conteo con la presencia del vicegobernador Jorge Henn, la intendenta Mónica Fein, los ministros de Justicia y Derechos Humanos, Juan Lewis; de Gobierno y Reforma del Estado, Rubén Galassi; junto a organismos de derechos humanos y sobrevivientes. Participaron, además, el subsecretario de Derechos Humanos, Ramón Verón; la directora provincial de la Memoria, Nadia Schujman y el titular del programa de protección a testigos y querellantes en juicios de lesa humanidad, Daniel Bóccoli, entre otros.
Sobre el archivo audiovisual
“Los registros audiovisuales de los juicios de lesa humanidad constituyen un documento histórico de alto valor simbólico que merece ser resguardado e incluido en una política pública de memoria que garantice la transmisión de su legado ético y jurídico para el conjunto de la sociedad argentina”, indicaron desde la cartera a cargo del proyecto materializado ayer.
Enmarcado en el nuevo espacio de memoria, el archivo audiovisual de juicios de lesa humanidad contribuye a la reconstrucción de la memoria colectiva, abriendo nuevas perspectivas para la implementación de políticas de memoria, tendientes a mejorar la accesibilidad de los ciudadanos a estos documentos audiovisuales, así como a la realización de acciones culturales, educativas y de investigación en relación a los juicios por delitos de lesa humanidad en nuestra provincia.
La obra en cuestión
El proyecto de recuperación se propuso preservar y resguardar la materialidad del sitio, portador de memorias. En este sentido, se conservaron y preservaron intactas la mayoría de las terminaciones de los espacios interiores, ya que tienen valor arqueológico-testimonial y constituyen documentos de memoria.
Los trabajos consistieron básicamente en algunas intervenciones puntuales, como la demolición de losas agregadas posteriormente al funcionamiento del ex CCD, revoques en estado de desprendimiento inminente, que hacían peligrar la estructura existente, y la reparación de aberturas y celosías originales y otras de valor simbólico.
El dolor de una de las madres
Norma de Vermeulen es la madre de Osvaldo Vermeulen, un joven que a los 25 años, en 1977, fue secuestrado en la vía pública y trasladado en forma clandestina al Servicio de Informaciones (SI) ubicado en San Lorenzo y borrego, donde hubo testigos que aseguraron que allí estuvo cinco días. Osvaldo militaba en la Juventud Trabajadora Peronista (JTP), era empelado bancario y padre de una niña pequeña. Tras su desaparición, su madre formó parte de la Asociación de Familiares de Detenidos y Desparecidos por Razones Políticas entre 1977 y 1985 y, desde finales de la década del 80 forma parte de la organización Madres de la Plaza 25 de Mayo de Rosario.