Un calvario de más de una década. Eso es lo que sufrió Bianca, hoy de 23 años, desde que tenía 8, cuando su propio padre comenzó a abusarla sexualmente en el domicilio familiar de Capitán Bermúdez. El hombre, Enrique Ricardo Juan Pochón, de 46 años, fue condenado este martes por un tribunal oral de San Lorenzo a 20 años de prisión efectiva por los delitos de abuso sexual doblemente calificado.
La condena fue dictada en Tribunales de San Lorenzo por los jueces a cargo del debate: Griselda Strólogo, Jesús Rizzardi y Eugenio Romanini.
La Fiscalía le atribuyó haber abusado sexualmente de su hija desde sus 8 años. Fueron, de acuerdo a la investigación, hechos reiterados hasta una semana antes del 25 de julio de 2019, cuando lo detuvieron a Pochón en Capitán Bermúdez. En la reconstrucción judicial de la historia se menciona que el 20 de julio previo, el ahora sentenciado había golpeado a la joven, provocándole un derrame en un ojo, cuando ella se resistió a un nuevo abuso.
El Ministerio Público de la Acusación, a través del fiscal Juan Carlos Ledesma, había solicitado la pena de 30 años de prisión efectiva para Pochón.
Bianca vivía en la casa donde fue víctima de los abusos con cuatro hermanos varones, su madre y su padre. Hasta que detuvieron al hombre en 2019. Desde entonces, reside en una vivienda que le prestaron.
«Se mostraba como un padre que acompañaba, que estaba siempre, que no te perdía pisada, que estaba con nosotros en todo», dijo Bianca en una entrevista publicada por El Ciudadano. “Era simplemente para no perderme pisada a mí”, completó la joven bermudense, quien decidió exponer el drama por el que pasó para que otras chicas y nenas no tengan que atravesarlo.
Pochón trabajó en una fábrica del Cordón Industrial hasta que Bianca tuvo 15 años. Por problemas de asma y diabetes, le dijo a su familia, ninguna empresa lo tomaba. Dejó de trabajar bajo dependencia, comenzó a pasar más horas en la casa, cerca de Bianca. Allí arreglaba computadoras y celulares. Durante un corto tiempo, también, se dedicó a sacar fotos en cumpleaños de 15.
“Era siempre cuando no había nadie, mamá siempre fue la que trabajó, era siempre cuando no estaba mamá”, contó Bianca. Su mamá trabajaba en una granja doble turno y limpiaba casas. Hasta que se recibió de técnica en hemoterapia y comenzó a trabajar de guardia en un hospital de Rosario. Pasaba varias noches fuera de su casa.
«Arrancó a los 8 años y nunca paró», remarcó Bianca. Lo sabe, exactamente, porque fue cuando la cambiaron de escuela, en tercer grado, desde la Adventista al Cayetano Errico, dos institutos religiosos.
«Me acuerdo que estaba bañándome, no había nadie en mi casa más que él, entró al baño, corrió la cortina». Ese fue el primer abuso. En ese momento, la familia vivía junta en una habitación en la casa de la abuela paterna, con las camas separadas por muebles y cortinas. Luego pudieron mudarse al lado, a un espacio más amplio. Pero los abusos continuaron.
Bianca baila folclore desde muy chica, se recibió de profesora y su padre, para seguir controlándola, abrió una escuela de danzas para ella y otro de sus hijos.
“Cuando fui más grande, antes de los 15, entendía lo que me estaba pasando, le dije que le iba a decir a mamá, me puse mal y agarró, fue a la cocina, me puso una cuchilla en el cuello y me dijo entonces yo te mato”, contó.
El 25 de julio de 2019, a un día de que la chica, de entonces 21 años, le contara a su madre que el embarazo que cursaba era producto de la violación de su padre lo detuvieron. El agresor de 46 años quedó en prisión hasta este martes cuando recibió la condena a 20 años de cárcel en los Tribunales de San Lorenzo.
Trece años de abuso: «Cuando le dije que le iba a contar a mi mamá me puso un cuchillo en el cuello»