La bronca empezó entre vecinos por un banal accidente de tránsito en La Paz y Esmeralda y terminó media hora después, en el mismo lugar, con dos muertos. Faltaban pocos minutos para la medianoche del jueves cuando unos diez disparos resonaron en la zona de la Siberia. Uno de los tiros impactó en el pecho de Cristian Noguera, de 30 años, quien falleció mientras era trasladado en taxi al hospital Provincial. En simultáneo, Pablo Narváez, de 22, agonizaba en un auto particular que iba en la misma dirección y encontró igual destino. Falleció en el quirófano casi una hora después por los cuatro plomos que le impactaron en la cabeza, el torso y una pierna. Por el hecho, la Policía busca a tres personas de entre 25 y 40 años, que están identificadas por apodos, indicaron fuentes de la pesquisa.
El hecho tuvo lugar en La Paz al 100 bis, frente a una precaria casilla armada con chapas que es frecuentada por muchachos de la zona y que según la Policía es una suerte de “ranchito abandonado” que funciona como “aguantadero”. Uno de los pibes que se juntan ahí discutió en la noche del jueves con un vecino por un accidente entre dos motos, ubicó el origen de la fatal secuencia un vocero del caso. La versión es similar a la que se escuchaba ayer cerca del lugar del hecho, a pocas cuadras del complejo universitario, en el barrio República de la Sexta. En esa esquina Cristian Noguera cayó de su moto Gilera de 110cc gris en la que viajaba con una hermana, y tras un cruce de palabras con el conductor del otro rodado similar, con el que protagonizó el incidente de tránsito, volvió a su casa de Beruti al 1900.
Las mismas versiones dicen que el hombre volvió a montarse en la moto y durante la media hora siguiente pasó al menos dos veces por la puerta del ranchito de La Paz al 100 bis para “intentar arreglar las cosas” con el muchacho con el cual había chocado y su tío, ambos conocidos del barrio. Pero la última vez que apareció, alrededor de las 23.15, “lo recibieron a los tiros”.
Un vecino contó que, cuando Cristian fue atacado, iba acompañado de un amigo, y que ninguno de los dos estaba armado. Y que Pablo, el pibe de 22 asesinado, había ido en bicicleta “para hacerle el aguante” y tampoco portaba armas.
“No le tenían miedo a nadie”, dijo un muchacho con relación a las víctimas fatales. “Para mí que se confiaron pero los recibieron a los tiros”, continuó.
Minutos después de las 23, en el barrio se escucharon alrededor de diez disparos seguidos y la Policía presume que salieron de una pistola 9 milímetros, ya que cerca de las manchas de sangre halladas en el lugar había un cargador de ese calibre con siete proyectiles en el interior.
Cristian Noguera recibió un disparo en el pecho y fue trasladado por su hermano en taxi al hospital Provincial, donde llegó sin vida minutos antes de la medianoche.
En tanto, Narváez fue llevado por su tía en el auto de un vecino, y falleció en el quirófano, alrededor de la 1 de ayer. Pese a las declaraciones de vecinos y que ninguna de las dos víctimas tenía armas entre sus ropas, se ordenó que durante la necropsia ambos cuerpos sean sometidos a dermotest para saber si ellos también dispararon antes del fatal desenlace. En tanto, los autores del la fatal balacera, que serían tres mayores de entre 25 y 40 años, están identificados y al cierre de esta edición estaban previstos varios allanamientos por orden de la jueza de Instrucción Alejandra Rodenas, en busca de esclarecer el doble crimen.
El hecho ocurrió en la jurisdicción de la seccional 4ª y de la inspección 3ª, cuyo personal investiga el caso junto con los detectives de la Sección Homicidios.