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Acerca de la vacuidad del éxito

Hasta febrero, en el Museo Municipal de Arte Decorativo Firma y Odilo Estévez, se podrá visitar “Leña”, del artista plástico Dante Taparelli, curada por Lila Siegrist, donde un puñado de esculturas y cuadros reflejan la ausencia, la necesidad, la incertidumbre, la mirada del otro, el amor y el juego

El viernes último quedó inaugurada en el Museo Municipal de Arte Decorativo Firma y Odilo Estévez la muestra Leña, del reconocido artista plático Dante Taparelli. Con más de una década sin exponer su obra en una muestra propia, Taparelli expresa ahora con crudeza la vulnerabilidad del ser y la vacuidad del éxito.

Con curaduría a cargo de Lila Siegrist, a partir de este recorte de su obra, Taparelli logra plasmar en sus esculturas y cuadros la ausencia, la necesidad, la incertidumbre, la mirada del otro, el amor y el juego. “Lo efímero de los trofeos y el éxito no alcanzan a reparar las marcas profundas del alma”, escribe en el parte de prensa. Y completa: “Leña es una llamada al sentir, una rebelación ante la indiferencia”.

Todo termina en el fuego

“Estos últimos años pasé mucho tiempo trabajando en el cementerio en permanente contacto con la realidad, y sé que las cosas no son nuestras, no se van con nosotros. Mostrando un poco los fuegos fatuos con los que uno se rodea y se cree dueño del mundo, como los trofeos, y la vajilla de metal, los transformé en chapa y con eso forré e hice personajes que tienen una mirada tremenda de desasosiego. La mirada de desasosiego que nos dice que mientras uno está disfrutando de eso que tiene, hay tantos Juanitos Laguna comiendo de la basura o durmiendo debajo de un puente”, sostiene el artista.

Y agrega: “La muestra, de alguna manera, da testimonio de que toda esta estupidez en la que se transformó la sociedad en los últimos años nos lleva al caos. Por eso la llamé Leña, porque el destino de todo eso es el fuego, como el nuestro”.

Acerca del dolor humano

“Siempre he trabajado con el dolor humano, todas mis obras son rengas, siempre les falta algo. En este caso, hice un collage tomando como experiencia cuestiones personales. Yo tuve dos madres y las vi a las dos desarmar sus vidas de a poquito, cuando ya no podían estar solas, para que alguien las cuide. Entonces, mueble por mueble, copa por copa, toda esa ficción de lujo y seguridad que uno construye sobre la vida, va desprendiéndose de a poco hasta transformarse prácticamente en un bolso, que es con lo que uno se aleja”, explica Taparelli.

“Yo tomé un árbol que fue masacrado, un pino maravilloso que fue cortado estúpidamente, que estaba en un lugar semidesértico y lo cortaron en tajadas. Tomé esos pedazos y los transformé en personajes y en objetos, embalándolos a su vez con esos otros objetos suntuarios y de lujo que quedan cuando las personas se van. Elegí metales porque también son una ficción. Uno dice, y resulta que la platería de la tía en realidad es de bronce con un baño de plata y parece que toda la vajilla y las cosas que juntamos durante nuestro trayecto en este mundo es para hacer más amable el corto tiempo que estamos acá y que también es una ficción”, agrega.

La curaduría de la muestra estuvo a cargo de Lila Siegrist, quien en un texto que acompaña las obras escribió: “El origen de la reunión, el origen de la conversación, el origen del diálogo se define alrededor del fuego. Se define el cobijo en el espacio de reunión que genera el fuego, en el origen de la palabra transformadora y ahí, al momento de la combustión, se instala Taparelli”.

Un artista único

Dante Taparelli nació en Santa Fe en 1955, y en 1979 se radicó en Rosario. Artista inmerso en diferentes disciplinas, su obra tiene el valor de una reconocible marca de autor y se destaca por su impacto, contundencia, y el gran poder de identificación.

En este tiempo transcurrido en la ciudad, Taparelli devino en gestor cultural desarrollando una obra pública junto a otros artistas. Muchos de sus trabajos se exhiben de manera permanente en lo que él mismo define como el lugar más democrático, diverso y popular: la calle. Su sello concentra un alto valor simbólico, un impacto significativo, una mirada sanadora, piadosa, sensible y, por sobre todas las cosas, inclusiva, porque sus obras están pensadas y creadas con el propósito de generar convivencia, memoria colectiva, cultura.

En el trabajo de Taparelli abundan los signos personales que lo muestran como artista, como gestor, como funcionario público (es director de Diseño e Imagen Urbana en la Secretaría de Cultura y Educación de la Municipalidad de Rosario) y como persona. Su esencia artística, su búsqueda tácita, se asoma también en esta imperdible muestra.

Para agendar 

La muestra Leña podrá visitarse hasta el 24 de febrero en el Museo Estévez de San Lorenzo 753, de martes a domingo de 9 a 14, y feriados de 9 a 13, con entrada gratuita

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