Un joven de 26 años aceptó mediante un procedimiento abreviado haber matado a puñaladas al policía Luis Miguel Galeano en agosto de 2019 en el Parque Urquiza. La pena acordada, que contempla además un hecho de robo en tentativa cometido un mes antes del crimen, es a 14 años. El condenado se llama Cristian Alan “Cocho” Cabrera, quien se entregó a las 48 horas del homicidio. El buzo con la imagen de una virgen que llevaba, testimonios y las grabaciones de cámaras de seguridad fueron las pruebas en su contra.
El cabo Luis Miguel Galeano tenía 35 y prestaba funciones en la comisaría 21ª, ubicada en Arijón 2349. Dos años atrás, alrededor de las 20.30 del 2 de agosto, mientras vestía ropa deportiva en inmediaciones del Complejo Astronómico Municipal, conocido como Planetario, fue asesinado por un atacante de una puñalada en el corazón, aunque tenía otros dos cortes superficiales en el pecho.
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Esa noche la secuencia de muerte fue divisada por un testigo que hacía ejercicios sobre la pared del observatorio. El testigo contó que escuchó un grito –un insulto o un reproche que no llegó a distinguir– pero fue suficiente para que le llamara la atención.
Cuando se dio vuelta, vio a dos forcejear. Uno de ellos –que tenía un buzo color rojo, anaranjado o rosa según el relato del testigo– salió a la carrera por el puente que cruza avenida Pellegrini mientras que el otro hizo unos pasos. El hombre que se ejercitaba lo siguió con la mirada por temor a que se acercara a dónde él estaba. En un momento no lo vio más y observó un bulto en el piso.
El testigo se fue hasta el edificio del Planetario, y habló con el policía que estaba de guardia, ambos se acercaron a la víctima. Llamaron a la ambulancia pero no hubo nada que hacer. Cuando los médicos del Sies llegaron, diagnosticaron que Galeano había fallecido producto de tres puntazos a la altura del pecho. En su auto, estacionado por Chacabuco había quedado su arma reglamentaria y su billetera.
Con la descripción del agresor y el horario que brindó el testigo, los detectives analizaron las secuencias tomadas por las cámaras de seguridad del Parque Urquiza.
Uno de los domos captó la imagen del agresor cuando cruzaba el puente, el forcejeo con la víctima en medio de los árboles y su vuelta hacia el barrio por la pasarela. En las imágenes se vio al agresor siempre de atrás y en la prenda que llevaba tenía la figura de una virgen en la espalda.
Me mandé una cagada
La secuencias aportadas por el domo mostraron al agresor cuando pasaba el puente tras el hecho. En el camino, se cruzó con un joven y un adolescente, quienes al advertir una situación extraña se volvieron sobre sus pasos, y el atacante los siguió.
Con esas secuencias, los investigadores ubicaron a uno de los pibes que se veía en la imagen y lo detuvieron. Se trató de un adolescente, de 16 años, al que llevaron sospechado de participar en el crimen mientras que a otras la dos personas que estaba con él en el momento del arresto fueron apresados por resistencia a la autoridad.
Ambos jóvenes habían visto la toma de la domo en una captura de pantalla y reconocieron al agresor, dijeron que era un vecino, dieron el nombre y la dirección. También contaron que usaba una campera con esa imagen religiosa. Era Cocho Cabrera, quien les dijo que se había “mandado una cagada” aunque no les contó qué había hecho.
Cocho se entregó al domingo siguiente a primera hora en el Centro de Justicia Penal. La evidencia en su contra lo mantuvo preso dos años en forma preventiva por robo seguido de homicidio y este martes los jueces de primera instancia Hernán Postma, Isabel Mas Varela, y Héctor Núñez Cartelle resolvieron homologar el procedimiento abreviado presentado por la Fiscalía, aceptado por la Defensa y aceptado por las familias de las víctimas, que lo condenó a 14 años de prisión efectiva por homicidio simple, a lo que se sumó un hecho de robo en tentativa, del mediodía del 30 de junio de 2019, un mes antes del crimen de Galeano.
Ese día, según la investigación, Cocho Cabrera asaltó a un hombre a punta de cuchillo, le sacó la mochila y corrió por el puente hacia barrio República de la Sexta, pero fue detenido en una casa de Beruti al 1800 por policías que lo venían corriendo.
Uno de los testigos que declaró durante la causa de homicidio describió que “Cristian era una persona que siempre andaba armado por si le pintaba robar o pelearse con alguien, solía frecuentar la zona del parque Urquiza, cruzaba, robaba y volvía”.
Sin embargo, Cocho terminó condenado por homicidio simple. El cambio de calificación obedeció a que, según la fiscal Marisol Fabbro, “no se pudieron obtener a lo largo de la investigación datos objetivos ni subjetivos que corroboraran dicha hipótesis. No existe evidencia subjetiva ni objetiva que respalde el apoderamiento por parte de Cabrera de elemento alguno que fuera de pertenencia de Galeano mediante el empleo de violencia, más allá del resultado fatal que es consecuencia directa y querida del ataque ejercido por parte del imputado desconociendo la real motivación de éste”, señaló en referencia también a que las pertenencias de las víctima estaba en el interior de su auto.