A Julio lo venían siguiendo. Anteanoche manejaba su EcoSport negra por una arteria de la zona sur cuando le cruzaron un auto y lo acribillaron, a la hora de la cena. Falleció en el momento y sus asesinos desaparecieron. Horas más tarde un vehículo similar al utilizado por los matadores apareció quemado en un descampado cercano a la casa de la víctima, también en la zona sur. Anoche los investigadores esperaban resultados de diferentes peritajes para aventurar hipótesis. En off aseguraron que fue un crimen mafioso. Algunos de ellos especularon con que la muerte pudo estar enmarcada en una pelea intestina de la banda de Los Monos.
Los negocios que funcionan sobre avenida San Martín, al sur de Nuestra Señora del Rosario, cierran a las 20, por cuestiones de seguridad. Pasada esa hora, la avenida se convierte en un desierto; los vecinos no asoman las narices y sin las luces de los comercios el lugar se transforma en un escenario perfecto para amantes furtivos y criminales impunes, cuentan los habitantes del barrio.
Según dijeron fuentes del caso, a Julio Oscar Aquino, de 48 años, lo emboscaron anteanoche, entre las 21.05 y las 21.15. Iba manejando su Ford EcoSport negra por San Martín con dirección sur, por el carril derecho, cuando un grupo de hombres que viajaba en un Renault Clio le cortó el paso, unos metros delante de la intersección con Hilarión de la Quintana.
Desde el asiento del acompañante, uno de los pasajeros del Clio sacó un arma y le gatilló, según testigos, no menos de 8 tiros. El auto de Aquino quedó fuera de control; subió el cantero, cruzó al otro carril, hizo unos pocos metros en contramano y terminó chocado contra una columna. Los agresores siguieron su paso hacia el sur y desaparecieron.
Cuando los policías y la ayuda médica llegaron, Julio ya estaba muerto. De acuerdo con voceros oficiales, tenía 7 heridas de bala en el brazo, el codo y el tórax; todas del lado izquierdo. “El hombre murió en el auto. Quedó recostado sobre el asiento del acompañante”, describió un vecino.
Después del ataque, los peritos cortaron calle San Martin, de ambas manos, y revisaron la escena en busca de pruebas. En la EcoSport encontraron una vaina servida que, suponen, fue gatillada por el asesino; de todas maneras, el fiscal Rafael Coria ordenó que se le realice un dermotest a la víctima, para descartar que haya existido un enfrentamiento. El investigador espera obtener datos sobre el tirador en base a una serie de filmaciones de cámaras de seguridad que hay en la zona.
Unas horas después de los tiros, uniformados de la UR II encontraron un Renault Clio quemado en un basural de San Martín al 7000; en principio, la chapa no correspondía a ese vehículo sino a otro, un Volkswagen Voyage, denunciado como sustraído en la ciudad de Buenos Aires. Si bien, hasta anoche esperaban resultados de diferentes peritajes, los investigadores suponen que el vehículo es el mismo que fue utilizado para asesinar a Aquino, quien vivía en barrio 17 de Agosto, a unos mil metros del lugar donde, se presume, los homicidas descartaron el auto.
Fuentes del caso aseguraron que Julio Oscar Aquino, de 48 años, no contaba con antecedentes penales, ni apariciones en las crónicas policiales. Sin embargo la naturaleza del ataque de anteanoche y la logística utilizada por los agresores hace pensar a los investigadores que todo está enmarcado en un crimen mafioso. A su vez, extraoficialmente, un vocero de la pesquisa deslizó la posibilidad de que el homicidio esté vinculado con una pelea interna de la organización criminal que domina barrio La Granada, Los Monos, por datos que prefirió no revelar.
