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Acribillaron a Ema Caravana, un pesado de zona sudoeste

Emanuel Lator tenía 22 años. Le metieron una veintena de plomos cerca de su casa del barrio Moderno.

Ema Caravana, con sólo 22 años, era un conocido pesado de la zona sudoeste: tenía reputación de tipo duro que no dudaba en usar su arma. Según voceros de la pesquisa, llevaba varios días a los tiros con diferentes contrincantes; incluso estaba sospechado de haber disparado tres tiros por la espalda a un hombre de 30 años anteayer por la tarde, cuatro horas antes de que dos personas lo liquidaran con una veintena de plomos. Tenía tantos enemigos que, hasta anoche, los investigadores no sabían determinar por cuál de todos sus problemas surgió el ataque.

Si bien casi nunca usaba los nombres que le dieron sus padres, se llamaba Emanuel Federico Lator. Nacido y criado en barrio Moderno, su apodo, Ema Caravana, generaba temor y odio, pero también –en algunos círculos– respeto. Se dedicaba a los robos y le imputaron numerosos hechos de violencia. El año pasado logró zafar de la última causa penal por la que tuvo que responder a la Justicia, por portación de arma, luego de que su defensor cuestionara su detención por ilegal, caso por el cual se abrió una causa para investigar a policías de la sección Homicidios.

De acuerdo con lo que informaron allegados a la causa, en la última semana Ema Caravana había protagonizado un sinnúmero de tiroteos con diferentes contrincantes de su barrio y aledaños; entre ellos, vecinos de Moderno señalaron que se había enfrentado a tiros con su propio hermano, el Negro.

El más reciente hecho en el que se lo señala tuvo lugar a las 19 de anteayer, cuando Mario “Palala” M., de 30 años, recibió tres tiros por la espalda, frente a un lavadero de autos de Cullen y bulevar Seguí, por parte de un muchacho que viajaba en una moto. El herido fue internado en el Hospital de Emergencias clemente Álvarez y, según fuentes del caso, al cierre de esta edición se recuperaba en forma favorable.

Según interpretaron voceros del caso, Ema Caravana se habría vengado así de esta persona al considerar que había colaborado con el homicida de uno de sus familiares, que según fuentes del caso murió ejecutado a tiros en Navidad de 2012, en Espinillo y Sanguinetti.

Pero, dos horas después de la balacera del lavadero, Ema Caravana murió acribillado.

Voceros de la pesquisa relataron a El Ciudadano que el muchacho estaba en la puerta de un pasillo ubicado a mitad de cuadra de pasaje 1829 al 6000, junto con unos amigos, cuando al menos dos hombres llegaron en un auto blanco. Bajaron del vehículo y dispararon sus armas hasta vaciar los cargadores. “Eran más o menos las 21.15. Nos tuvimos que refugiar todos: parecía que disparaban una ametralladora de la cantidad de explosiones que se sentían; fue impresionante”, explicó un vecino que estaba en la puerta de su casa al momento de la balacera.

Ema Caravana recibió 21 tiros en diferentes partes del cuerpo; la mayoría en el tórax, ninguno en la cabeza. Murió en el acto.

En la escena del crimen, los pesquisas que relevaron el lugar encontraron vainas de 9 y 22 milímetros.

Al cierre de esta edición, no había detenidos ni sospechosos por el hecho.

En relación con los motivos del homicidio de Emanuel Federico Lator, de 22 años, los investigadores manejaban tres hipótesis: que allegados a Mario M. se hubiesen vengado de la posible agresión; que fuera una respuesta de otro de sus contrincantes, o bien que fuera en el marco de una disputa en su propia banda.

Perfil de un guapo absuelto en el primer juicio del nuevo sistema procesal penal

El barrio Moderno es el territorio de los Caravana, un grupo de personas formados en su mayoría por una conocida familia de la zona a la que le achacan diversas acciones delictivas. Uno de sus integrantes fue Ema Caravana, señalado por fuentes policiales como un cañero, alguien especializado en robos o aprietes a punta de pistola. Su nombre aparecido vinculado con varios hechos de sangre, sobre todo cuando era menor.

La última sindicación en un hecho delictivo –antes de la balacera de anteayer frente al lavadero de Cullen y Seguí– para Emanuel Lator fue en el homicidio de Matías Cano, ocurrido en noviembre de 2013 en una plazoleta de la zona oeste. Luego de este hecho, Ema se esfumó del barrio, más precisamente de Felipe More al 3800, donde habitaba.

Según los investigadores se estaba “aguantando” en Maradona y Juan B. Justo, donde fue ubicado por dos policías de la entonces brigada de Homicidios. El 13 de marzo de 2013, Ema Caravana salió de una vivienda a bordo de su Peugeot 206, en el que subió su mujer y sus dos hijos. Cuando el personal policial que estaba de civil intentó detenerlo, se inició una persecución alocada y a los tiros que finalizó cuando el auto de Lator impactó contra otros vehículos detenidos en el semáforo en Circunvalación y Juan B. Justo. El joven marchó preso y quedó a disposición del Juzgado de Instrucción 5ª, donde tramita la investigación por el homicidio de Cano.

La hipótesis era que el sospechoso mantenía una rivalidad con Cano que resolvió a los tiros pero la novia de la víctima, que se encontraba en el lugar al momento del crimen, declaró que si bien conocía a Ema no era ninguna de las dos personas que atacó a su pareja, y lo desechó en una rueda de personas. Ante ello el tribunal le dictó una falta de mérito.

Si bien Lator salió airoso del crimen, debió enfrentar una causa por abuso de armas, resistencia a la autoridad agravada y portación de arma, que quedó en manos del Ministerio de la Acusación. El caso llegó a juicio oral y fue el primero que se desarrolló con el nuevo sistema, aunque fue un dolor de cabeza para la Fiscalía. Durante su tramitación, los defensores Adrián Ruiz y José Ferrara sostuvieron que se plantó el arma y que el procedimiento estaba plagado de irregularidades; incluso la mujer del acusado contó una presunta extorsión que sufrió luego de la detención de su pareja por parte de la Policía y el juez Hernán Postma absolvió a Lator por el beneficio de la duda.

A su vez, el magistrado dispuso girar las actuaciones para investigar el accionar policial.

La decisión fue respaldada por la Cámara Penal, que a fin del año pasado confirmó el fallo. Así Lator recuperó la libertad en agosto pasado, aunque seis meses después fue acribillado en la zona que lo vio crecer y donde muchos de sus familiares perdieron la vida.

Su apodo volvió a sonar hace una semana: en la tarde del 17 de enero pasado Juan de Dios Godoy, de 32 y años antecedentes por robo, fue asesinado frente a su casa de Biedma al 3000. Según se comenta en el barrio, Godoy era compañero de correrías de Ema, pero un diferendo con el resto de los Caravana en el que vieron involucradas la pareja y la cuñada de la víctima determinó que el hombre recibiera un tiro en la pierna días antes de ser asesinado. Este homicidio marcó graves diferencias entre Ema y su hermano, el Negro, interpretaron estos vecinos.

La familia Lator tiene varias muertes violentas entre los suyos. Los más recientes son dos sobrinos de Ema Caravana. Se trata de que Milton Lator, quien recibió un disparo en el cuello en la puerta de su casa ubicada en el Fonavi de Sanguinetti y Espinillo la madrugada de Navidad de 2012. Hasta el lugar llegó un hombre en moto y lo baleó sin mediar palabra. En abril del año pasado, otro de sus sobrinos, David, cayó baleado en Biedma y Espinillo cuando un conocido llegó hasta el lugar y luego de un cruce de palabras sacó un arma y disparó contra el joven de 27 años que perdió la vida.

Años antes, en 2009, su cuñado Martín López fue baleado en la puerta de la casa de Lator por un vecino, mientras que el hijo de López, que tenía 16 años, recibió un tiro en la nuca de parte de un agente penitenciario en el Fonavi de Biedma y Espinillo.

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