Dos mujeres fueron asesinadas este miércoles por la noche en el frente de una vivienda de Ugarte al 700, de barrio Gráfico. Como muestra de la despiadada ejecución quedaron unas 30 vainas servidas de tres calibres diferentes que corresponden a dos pistolas y una escopeta. Por la mecánica y porque esa vivienda supo vivir una familiar de la víctimas condenada por narcotráfico, los pesquisas no descartan que el móvil del doble homicidio esté relacionado con disputas por la venta de drogas al menudeo.
De acuerdo con voceros policiales y judiciales, este miércoles pasadas las 23 las víctimas, identificadas como Carmen Noemí Villalba, de 53 años, y su hija Marlén Katalina Villalba, de 15 años, estaba en la puerta de una vivienda de Ugarte al 700, en la zona noroeste y cerca del Estadio Mundialista de Hockey.
En ese momento y según informaciones preliminares de las fuentes relacionadas al caso, tres varones armados bajaron de un Chevrolet Onix color blanco, se pusieron frente a madre e hija y abrieron fuego. Los vecinos escucharon más de una treintena de detonaciones y luego un auto, que tenía vidrios polarizados, acelerar. Otros testigos agregaron que otro vehículo secundó al primero en el hecho, un Gol gris plata.
Los policías llegaron y no tardaron en darse cuenta de la ferocidad del ataque al encontrar en la escena 13 vainas servidas calibre 9 milímetros, otras 13 .380, 4 cartuchos de escopeta 12/70 y 9 plomos encamisados deformadas.
El examen médico inicial de las víctimas indicó que la chica presentaba alrededor de 28 orificios de bala, y su madre varias rosetas de perdigones en la parte superior del cuerpo, lo que deja en evidencia que le dispararon con la escopeta. En la refriega también murió un perro que estaba con las dos mujeres.
El caso está a cargo de la fiscal de la Unidad de Homicidios Dolosos Georgina Pairola, quien convocó como es de rigor al personal del Gabinete Criminalístico y de la Brigada de Homicidios de la Agencia de Investigación Criminal (AIC). En principio, hay dudas en torno a si las dos mujeres vivían en la precaria vivienda frente a la cual las asesinaron, si estaban al cuidado del domicilio o si habían ido a visita a algún familiar. Lo que trascendió fue que madre e hija vendían ropa usada para subsistir.
La cocina de drogas en calle Ugarte
El secretario de Seguridad de Santa Fe, Claudio Brilloni, habló este jueves por la mañana en el programa El primero de la mañana de LT8, sobre el doble homicidio y lo relacionó al narcotráfico. “En el caso del homicidio de la mujer y su hija tenemos como hipótesis primaria, y siempre desde el punto de vista policial, es la del el narcotráfico o narcomenudeo. De hecho, hay antecedentes en la familia por ese tema. Esto viene a ratificar que el nivel de violencia está íntimamente relacionado con los negocios del narcotráfico y las disputas por el territorio”, remarcó.
El funcionario del Ministerio de Seguridad de la Nación hizo referencia así que las víctimas fatales son allegadas a los integrantes del clan Villalba que durante casi una década tuvieron causas en la Justicia federal.
En ese marco, Marcela “Colorada” Villalba, de 45 años, ganó protagonismo tras una investigación de 2013 que la ubicó en una organización narcocriminal encabezada por el joyero Leonardo Popea, de 62.
Según ese expediente, este hombre tenía un laboratorio de drogas en Ugarte al 700, domicilio endilgado a la Colorada y donde este miércoles fueron asesinadas Carmen Villalba, quien se dedicaba a la venta de ropa, y su hija Marlén.
El operativo que desbarató a la banda se llamó Otoño Blanco y la Fiscalía federal determinó que Popea era distribuidor de drogas en Rosario, Roldán, Granadero Baigorria, Correa, Coronda y Cañada de Gómez. La pesquisa identificó que la banda tenía al menos una docena de integrantes donde tres miembros del clan Villalba fueron condenados.
Popea fue penado en abril de 2017 a ocho años de cárcel en un acuerdo abreviado, también la Colorada y Diego Villalba a 6 años y 8 meses de cárcel y Victoria Villalba a 6 años.
En agosto de 2020, la Colorada fue detenida junto a otras tres personas por tráfico de marihuana en una causa que llevó adelante la Justicia federal de Concepción del Uruguay. La pesquisa empezó el 28 de junio de ese año cuando personal de Gendarmería requisó un camión de encomiendas y encontró un cargamento de 20 kilos y medio de marihuana en un control de la ruta nacional 14 y el cruce con la 18, a la altura de Colonia Yeruá, del departamento de Concordia. Los 28 bultos provenían de Misiones y tenían como destino Rosario. Los gendarmes hicieron una entrega controlada el 5 de agosto en el local de encomiendas de 9 de Julio 2377 y detuvieron a dos mujeres que fueron a retirar las cajas. Además, los pesquisas identificaron a un hombre y una mujer dentro de una Toyota Hilux como quienes esperaban a las mujeres que entraron a retirar la droga. Al advertir la presencia de Gendarmería, intentaron escapar y fueron detenidos luego de que el conductor chocara en la esquina de Rodríguez y Rioja. La mujer que estaba como acompañante era Marcela Villalba.
Operativo de la Bonaerense en Rosario culminó con secuestro de 12 kilos de cocaína al clan Villalba
En septiembre de 2021 otros dos miembros del clan Villalba cayeron tras una serie de allanamientos que hizo la Policía la bonaerense, encabezados por el ministro de Seguridad Sergio Berni, que se llamó Viento Blanco. La investigación hizo foco en unos transeros que vendían al menudeo en la ciudad bonaerense de San Nicolás y a partir de intervenciones telefónicas determinaron que los hermanos Julio y Gonzalo Villalba traficaban droga a la provincia de Buenos Aires y proveían a estos vendedores.
Gonzalo Ezequiel Villalba, de 26 años, fue encontrado en Jacobacci al 9100 con 12 kilos y medio de cocaína, un revólver calibre 38, un handy, disco de almacenamiento y un chaleco balístico con la inscripción Policía. Y su hermano Julio en Mateo Booz y calle 1649, a la vuelta donde se cometió el doble crimen de este miércoles y a metros del estadio mundialista de hockey de Rosario.
Este año, la familia Villalba fue víctima de otro homicidio a sangre fría. Fue el 4 de marzo pasado cuando Martín Villalba, de 35 años y estaba en silla de ruedas cuando el acompañante de un motociclista lo acribilló en plena tarde en la cuadra de Yaguareté al 800 casi esquina con Mateo Booz.
Comentarios