A Yoel Pablo Delgado lo conocían como Yimi. Tenía 22 años y en su entorno sabían que estaba juntando broncas y enemigos. En la noche de este jueves lo asesinaron frente a su casa de barrio Matheu. Sus matadores llegaron en un auto, y desde allí le dispararon al menos 20 veces a juzgar por las vainas servidas que recogió la Policía. Quedó malherido en el piso, un vecino lo llevó hasta el hospital de emergencias Heca, pero pero su vida se apagó en el trayecto.
El estruendo de las detonaciones sacudió a los vecinos este jueves a las 20.30 en presidente Quintana y Balcarce, de zona sur. Tras los llamados al 911, personal de un móvil del Comando Radioeléctrico se presentó en la cuadra sindicada y le informaron que un vecino había llevado a un joven que resultó herido de múltiples disparos. La suerte de Yimi, para ese entonces, ya estaba echada.
Los uniformados dieron el aviso a la Fiscalía y a otros móviles sobre la descripción del vehículo. Se quedaron para resguarda la escena y sus pares, que estaban patrullando la zona oeste, dieron con un vehículo de similares características de las aportadas por testigos en inmediaciones del Fonavi de Rouillón y Seguí: un Volkswagen Suran gris.
Le hicieron señas para que detuviera la marcha. De allí en más, lo que siguió fue una persecución del auto, que empezó en Biedma y Espinillo y terminó en Perú al 3800, paralela a la avenida Provincias Unidas.
En esa cuadra, los ocupantes pararon, bajaron y emprendieron escapes a pie en distintas direcciones. Todos menos uno, que terminó detenido, consiguieron desaparecer. Se determinó que el aprehendido tenía 16 años, y, según los voceros policiales, se trasladaba como acompañante en el coche. El adolescente quedó a disposición del Juzgado de Menores en turno.
El Volkswagen que usaron los matadores de Yimi, con dominio NMA 630, tenía un pedido de secuestro activo. Lo habían robado el mismo día que cometieron la ejecución.
En el lugar donde se desvaneció Yimi quedó una gran macha escarlata y 20 vainas de calibre 9 milímetros desperdigadas, que los investigadores recogieron y mandaron a peritar.
Tras el asesinato, algunas personas que dijeron ser del entorno de la víctima contaron que en el último tiempo «venía juntando broncas y enemigos», pero no especificaron el por qué.
El caso quedó a cargo del fiscal de la Unidad de Homicidios Dolosos Adrián Spelta, quien dispuso la intervención al Gabinete Criminalístico para relevamiento de la escena del hecho. Se solicitó toma de testimonios, relevamiento de cámaras de seguridad en la zona y pericias sobre el automóvil secuestrado.