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Acru: «Estamos en un momento muy bueno de respeto y apoyo al movimiento»

El músico de hip hop que tocará este viernes en el teatro Broadway repasó su carrera, analizó la evolución positiva que transita la escena y contó los pormenores de su último lanzamiento titulado “Dharma”

Una tarde, en la esquina de su casa y quizás un poco confundida sobre qué era lo que su hijo verdaderamente hacia en las plazas improvisando, la mamá de Agustín Cruz le preguntó: “¿Sentís que podés dedicarte a esto?”. Con un sí rotundo, el joven que en ese momento tenía 18 años, reafirmó su deseo y su nombre artístico: Acru. Empezó a formarse en un mundo de hip hop, rap y trap en el que actualmente, casi cinco años después, se consolida. Hoy los medios lo citan como el “hiphopero del momento” o “el furor de las redes”. Su último lanzamiento, “Dharma”, cosechó más de 700 mil visualizaciones en YouTube en una semana y actualmente está de regreso en los escenarios, aislamiento social mediante, con una gira que hará su parada en Rosario este viernes.

Pero el nombre Acru había nacido varios años antes. Agustín descubrió el hip hop en el patio del Polivalente de Arte. Con 11 años, se enfrentaba al desafío de dejar de ser el más grande de la primaria para ser el más chico de la secundaria. “Fue entrar en un mundo de proyectos de adultos”, recordó. Fue ahí que conoció el hip hop.

“Fue amor a primera vista. Salí al recreo y ahí estaban esos tipos de pantalones anchos, rastas, barbas, andando en skate, con aerosoles, rapeando, haciendo beatbox. Me impactó. Esa expresión espontánea fue el principio; supe que había algo increíble ahí y me fui interiorizando hasta animarme a hacerlo yo”, contó el músico en una charla con El Ciudadano.

Hasta ese momento, Agustín dibujaba. Su primer acercamiento a la escena fue como graffitero; justamente, Acru nació para escribirse en una pared. “De chico, mi papá me decía que era importante que firmara mis dibujos. Yo sentía que la firma invadía el papel. Habías armado toda una obra, trabajado un montón y de repente ponías tu firma abajo, me parecía raro. Después entendí que él me estaba incentivando a que me anime a hacerlo propio”, dijo en el relato de cómo Agustín dio paso a Acru.

“Cuando empecé a meterme en el mundo del graffiti me di cuenta de la importancia que tiene tu propia firma. Tu nombre, pintarlo por todos lados, jugar con la estética de las letras. Yo ya firmaba, pero empecé a encontrar otros que tenían una firma similar a la mía, y me di cuenta que tenía que tener una más personal. Siempre firmé Agustín Cruz, era larguísimo. Pensé en la «A» de Agustín, «Cru» de Cruz. Y quedó Acru”, apuntó.

Con ese nombre inició su carrera musical, una firma que se consolidó aquella tarde en una charla con su mamá. “Mi vieja empezó a ver que su hijo, que antes pasaba bocha de horas dibujando en su casa, de repente no estaba, se la pasaba en las plazas, compitiendo, metido en otro mundo. Me dijo: «Quiero que me digas si te vas a poder dedicar a esto, que esto puede ser tu futuro». Estábamos en la esquina de casa, yo estaba re nervioso. Mi vieja me estaba preguntando eso y… le dije que sí. «Si má, yo me voy a poder dedicar a esto». A partir de ahí fue como un quiebre. Mi responsabilidad, mi contacto, mi ritmo, mi entrega cambió. Y por suerte me viene dando cosas muy valiosas. Ahí me decidí definitivamente a ser Acru”, contó el artista que lleva editados dos discos: El Origen y #Anonimato.

De las plazas a los escenarios

Hace una semana, Acru lanzó “Dharma”, una canción que hace un repaso por su carrera y por los cambios que experimentó el género en los últimos años. “Es una canción que tiene de esencia o concepto revalorizar mis orígenes en el rap, en la música. Esos momentos en los que con los recursos que teníamos, buscábamos hacer lo mejor, cuidando y atendiendo la obra”, explicó.

“Por suerte, para el video pude viajar al sur para trabajar con Agreste Films y con un director (Iván Razza) del que venía siguiendo su trabajo. El video habla de un retiro espiritual, de una reconexión. De conectar con la esencia con la que se origina todo y con la que hacemos las cosas. Es parte de la reflexión que hice este año y medio de cuarentena, de estar solo, de estos espacios nuevos que nos propuso esto tan loco que estamos viviendo”, confesó.

“Dharma” es un concepto que se usa en distintas religiones, pero Acru lo cargó con su propio significado. “Es como un alterar el destino, reconectarte, cambiar. Ver algo que tenía un patrón establecido y llevarlo en una nueva dirección”, dijo.

“Hace un par de años atrá’ cuando no éramos na’ / Los mismos cien encapuchados y en cualquier lugar / No había marcas, no había hits, no se hablaba en cash / No podía pagarme clips y el Faqq no era papá / Éramos guacho’ con hambre en la gran ciudad / Usando pistas de interne’, eh, con tal de rapea’”, reza el tema que repasa el antes de la explosión de la escena. Consultado sobre las razones de la popularidad del hip hop, del rap y del trap, Acru se explayó: “Hay un movimiento que está latente desde los años 80, que era un nicho pero que siempre fue muy pasional, de mucha entrega al movimiento. Es una posta que se viene pasando de generación en generación, como si fuera una rama que se viene acercando a un fogón. Se viene pasando de mano en mano de beatboxers, grafiteros, skaters, raperos, DJ. Y creo que tuvimos el privilegio de encontrar gente más grande que nos contó sus vivencias y estimuló mucho a las últimas dos camadas que contaron con el privilegio de YouTube”, confesó Acru.

Es que Internet y la mencionada plataforma permitieron “filmar una batalla y subir lo que estaba pasando en el Obelisco, en Santiago del Estero o en Chaco con pibes rapeando”, destacó. “Creo que internet ha sido la gran puerta que esta generación ha tenido para potenciarse. El hip hop nacional llegó a un lugar de mayor amplitud porque tuvimos internet. Y tuvimos el privilegio de que El Quinto Escalón fuese argentino. Estamos hablando del evento de plaza más grande en la historia del hip hop de habla hispana. Y fue en Argentina, en una plaza y gratuito. Los chicos sólo tenían que poner de su tiempo porque era improvisar. No tenés que tener un instrumento de 70 mil pesos, sólo tu voz y tus ganas. Y eso también amplia el radio, lo puede hacer cualquiera”, opinó.

A Acru la explosión del género le pegó fuerte. “Pasé de ver eventos de 100 personas a otros de 500 y a miles. Fue un proceso de maduración, de entender. Para mi hoy es un gusto muy grande porque cuando se habla de hip hop, de rap o de trap en Argentina, se habla con respeto. No son los pibitos que siguen una moda. Sino que hay un género igual que el rock, que el folclore o que la cumbia. Y los pibes son músicos, juegan con la palabra, indagan. Estamos en un momento muy bueno de respeto y apoyo a este movimiento”, explicó.

El Freestyle y las Batallas de Gallos

Hace cuatro años que Acru no participa en las competencias propias del género. “No soy un competidor activo, pero siempre ando dando vueltas porque me gusta improvisar con gente. Actualmente soy un espectador y un improvisador más que un batallero porque quiero poner toda mi atención en el estudio”, confesó. Y dio su opinión sobre la desconstrucción de esos espacios tildados muchas veces de machistas: “Creo que de a poco se van desarraigando conceptos anteriores. Que los jóvenes en general, independientemente de las batallas de Freestyle, están cambiando y abiertos a ideas y construcciones nuevas. Eso interpela a cualquier expresión artística. Desde el hip hop hay que hacer un trabajo intenso, creo que hoy en día el machismo, la sensación misógina y la homofobia son reales. Pero los jóvenes están haciendo un quiebre donde ciertos tipos de rimas no están bien vistas o no son evaluadas de forma positiva. De a poco, el cupo es más amplio, tanto en hombres y mujeres como con la gente del interior. Antes las estrellas siempre era gente de Capital; ahora se está abriendo el espectro hacia un lugar positivo”.

El show en Rosario

En el concierto de este viernes, Acru presentará en vivo su nueva banda integrada por Haze (DJ), Tomi Sainz (batería), Marti Varela (bajo) y Facundo Cassetari (guitarra). “Es un privilegio hermoso tocar con estos músicos que admiro y que me están enseñando muchísimo. Con Haze venia tocando hace tres años. A Cassetari lo conocí cuando tenía 14 años en mi primer show de rock. Facundo tocaba en una banda de rock experimental. Me encantó verlo tocar. Fue un encuentro mágico. Sainz es una leyenda; tiene habilidades únicas, todo el mundo me hablaba de él. Nos conocimos en el show de WOS en el Luna Park, me dijo que le había gustado mi disco Anonimato. Le propuse tocar conmigo con un nerviosismo terrible porque es un monstruo, y que me diga que sí fue increíble. Después me dijo Tomi que le encantaba Varela, vino a un ensayo y nos enamoramos de sus habilidades, de su sencillez. Fue un contacto muy humano y natural”, apuntó.

Ellos serán los encargados de llevar adelante un show “dinámico y con alegría”. “Va haber músicos que están con la necesidad de tocar y que tenemos el gusto de ser recibidos en distintas ciudades. Para nosotros ya es un privilegio compartir con gente en este momento. Va a tener distintos momentos de lo que fue mi carrera hasta el día de hoy. Canciones que salieron hace dos meses y otras que tienen años, trasladadas a versiones nueva. Es un show de recorrido de las cosas que hemos transitados”, adelantó Acru.

Lo que se viene

Actualmente, Acru está trabajando en su tercer disco de estudio titulado El Don, «que tiene un par de estéticas nuevas”. Con la versatilidad como eje, el nuevo material será más dinámico y versátil que los anteriores. “Tiene bastantes datas de guitarra, de bajos, de teclas. Va a ser un disco más tocado, más de vida que de producción como fueron los dos anteriores”.

Para agendar

Acru se presentará junto a su banda este viernes, a partir de las 20, en el Teatro Broadway (San Lorenzo 1223). Las entradas están a la venta en http://entradaplay.com o en boletería del espacio.

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