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Acuerdo con el FMI: ¿Hacia dónde va la Argentina?

"El rumbo actual va en sentido opuesto a las necesidades y derechos de las grandes mayorías argentinas y de la Patria. Es un rumbo de entrega, claudicante, que profundiza la dependencia y el colonialismo, y hecha por tierra la posibilidad de todo camino de desarrollo independiente"

Por Luciano Orellano*

Ante el  rumbo tomado por el gobierno de Alberto Fernández a la luz del “paquete” de medidas y proyectos en curso; de las posiciones  y “acuerdos” tomados en la reciente gira presidencial; de la  entrega del río Paraná;  entre otras,  y condensado en el pretendido “acuerdo” con el FMI, hay un cambio en la situación política argentina.

Se han acelerado las medidas del gobierno que agravan nuestra dependencia y sometimiento, amarrándonos cada vez más a las potencias imperialistas y sus socios nativos, en el nefasto camino de la entrega de nuestra soberanía y de la profundización de los sufrimientos a los que somos destinadas las grandes mayorías argentinas.

Está en curso, en el campo popular, el debate sobre qué salida es posible para nuestro país ante el lugar que nos han asignado en este orden mundial, que pone en el centro si es posible un cambio de rumbo que modifique la estructura dependiente latifundista, y hasta dónde pueden tomarse las medidas profundas que necesitamos para la plena recuperación de nuestra soberanía y las posibles alternativas de salida al saqueo y a nuestros padecimientos.

Frente a este debate genuino, son alentadas intencionalmente las salidas defensivas y derrotistas desde diversos sectores, para fundamentar el supuesto camino de lo “posible” versus lo “necesario”: “no podemos aislarnos del mundo”; “tenemos que atraer capitales”; “hay que buscar el mal menor”, entre tantas otras, propagandizando con sus formulaciones la salida de las sucesivas crisis que atraviesa nuestro país. Las complementan con promocionar la idea del Estado “ineficiente, ineficaz, incapaz” para justificar así la entrega por los años de los años. Trabajan la concepción de que nuestra integración al mundo debe ser de “complementariedad subordinada”. Cualquier argumentación que no vaya en este sentido es descalificada.

El punto es “cómo” nos integramos al mundo, para qué, y en beneficio de quiénes.

Las amenazas, los chantajes, los condicionamientos, la prepotencia de las grandes potencias, se imponen principalmente a través del control que de una u otra manera ejercen sobre los resortes claves del poder político y económico dentro del país.

El gobierno de Alberto Fernández avanza en un “acuerdo” con el FMI, organismo hegemonizado por EE.UU, para el pago de una deuda que es totalmente ilegítima y fraudulenta, lo cual es reconocido por todos: desde el propio Alberto Fernández hasta Mauricio Macri (que fue quien la contrajo para favorecer a sus bancos amigos, para intentar garantizar su reelección, que hoy festeja exultante su impunidad en este acuerdo). Ni un solo peso de lo que fue una “estafa” a todas voces llegó a los argentinos y pagarla es un mecanismo de estrangulamiento feroz a toda la economía argentina, bajo fiscalización directa de funcionarios del FMI.

Ben Kelmanson, economista “británico”, será el nuevo representante del FMI en Argentina, organismo que cuenta en forma permanente con “oficina local propia” en nuestro suelo, para controlarnos de cerca. Fue recibido recientemente en la Policía Federal Argentina con todos los honores ¡ante la bandera argentina a la par de la inglesa!, ¡y en los 40 años de Malvinas! Como si esto fuera poco, recibió condecoraciones.

Este pretendido “acuerdo”  es defendido con mentiras ante el pueblo argentino, argumentando que favorece el “crecimiento” y que será “sin ajuste”.

Es un acuerdo entreguista, es “ajuste fiscal”, y de concretarse traerá  una feroz profundización del ajuste en curso.

Ante la sola mención de las palabras “deuda externa”…  “FMI”,  este pueblo  sabe y conoce dolorosamente bien de lo que se trata. Lo hemos  sufrido, sangrado y enfrentado a lo largo de nuestra historia.

Es necesaria y urgente la más amplia movilización popular para impedir contundentemente que  sea aprobado por el Congreso Nacional.

Las deudas se pagan, las estafas no: ¡la deuda es con el pueblo!

El rumbo actual va en sentido opuesto a las necesidades y derechos de las grandes mayorías argentinas y de la Patria; a las ideas fundacionales de Manuel Belgrano y nuestros patriotas de Mayo “ni amo viejo, ni amo nuevo, ¡ningún amo!”; a las de Arturo Jaureche: “no se trata de cambiar de collar, sino de dejar de ser perro”.

Es un rumbo de entrega, claudicante, que profundiza la dependencia y el colonialismo, y hecha por tierra la posibilidad de todo camino de desarrollo independiente y del ejercicio de nuestra soberanía en el más amplio de los sentidos.

Esta política es antagónica con los intereses del pueblo y de la patria.

De una cosa estamos seguros, y es que por este camino no vamos a cerrarles el paso a los sectores más reaccionarios, más bien todo lo contrario.

Siguiendo los mejores legados de los hombres y mujeres de nuestra historia decimos “basta de saqueo” y abrazamos la bandera argentina para elevar su contenido, la esencia de su origen: los ideales colectivos de una Argentina justa, libre y soberana,  para que en el trono de la vida cotidiana esté la noble igualdad.

*Integrante del Foro por la Recuperación del Paraná – autor del libro “Argentina sangra por las barrancas del río Paraná”

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