El hombre de 34 años acusado de haber asesinado en diciembre pasado a su mujer y a su hija de 6 años en la vecina localidad de victoria, apareció muerto ayer a la mañana en su celda de la cárcel de esa ciudad entrerriana. El sospechoso, quien había estado prófugo cinco meses luego de que la Policía encontrara los cuerpos sin vida de Gisela Lanieri, de 25 años, y su hija, Valeria Carrizo el pasado 4 de diciembre en la casa familiar, habia quedado alojado en la Unidad Penal 5 de esa localidad tras ser detenido el domingo pasado en la zona sudoeste de Rosario.
En ese marco, el director general del Servicio Penitenciario de la provincia de Entre Ríos, Horacio Pascual, sostuvo ayer por la mañana que se trató de un suicidio y describió que el interno, identificado como José Carlos Carrizo, decidió “colgarse de la ventana de una celda –donde se encontraba solo– utilizando una remera”. El penitenciario agregó que “a las 5.10 de la mañana aproximadamente un centinela de uno de los puestos de seguridad advirtió que había colocado un trapo en la ventana”, tras lo cual se produjo el hallazgo del cuerpo.
“Vamos a iniciar un sumario administrativo inmediatamente”, adelantó el funcionario. A su vez, Pascual precisó que cuando el acusado llegó a la Unidad 5 tras haberse negado a dar su versión de los hechos cuando se presentó ante el juez de Instrucción, Alejandro Callejas, para ser indagado, fue sometido a un estudio psicológico, antes de determinarse las características de su alojamiento.
Carrizo fue apresado el domingo pasado a la mañana en un mercado de trueque de Rouillón y Maradona, luego de que un policía de civil escuchara una conversación entre dos personas comentando la acusación que pesaba sobre el sospechoso. Una vez en Jefatura, las acusaciones fueron confirmadas, por lo que se notificó al Juzgado de Instrucción de Victoria, que atiende la causa.
Gisela Sofía Lanieri, de 25 años, y su hija Valeria Agustina Carrizo, de 6, fueron asesinadas durante la madrugada del 4 de diciembre de 2011. Las encontró el hijo y hermano de las víctimas, un nene de 8 años. Según voceros del caso, madre e hija fueron asfixiadas mientras dormían en la piecita de una pensión donde vivían.
Desde el primer momento, las pesquisas apuntaron a Carrizo, concubino Lanieri y padre de sus dos hijos, quien fue buscado por cielo y tierra durante los últimos cinco meses. “El hombre prácticamente desapareció del mapa. Se sabía que tenía un gran conocimiento de las islas, así que suponemos que durante algún tiempo se escondió en esa zona”, indicaron a El Diario de Victoria los uniformados el día de la detención. Luego de algún tiempo, las pistas sobre el prófugo, imputado de homicidio simple de su esposa y por homicidio agravado por el vínculo en concurso real por el crimen de su hija de 6 años, se fueron esfumando.
Sin embargo, la suerte de Carrizo desaparecería cuando el pasado domingo al mediodía un oficial de Alcaldía Mayor, quien se encontraba franco de servicio y vestido de civil en un mercado de trueque de barrio Toba, en la zona sudoeste de Rosario, escuchó una conversación entre dos desconocidos. Los clientes señalaban que un hombre, que se encontraba en el lugar, estaba acusado de asesinar a su esposa e hija. “El oficial temió que el rumor corriera y tomara forma de pueblada. Por lo que decidió demorar al señalado para evitar inconvenientes”, indicaron los pesquisas, quienes agregaron que empezaron a tomar en consideración las versiones cuando el hombre intentó resistirse a ser llevado a la Alcaidía Mayor. En sede policial, los uniformados realizaron una consulta a sus pares de Victoria y confirmaron que sobre el imputado pesaba una captura a nivel nacional por el doble homicidio de su mujer y su hija, e incluso se había fijado una recompensa de 100 mil pesos para quien pudiera brindar información sobre su paradero.
En ese marco, Carrizo fue entregado a la Policía victoriense y, a través del Juzgado de Instrucción de dicha localidad, se procedió a su traslado a Entre Ríos, donde unas horas más tarde aparecería sin vida colgado por una remera del ventiluz de la celda individual en la que estaba alojado.