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Acusaron a Chucky Monedita y su banda por balaceras y usurpaciones para el dominio del territorio

A base de violencia armada imponían el liderazgo en distintas zonas de la ciudad y también tenían a su cargo varios puntos de ventas con un aceitado sistema de recaudación. Hubo nueve imputados, entre ellos, su jefe que mandaba desde la cárcel. Otras dos personas se encuentran prófugas

Alejandro Isaías “Chucky Monedita” Núñez, de 25 años, fue imputado este lunes por ejercer desde la cárcel la jefatura de una asociación ilícita dedicada copar y dominar distintas zonas de la ciudad a través de la comisión de hechos violentos. Para la Fiscalía además la banda se financiaba con la venta de drogas de un búnker que era atendidos y custodiados por miembros del grupo. Otras ocho personas fueron señaladas como miembros de este grupo delictivo, varios de ellos sindicados como tiratiros, al los que se le achacaron delitos de distinta índole que incluyeron intentos de homicidio. El juez Facundo Becerra presidió la audiencia y dispuso la prisión preventiva para el grupo por el plazo de ley, es decir por al menos dos años. Hay otros dos sospechosos que cuentan con pedido de captura y un adolescente que para la Fiscalía también es parte de la banda.

Este lunes, el fiscal Pablo Socca de la Unidad de Armas imputó a Chucky Monedita Núñez, Jonatan Alejandro Ribles, Jorge Inocencio O., Nahuel Sebastián R. –estos cuatro detenidos previamente en la Unidad Penal 11 de Piñero por otras causas– junto a Abel «Barba» B., Gianfranco «Totito» G., Cristian Oscar “Chimi” G., Diego Fernando «Negro» R., Florencia A. y Mara Carolina T. por integrar una banda dedicada a cometer delitos contra las personas, la vida, la propiedad, la administración pública, la seguridad pública y la salud pública en Rosario y sus alrededores con la finalidad de ocupar y dominar distintas zonas, excluir otras bandas y lograr beneficios económicos de distintas actividades ilícitas, entre ella la venta de estupefacientes.

Para el fiscal este grupo, encabezado por Chucky Monedita, estuvo al frente de robos, encubrimientos, lesiones, homicidios, abusos de armas, extorsiones y venta ilegal de drogas.

El funcionario estimó que funcionó desde el 18 de octubre de 2020 hasta hasta el 28 de ese mismo mes y año, fecha en el que fue detenido uno de sus miembros, por Jonatan Ribles con dos armas de fuego calibre 9 milímetros, un celular y una moto robada.

De la pericia que se realizó a su teléfono surgió que era parte de una banda y que recibía directivas de Chucky Monedita desde la cárcel de Piñero. Según la hipótesis, el sospechoso está sindicado por ordenar: los atentados contra Carlos A., un mecánico imputado en la banda de Esteban Alvarado y luego testigo protegido o contra Lucas S., integrante de una banda rival.

Para el fiscal el grupo contaba con un alto poder de fuego, con acceso a armas de grueso calibre como ametralladoras FMK3 y recursos materiales y económicos para solventar los “trabajos” asignados, lo que incluía la administración de puntos de ventas de drogas.

La acusación además, no descartó que el grupo tuviera más integrantes incluso algunos ya fueron identificados cuentan con pedidos de captura. También entendieron que involucraron a un menor de edad, quien le encargaban que ocultara las armas y los vehículos utilizados en distintos hechos.

Mona, la recaudadora 

A Tamara Ayelén M., le dicen Mona, y para el fiscal era la encargada de controlar la recaudación de los búnkers y esas sumas recaudadas se las entregaba a Jonatan Ribles, sindicado gatillero de la organización. También se ocupada de guardar las armas y los vehículos utilizados en distintos hechos.

En cuanto a Ribles, la Fiscalía contó que se encargaba de concretar los ataques armados contra distintas personas bajo las directivas de Chucky Monedita a cambio de un pago. Organizaba la logística del hecho y en algunas oportunidades se disfrazó de empleado de la EPE o de Aguas Provinciales para hacer tareas de inteligencia.

En la audiencia, también le adjudicaron la gestión de distintas usurpaciones de casas para instalar puntos de ventas de drogas, buscar la recaudación y se dedicaba a la seguridad de los lugares consiguiendo «soldaditos». A su vez, hacía las veces de interlocutor entre el jefe y el resto de los integrantes.

En tanto, a Abel «Barba» B. le atribuyeron ser un hombre de confianza de Ribles y uno de sus laderos en la concreción de los hechos delictivos.

Mientras que a Nahuel Sebastián R., otro tiratiros del grupo, le achacaron también la función de mano de obra para la seguridad y custodia de los puntos de venta, función conocida como la del soldadito.

Para la Fiscalía, otros de los integrantes que se dedicaban a cometer los hechos delictivos ordenados por Chucky Monedita eran: Gianfranco G., Cristian G. y Diego G. mientras que Jorge O. , era el taxista que se encargaba de hacer logística y se encuentra detenido por el atentado a la vida de Carlos A., el testigo protegido e imputado en la banda Alvarado.

En cuanto a otras dos mujeres sindicadas como integrantes del grupo: Florencia A., pareja de Ribles, fue sindicada por el fiscal como una de las personas que aguantaba elementos utilizados para los hechos ilícitos en su casa y despachaba uno de los búnkers, mientras que Mara Carolina T. estaba a cargo de otro de los puntos de venta de drogas del grupo.

Si bien el fiscal Socca en declaraciones radiales mostró su desazón al considerar que estos grupos se regodean de salir en los medios de comunicación y sus jefes toman fuerza desde la cárcel remarcó que «seguirá cumpliendo su labor y poniendo su granito de arena».

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