“Agarró justo el viaje que no tenía que agarrar y quedó pegado”. La frase es de un familiar de Claudio Martín A., un remisero de 46 años que terminó preso y acusado de extorsión en una causa que investiga balaceras en barrio Tablada. El hombre, oriundo de barrio San Francisquito, fue detenido el sábado en Ocampo y Entre Ríos, al cabo de una persecución con la Policía, junto a dos pasajeros adolescentes que poco antes se habían subido a su auto en Dean Funes al 100 bis para recoger una suma de dinero, en lo que resultó una entrega controlada.
La hipótesis preliminar de la Fiscalía lo ubicó como parte de una banda criminal que la semana pasada tiroteó una casa de Chacabuco al 3600 y dejó un mensaje intimidatorio. Pero tras una declaración sin fisuras, el juez lo dejó preso sólo por 48 horas más, hasta el miércoles a las 18, plazo suficiente para que la acusación corrobore su coartada.
Los pasajeros
En la misma jornada se supo que quienes tomaron el viaje, los adolescentes David E., de 16 años, y Matías S. de 17, quedaron detenidos en el Irar, acusados de extorsión agravada. Eran quienes acompañaban al remisero y quienes –se sospecha– realizaron una serie de intimidaciones en barrio Tablada. Para los investigadores, son mano de obra de para los negocios callejeros de un pesado detenido en la Unidad Penitenciaria 11º, de Piñero. Ambos pernoctaban en un departamento del Fonavi de Lola Mora e Hipócrates, lugar que fue allanado junto a otros domicilios.
La mafia
El fiscal Edery detalló la serie de extorsiones a Fabián M., un empleado público de 43 años que vive en Chacabuco al 3600. Las amenazas estuvieron acompañadas de escritos firmadas por “La Mafia”. En el primer apriete, del 20 de agosto, los tiratiros se equivocaron de casa. El portón de Leonardo, vecino de Fabián, recibió dos impactos y un mensaje: “Fabián, esto es sencillo. Para que sigas viviendo tranquilo tenés que pagar $1.000.000. Sabemos todos tus movimientos, en qué andás, y las cosas que hacés. Tu familia va a seguir en paz si aportas con la mafia o si no de a poco iremos matando a tu familia, empezando por tu yerno. Si aportás para la mafia nadie más te va a molestar”, decía el cartel, con lápiz, escrito a mano.
Tres días después, el apriete fue más sutil, pero no menos inquietante. Esta vez no erraron de vivienda. En la puerta de la casa de Fabián apareció un cartel con una bala adherida con cinta. Y la leyenda: “Fabián, esta vez no nos equivocamos. Te dejo esto para no reventarte la casa a tiros. Comunícate así arreglamos y se termina todo. No la cagués con la yuta porque la próxima vamos por J. o P (familiares de la víctima). Vos elegís cómo termina esto. Llamá a este número hoy, porque mañana te caigo. Atentamente, la mafia”. Y cerraba, claro, con un número de teléfono.
Entrega controlada
Alertada la Policía y los investigadores del Ministerio Público de la Acusación, se montó un operativo para pactar la entrega del dinero. Las negociaciones con “la mafia” arribaron a un monto de 230 mil pesos, detalló Edery. Los mensajes por parte de los extorsionadores incluyeron fotos de familiares de Fabián, lo que le aportó gravedad al caso. El punto para dejar el bolso con la plata, al lado de un contenedor de basura, fue en La Paz e Italia.
Allí, el sábado a las 17, la Brigada Operativa de PDI montó un operativo de vigilancia y luego de que la víctima dejara la bolsa con lo que aparentaba ser la plata –papeles recortados en forma de billetes– en un contenedor como se había acordado enseguida se acercó un pibe, David E., que agarró el paquete, intentó irse pero fue detenido.
El remisero dijo que observó la secuencia y su pasajero, Matías S., lo conminó a escapar haciendo un ademán como si tuviese un arma debajo del buzo. Asustado, aceleró e intentó evadir los policías, pero PDI lo alcanzó en Entre Ríos y Ocampo.
Con los datos de los sospechosos, en la misma jornada se hicieron allanamientos en Dean Funes al 100 bis, San Juan al 1700, en un departamento de Lola Mora al 25 y en Rueda al 4000. El arma secuestrada, una pistola 9 milímetros y siete proyectiles, será peritada. Además, seis celulares fueron incautados.
“Es la primera vez que me pasa algo así”
Tímido, en voz baja, y acompañado de cinco familiares, el remisero Claudio contó su versión, la que, de comprobarse, lo desvincularía de la causa. Entre lágrimas intermitentes, dijo que trabaja en el rubro construcción, y los fines de semana se las rebusca en una remisería trucha de barrio Tiro Suizo. El sábado, aseguró, pasó a buscar dos pasajeros en Dean Funes al 100 bis. Eran dos pibes que le pidieron ir al Heca, pero antes de llegar cambiaron de rumbo. El periplo terminó en Ocampo y Entre Ríos, con él esposado y preso.
Sin antecedentes penales y sostén de familia, en su descargo el remisero dijo que su relato puede chequearse con los mensajes de Whatsapp entre él y el operador de la remisería trucha. “Su declaración no tiene fisuras”, dijo la defensora Marianela Di Ponte.
Para la hipótesis preliminar de la Fiscalía, el hecho de que haya optado por intentar escapar es suficiente para ser parte del “plan común” de los extorsionadores. Por eso Edery pidió 30 días de preventiva, para chequear su versión.
Ese plazo le pareció excesivo al juez Gonzalo López Quintana, que catalogó el caso como “complejo”. El magistrado dijo que 48 horas son suficientes para chequear la coartada del remisero y dictó la prisión preventiva hasta el miércoles a las 18.
En tanto, en la audiencia se supo que los mensajes intimidatorios al empleado público continuaron luego de que el plan de los extorsionadores fuera desbaratado: “Ahora va a ser peor, vas a tener que irte del barrio”.