Hace apenas un par de semanas moría uno de los pioneros y fundadores del sello musical afroamericano Motown –una verdadera cantera de grandes artistas del rock, el R&B y el soul y de aquellos que hicieron un credo en la fusión de ambas rítmicas–, Barrett Strong, quien fuera conocido internacionalmente por su canción “Money (That’s What I Want)”, versionada hasta por The Beatles –además de Buddy Guy, Led Zeppelin, The Doors o Jerry Lee Lewis– y por algunos magníficos temas que compusiera para The Temptations, como el emblemático “My Girl”, con que el quinteto oriundo de Detroit conmoviera a los jóvenes de mediados de los 60; o para Ben E. King, aquella voz privilegiada que llevó el tema “Stand by me” a alturas impensadas.
Berry Gordy Jr., el otro fundador de Motown y compañero inseparable de Strong, dijo sentirse muy dolido por la desaparición de quien cantó su primer éxito como compositor. “Barrett no solo era un excelente compositor, cantante y pianista, sino que, junto con su compañero Norman Whitfield, creó una obra muy avanzada en términos compositivos para mediados de los años sesenta, fundamentalmente la mayoría de los temas que hizo para The Temptations. Sus canciones tenían un sonido revolucionario y captaban el espíritu de la época, algunas como “Cloud Nine” y la aún relevante “Ball of Confusion (That’s What the World is Today)” son piezas que no dejarán de sonar por varias generaciones”, dijo consternado Gordy Jr.
Y agregó: “El espíritu negro, las vicisitudes e injusticias sufridas por los de mi raza tenían un lugar en las composiciones de Barrett, pero no solo en algunas letras alusivas –que mentaban ácidamente las miserias y la hipocresía del sistema– sino, sobre todo, en la música, donde generaba climas con una impronta experimental sin salirse de los géneros”.
Un episodio cruel y musical
Las palabras de Gordy Jr. remiten seguramente al lugar que ocupó Barrett en el universo de las producciones de los solistas y bandas y que Motown ayudó a divulgar llevando a alguna de ellas a convertirse en un suceso, con todo lo que eso siempre significó para el mundo musical negro. Pero hay un episodio en la juventud de Barrett que tal vez haya sido señero en cuanto a cómo se ubicaría socialmente en la música que haría y en la que le importaba. En su natal Mississippi, con apenas 14 años, Barrett solía cantar blues y canciones folk durante el efímero descanso en un aserradero en el que trabajaba y sus compañeros –todos negros– lo acompañaban coreando y con palmas.
El aserradero pertenecía a una compañía que empleaba capataces blancos, la mayoría de los cuales se mostraban crueles en el trato con sus subordinados –llegando a golpearlos incluso y amenazándolos con echarlos si los denunciaban– y exigían más de la cuenta. Pero esos mismos hombres despiadados se mostraban encantados cuando el futuro músico entonaba algunas canciones y le pedían que siguiera. Una tarde uno de ellos se había ensañado con un muchacho demasiado delgado al que le constaba sostener una enorme sierra sobre un grueso tronco; le gritaba y ya lo había golpeado en sus brazos un par de veces.
El joven no atinaba a decir nada e intentaba levantar la pesada sierra pero solo lograba que sus ojos lagrimearan por la imposibilidad del esfuerzo físico y por la impotencia. El capataz se enervaba cada vez más y fue en busca de un palo, probablemente para golpear las piernas del chico. Sus compañeros miraban enmudecidos y enfurecidos aunque nadie osaba interponerse hasta que Strong comenzó a entonar un R&B popular de la época con tanta intensidad que el capataz quedó casi inmóvil con la varilla en la mano y miró al cantante con sus ojos bien abiertos. Barrett siguió luego con un blues y otras coloridas tonadas de eso que se conocía como jump blues y tan bien lo hizo y durante un rato largo que luego el mandamás se olvidó del joven trabajador y sin dejar de aplaudir le dijo que se ocupara de otras cosas. Barret Strong no iría a olvidar jamás el episodio y lo contaría infinidad de veces recalcando el poder absoluto que tenía la música, aun para calmar a las fieras humanas.
Allí también nació una conciencia que iría radicalizándose y en sus composiciones Strong ponía en evidencia la violencia sufrida por sus hermanos, sobre todo por las fuerzas del orden. Ya reconocido como compositor, encontró en el productor Norman Whitfield un compañero de ruta para plasmar esas visiones sobre la Norteamérica contemporánea.
Grandes éxitos
En la década de los sesenta Strong era uno de los principales compositores de Motown, trabajando fundamentalmente con Whitfield y probando en los temas las fusiones provenientes del R&B, el soul, el jazz y hasta el góspel con inusitada eficacia. Ambos serían responsables de éxitos como la hipnótica balada “I Heard It Through the Grapevine” de Marvin Gaye; “War” de Edwin Starr, un himno contra las guerras donde hablaba de su inutilidad y el sacrificio humano que implicaban, y “Wherever I Lay My Hat (That’s My Home)” de Paul Young, y no pocos artistas del sello les rogaban por sus composiciones. Otros grandes éxitos de Whitfield y Strong, en particular para The Temptations, incluyeron: “I Can’t Get Next to You”, “That’s the Way Love Is” y “Papa Was a Rollin’ Stone”.
Algunos otros artistas que también grabaron piezas suyas van desde The Rolling Stones, con el tema “Just My Imagination”; Aretha Franklin, que canta como los dioses “I Wish It Would Rain” y hasta Bruce Springsteen, con “War” o Al Green con su hermosa versión de “I Can’t Get Next to You”.
Un artista coherente
En 1972 Strong abandonó Motown debido a que la discográfica se mudaba a Los Ángeles y por algunas desavenencias con miembros del directorio del sello por el rumbo que intentaba tomar la compañía –incluir artistas exitosos pero no precisamente buenos– y decidió retomar su carrera como cantante en Detroit, donde el movimiento rock-soul tenía una de sus bases. También influyó su apoyo a causas como la oposición a la Guerra de Vietnam, al líder de los derechos civiles Martin Luther King y otros movimientos más confrontativos.
De este modo terminaría firmando con el sello Capitol, con el que publicó los discos Stronghold en 1975 y Live & Love un año después. Durante esta época también trabajó como compositor del quinteto The Dells y consiguió abrir su propia productora bajo el nombre de Boomtown. Sin dudas su prolífica carrera y las innumerables contribuciones compositivas lo posicionan como uno de los músicos referentes del soul y el R&B y también como uno de los mejores compositores de Motown, que sin su participación no hubiera ostentado el reconocimiento mundial que tuvo.
Su muerte a fines de este último enero en La Jolla, California, a los 81 años, fue confirmada por Berry Gordy Jr., su compañero cofundador de Motown, quien señaló que fue uno de los grandes compositores estadounidenses que pudo decir siempre lo que pensaba. Y, lo mejor, lo hizo a través del arte que practicaba. “Me apenó mucho la muerte de Barrett, uno de los primeros artistas de Motown. A veces no coincidíamos en nuestras miradas políticas pero toda su vida él fue un artista coherente”, deslizó en las redes sociales Gordy JR. tras la muerte del compositor y cantante.
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