El politólogo, investigador e intelectual argentino Ernesto Laclau falleció ayer de un infarto a los 78 años en la ciudad española de Sevilla, donde se encontraba con el propósito de dar una conferencia invitado por la agregaduría cultural de la embajada argentina en España.
Laclau, referente intelectual del kirchnerismo y uno de los pensadores favoritos de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, vivía en Gran Bretaña, pero se encontraba en la capital de Andalucía junto a su mujer, Chantal Mouffe, y murió cuando se hallaba en la pileta del hotel en el que se alojaba.
Desde 1969, el autor de La razón populista y Hegemonía y estrategia socialista residía en Londres y enseñaba ciencia política en la Universidad de Essex.
El viaje a España había sido propiciado por una invitación del agregado cultural de la Embajada argentina en ese país, Jorge Alemán, pero el evento, previsto para ayer en horas de la tarde, no se llegó a concretar.
Según trascendió, el también historiador y filósofo de izquierda doctorado en la Universidad de Oxford se descompuso luego de tomar un baño en la pileta del hotel donde se alojaba.
Se espera que la familia del politólogo, nacido en Buenos Aires el 6 de octubre de 1935, regrese sus restos a la Argentina.
Desde 1969, el miembro del espacio kirchnerista Carta Abierta vivía en Gran Bretaña, donde era profesor emérito de Teoría Política en la Universidad de Essex.
Tres semanas atrás, Laclau estuvo en el Salón del Libro de París, con la delegación argentina, donde presentó su visión sobre “democracias populares” en América latina junto a otras figuras vinculadas a la Casa Rosada.
Tras conocerse en el país la noticia de su muerte, referentes kirchneristas destacaron su trabajo y enviaron condolencias a su familia (ver aparte).
Un referente de Carta Abierta
Nacido en la ciudad de Buenos Aires el 6 de octubre de 1935, Ernesto Laclau se graduó en Historia en la Universidad de Buenos Aires en los años 60, y desde entonces conjugó sus actividades académicas con la difusión del ideario de la izquierda nacional.
Dirigió las revistas Izquierda Nacional y Lucha Obrera, ligada a una corriente del partido socialista que se identificaba con la naciente Revolución cubana y los movimientos para la liberación del llamado Tercer Mundo.
Cuando el gobierno del dictador Juan Carlos Onganía ingresaba en su declive tras el “Cordobazo”, Laclau decidió radicarse en Londres para continuar en Europa con sus actividades académicas.
Comenzó a finales de la conflictiva década de los 60 a perfilar una concepción teórica que consistía en revisar la idea del determinismo histórico y el antagonismo de clases como los motores de la historia, tal como lo había postulado el propio Karl Marx en el Siglo XIX.
Afianzado en el ámbito académico británico, Laclau ofreció conferencias y clases magistrales en universidades de otras latitudes, como Estados Unidos, México, Australia, Sudáfrica y varios países de Europa.
En 1978, publicó en México, bajo el auspicio de la Editorial Siglo XXI, su primer trabajo: Política e ideológica de la teoría marxista, capitalismo, fascismo y populismo, en el que ensayaba los lineamientos de lo que más tarde se conocería como “el post-marxismo”, una línea de análisis que propugnaba una “democracia radicalizada”.
Junto a su compañera Chantal, filósofa y también politóloga nacida en Bélgica, plasmó en 1985 Hegemonía y estrategia socialista, un libro en el que define la noción de “pluralismo agonal”, en el cual la idea de una sociedad plena y sin antagonismos es imposible.
En esta obra, reeditada en 2004, Laclau elabora un recorrido por la concepción de la hegemonía, que pasa por el desmenuzamiento de figuras como Lenin, Trotsky, Rosa de Luxemburgo y, finalmente, Antonio Gramsci.
Critica así conceptos fundamentales en el marxismo, como lo son la neutralidad de las fuerzas productivas y la creciente homogeneidad y pauperización en la que caía la clase obrera a medida que se desarrollaba el capitalismo.
“La clase obrera se fragmenta entre distintos agentes sociales, como parte de un proceso en el que existen distintas posiciones en el interior mismo de los agentes sociales, los cuales carecen, por tanto, de una identidad racional última”, explica en su tesis.
Asimismo, desarrolla en esta obra un concepto de hegemonía que consiste en la conquista de lo que él define como “significantes flotantes o vacíos”, que son llenados por los antagonismos que pugnan entre sí en el seno de una sociedad.
En este contexto, la democracia radicalizada y pluralista es, para Laclau, “la herramienta con la que se puede llevar a cabo un proyecto revolucionario”.
A principios de la década del 2000, y en pleno auge de los procesos políticos progresistas y de izquierda que tenían auge en América latina, el politólogo escribió La razón populista y Debates y combates.
En estas obras, el académico hace una clara defensa del populismo como movimiento político que permite el acceso de las mayorías postergadas de la región al centro de la escena política.
En consecuencia, se mostró identificado con el gobierno de Hugo Chávez, en Venezuela, el proceso iniciado por Evo Morales en Bolivia y el período que en 2003 inició Néstor Kirchner en la Argentina.
Defendió la gestión del kirchnerismo en distintos foros e instancias académicas, y esta postura lo llevó a sumarse a la agrupación Carta Abierta, el nucleamiento de intelectuales que respaldaba el proyecto político que actualmente gobierna la Argentina, y que nació al calor del llamado “conflicto con el campo”.
“El kirchnerismo llevó a cabo transformaciones en la sociedad que difícilmente puedan ser revertidas por una administración que tenga un signo político diferente”, sostuvo en una entrevista que le concedió a la agencia Télam en febrero pasado.
Hondo pesar en el ambiente académico y político
Diversas personalidades del ambiente académico y de la política expresaron ayer su dolor y el reconocimiento a Ernesto Laclau ante la noticia de su muerte.
El ministro de Defensa, Agustín Rossi, definió a Laclau como uno de los más grandes intelectuales que dio la Argentina en estos últimos años. Laclau “supo explicar un concepto descalificado como el populismo, y esa resignificación del populismo ha sido más que importante para el debate político”, aseveró.
A su vez, Rossi señaló “el fuerte compromiso político e ideológico que siempre tuvo a pesar de estar lejos del país”, y resaltó “la fuerte impronta latinoamericana en todos sus textos”. Además, lo definió como un “defensor de los movimiento nacionales y populares”.
En tanto, el presidente de la Cámara baja, Julián Domínguez, manifestó: “El pensamiento de Ernesto Laclau significó un faro intelectual para muchísimos dirigentes de la política que acompañamos el proyecto nacional y que creemos en el pueblo como sujeto histórico en la construcción común de una identidad latinoamericana”.
Por otro lado, el secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia, expresó que el fallecido “siempre aportó una palabra justa y una reflexion original”.
“Creador del concepto teórico de populismo supo describir y defender mejor que nadie las experiencias políticas de transformación social que vive América latina desde principios de este siglo”, agregó Coscia en un comunicado.
En tanto, el secretario de Asuntos Relativos a Malvinas, Daniel Filmus, manifestó en su cuenta de Twitter: “Adiós a Ernesto Laclau. Muy buen tipo, un gran pensador y luchador por la causa nacional y popular”. Por otra parte, el secretario de Relaciones Parlamentarias de la Nación, Oscar González, se manifestó sumamente dolido ante la noticia. Para González, “Laclau fue un pensador excepcional, comprometido como pocos con la historia nacional, al tiempo que un ser humano muy afectuoso y cálido”.
En la misma linea, el filósofo Federico Schuster expresó a través de la red social Twitter su más profunda tristeza y agregó que fue para él “un maestro muy generoso”. Del mismo modo, el sociólogo Ricardo Rouvier también se refirió a la muerte de Laclau y destacó “su aporte al proyecto nacional y popular”.
Por su parte, el politólogo y ex jefe de gabinete Juan Manuel Abal Medina señaló que falleció “uno de los principales pensadores políticos de estos tiempos” y que “sus obras son lectura obligatoria en todas las universidades del mundo”.
A su turno, el titular de la Afsca, Martín Sabbatella, expresó su pesar por la muerte del politólogo, a quien definió como “un teórico de las luchas emancipatorias de los pueblos de América latina”.