Una adolescente de 13 años y una mujer de 41 consiguieron formar la familia que tanto ansiaban. Fue a raíz de una convocatoria nacional que hizo el gobierno de Santa Fe.
Entre los postulantes hubo solteros, matrimonios igualitarios y extranjeros. Se optó por dar la adopción a Ana, quien el 11 de noviembre pasado, en el Monumento a la Bandera, en Rosario, se conoció con la adolescente y ambas viven ahora en la ciudad santafesina de Funes.
«Estamos inmensamente felices con este resultado porque no teníamos la certeza de cómo iba a salir la primera experiencia de convocatoria pública impulsada por la provincia de Santa Fe, de alcance nacional», destacó este martes el secretario de Gestión Pública, Matías Figueroa Escauriza.
«El interés manifestado en la masividad de la convocatoria, no sólo en Santa Fe sino en todo el país, demostró que hay muchas personas que desean adoptar adolescentes y faltaba que el Estado ponga en escena que existen muchos niños y niñas esperando encontrar un hogar», destacó.
Además, contó que la niña «pidió que esta vez sí le encontremos una familia ya que hacía más de cuatro años» que estaba en un instituto de minoridad.
En una convocatoria que se llevó a cabo entre el 18 y el 27 de octubre pasado se anotaron 456 aspirantes residentes en 22 provincias y en la ciudad de Buenos Aires.
Las provincias con más cantidad de aspirantes fueron Santa Fe (145), Buenos Aires (99) y Córdoba (69), con un rango de edad que varió entre los 25 y los 75 años, indicó el gobierno santafesino.
Entre los anotados hubo 107 solteros (94 mujeres y 13 hombres), 10 matrimonios igualitarios (seis de hombres y cuatro de mujeres) y cuatro de extranjeros (uno italiano, uno boliviano y dos paraguayos), además de una mujer australiana soltera.
A los 145 aspirantes de Santa Fe se les ofreció inscribirse en el Registro Único de Aspirantes a Guarda con fines Adoptivos (Ruaga) con el resultado de 27 aspirantes inscritos, de los cuales 16 lo hicieron «con disponibilidad amplia, es decir, para adoptar chicos que han pasado la primera infancia», apuntó.
El 2 de noviembre pasado, el registro de adopciones envió once legajos de otros tantos aspirantes que se habían anotado en la convocatoria pública, una jueza estudió esa documentación y entrevistó a los aspirantes junto al director del instituto donde se alojaba la niña.
Selección y vinculación
Tras una reunión con la niña, la jueza seleccionó a Ana y fijo el primer encuentro en el Monumento a la Bandera y 11 días más tarde se celebró una audiencia para fijar el plan de vinculación de la niña con la adoptante.
«A partir de allí, el vínculo se fue afianzando día a día, construyendo nuevos códigos internos y generando mucha complicidad entre ambas», señaló la psicóloga Rocío Sáenz, quien trabaja en el Ruaga.
«En estos meses transcurridos han realizado dos viajes juntas, han pasado el cumpleaños de la joven y fueron juntas a elegir los muebles de su cuarto. La nena pidió una cama marinera para invitar a dormir a su hermanito (adoptado por una familia), deseo que fue cumplido», comentó.
Sáenz explicó que «se trabajó en la necesidad de fortalecer y preservar el vínculo entre los hermanos, más allá de que cada niño comience a construir una vida nueva».
«Ambas familias adoptivas ratificaron su compromiso para garantizar el derecho a preservar su vínculo afectivo, estableciendo una relación fluida entre los adultos y acompañando a los niños», puntualizó la psicóloga.
En Santa Fe «hay registrados unos 700 aspirantes en espera de poder adoptar, pero un 80 por ciento de ellos prefiere niños de cero a tres años de edad y el 20 por ciento restante se extienden hasta los 12 o 13 años, pero no dio con el perfil» que se buscaba para dar en adopción a la niña, había dicho Figueroa Escauriza al lanzar convocatoria pública, en octubre pasado.