Cuerpos en el espacio, recorridos, historias; cuerpos que narran sin decir palabras, silentes pero presentes. Cuerpos aquietados que también hablan, todos diferentes, únicos por razones biológicas pero también filosóficas.
El cuerpo como el paradigma irremplazable del teatro es, en ciernes, donde pone atención el creador escénico rosarino Adrián Giampani a partir de la experiencia Radamés Teatro Inclusivo, una propuesta que lleva más de dos décadas de recorrido en Rosario, que comparte con otros artistas a partir de talleres para la producción de materiales escénicos y audiovisuales y la posterior creación de espectáculos donde lo diferente y el humor son signos muy potentes, pero donde, por encima de todo, confluyen acción y sentido.
Radames Teatro Inclusivo (@radames_teatro) es noticia por estas horas porque el proyecto acaba de ganar en Barcelona, capital catalana donde se lleva adelante L’Altre Festival Internacional de Artes Escénicas y Salud Mental, donde se cruzan experiencias de teatro, danza, música, poesía y nuevos formatos escénicos, el premio Josep Clusa (reconocido psiquiatra catalán), que busca reconocer a una compañía o proyecto de artes escénicas que promueva objetivos tales como conseguir el bienvivir y la inclusión de las personas con y sin problemas de salud mental a través de las artes escénicas, dar a conocer la realidad de la salud mental de manera positiva, constructiva y enriquecedora, y promover la diversidad y la accesibilidad a la cultura y las artes a partir de la participación de personas con y sin problemas de salud mental, algo que en el trabajo escénico abre diálogos y crea nuevos lenguajes.
“Estamos más que felices, celebrando, y en breve activando para multiplicar esta hermosa aventura humana de hacer teatro mezclándonos”, publicó en sus redes sociales Adrián Giampani, actor, director y docente de vasto recorrido no sólo con esta experiencia sino con el humor en general y en particular con la estética del clown respecto de este reconocimiento de parte de un festival europeo que, con el nombre de El Otro Festival, también tiene su réplica desde hace algún tiempo en Rosario.
Dar es dar
“Estamos muy contentos y emocionados; es un reconocimiento que obviamente nos viene bárbaro, nos incentiva, porque de alguna manera visibiliza lo que estamos haciendo. Hace más de 25 años que venimos trabajando en la inclusión con personas con discapacidad. Y es importante la visibilidad porque la discapacidad siempre viene al final de todo, y salud mental también. Son cosas que quedan para el final, lamentablemente, y esto, la verdad, nos pone pilas para seguir adelante”, contó Giampani respecto de un proyecto que, en ciernes, dialoga con las lógicas basales del teatro, donde aparecen fuertemente el juego, el encuentro, el autodescubrimiento y lo diverso en todas sus formas.
“Las personas con discapacidad, después que terminan su espacio de formación secundaria, no tienen muchos lugares para acceder. Por suerte cada vez hay más, pero no es tan sencillo, y estos espacios, como el nuestro con el teatro, resultan ser muy oportunos para acompañar, contener y habilitar formas de expresión que de otro modo no salen a la luz”, planteó el creador.
Un proyecto para 2024
Respecto de cómo llegaron a este premio que implica una suma de dinero que les permitirá montar un nuevo espectáculo que se estrenará en 2024, a partir del trabajo de un pequeño grupo de coordinación que comparte con sus colegas Vanina Piccoli y Andrea Alberto, y que cuenta además con el aporte de María Laura Silva, Giampani evaluó: “El premio nos estimula para continuar con lo que venimos haciendo desde hace años. Concretamente, nos presentamos con nuestro proyecto al L’Altre Festival Internacional de Artes Escénicas y Salud Mental que se realiza en Barcelona; es una propuesta muy importante que tiene su réplica en Rosario desde 2019. Nosotros participamos siempre en la versión local y a través de ellos nos llegó la convocatoria y presentamos una carpeta donde desarrollamos nuestro proyecto, nuestras ideas para un nuevo montaje. Queríamos continuar trabajando, sobre todo porque, de algún modo, y por diversas razones, estamos saliendo todavía de la pandemia, la idea de grupalidad viene costando mucho en estos tiempos. Lo que propusimos es, justamente, hacer un nuevo espectáculo. Nosotros ya veníamos haciendo espectáculos breves, escenas, pero ahora la idea es ocupar un escenario de la ciudad, como cualquier otro grupo de teatro independiente, y hacer una temporada”.
“En la idea de la inclusión, y siempre digo esto para que la gente lo entienda porque a veces es muy difícil de contar, no es que sólo trabajamos con personas con discapacidad haciendo teatro, sino que trabajamos mezclándonos, que es como para nosotros debe ser el teatro o cualquier cosa que hagamos en la vida cotidiana. Somos personas con o sin discapacidad aparente, arriba de un escenario, contando una historia, de eso se trata, de que eso empiece a ser algo más natural. Es decir: que alguien con Síndrome de Down o en silla de ruedas, por el motivo que sea, pueda estar, ser parte, estar en un escenario representando un personaje y contándonos una historia; parece algo tan simple cuando lo decimos pero no sucede así, no es lo que sucede en los escenarios rosarinos y en la mayoría de los escenarios o espacios vinculados al teatro. Entonces trabajamos para que esto sea algo más más común, más de todos los días, y que estas personas pueden tener el protagonismo, la palabra, la posibilidad de contar sus propias historias y las que tengas ganas de contar. Lo importante de lo inclusivo es cuando es real y verdadero”, planteó el artista.
Actores y actrices
Actor referencial de la ciudad de proyección nacional, con un largo recorrido también en la docencia y la producción de espectáculos tanto con éste como con otros colectivos de trabajo, como pasa con AH Academia del Humor, Giampani reconoce que la clave está en la presencia del cuerpo en escena, gran paradigma del teatro cuya ausencia se sintió fuertemente en la pandemia con la virtualidad, y que quizás no se necesite mucho más, incluso de ningún virtuosismo.
“Lo que veo cuando trabajo con todos ellos es que son actores y actrices, ni más ni menos; son personas que están aprendiendo un oficio y que están a la altura de contarnos sus cosas. Siempre digo que muchas veces no estamos escuchando cuando debemos hacerlo; hay una parte de los vínculos entre los seres humanos que no la estamos escuchando, y tiene que ver con que algo que está cristalizado, personalizado con una supuesta idea de lo que es la discapacidad, y son personas como cualquier otra que por ahí no tienen la posibilidad de expresarse a través de un espacio artístico. Por eso sostengo que la discapacidad y la salud mental siempre vienen al final de todo”, evaluó.
Y profundizó: “En ese sentido, me parece que nos estamos perdiendo algo muy lindo y muy interesante, algo muy humano; eso es lo que veo y por lo que trabajamos hace tantos años. Y además que sea de igual a igual, porque son actores y actrices trabajando juntos y ese intercambio es el que vemos en las clases que compartimos, donde trabajamos todos mezclados y después eso lo llevamos a las muestras o vamos armando los espectáculos. Pero eso que se ve en las clases es totalmente celebratorio y festivo, y no es un detalle menor que trabajemos desde el humor, el eje está puesto ahí, eso hace que todo sea posible y desdramatizado, más allá de que, por supuesto, en algún momento aparezcan problemáticas profundas, existenciales y más complejas. Pero el hecho de que esas historias estén atravesados por el humor lo hace todo muy sanador”.
En ese sentido, la propuesta de Radamés Teatro Inclusivo también es un disparador para romper con cierta cuestión muy dogmatizada en este tiempo donde se vuelve discutir una idea de supuesta “normalidad” que en definitiva no existe, porque no existen tales parámetros. “Eso de lo supuestamente normal claro que no existe y me quedo con la idea de los cuerpos en escena. Para este festival tuvimos que hacer una defensa de nuestro proyecto, una instancia que finalmente determinó que éramos los ganadores. Y una de las cosas que rescató el jurado, cuando después nos hicieron la devolución, fue justamente esto: no hay mucho que explicar, los cuerpos están ahí, presentes, hablando; eso ya tiene un peso propio, y al mismo tiempo es una manera de que la inclusión esté patentizada en el hacer, en una acción concreta, y quizás no tanto en la palabra, en las declamaciones, en las buenas intenciones. Está todo bien con eso y también es bienvenido, pero pongámosle el cuerpo al teatro, pongamos el cuerpo en acción como sea, eso queda de manifiesto en todo lo que hacemos, porque lo que hacemos es acción pura”, dijo Giampani finalmente.