Por Candela Ramírez
El edil Agapito Blanco habló con El Ciudadano sobre el trabajo realizado en el Concejo durante 2024. Su mandato es hasta diciembre de 2025 por lo que repasó cuáles son las tareas pendientes y también evaluó la gestión del intendente Pablo Javkin y del gobernador Maximiliano Pullaro, ya que como miembro del monobloque Juntos por el Cambio y como referente del PRO forma parte de la alianza estratégica Unidos que les permitió conformar gobierno en ambos territorios.
—¿Cuál es tu balance de este año en el Concejo?
—Para el Concejo fue un año difícil porque veníamos de una estructura de acuerdos que a partir de que Unidos empieza a ser gobierno en la provincia de Santa Fe y se revalidan los títulos del municipio con Javkin, empieza a haber acuerdos políticos que se han desacomodado. Eso fue complicado porque tuvimos que aggionarnos a nuestros nuevos socios.
Entonces ahí hay proyectos que uno tuvo que, de alguna manera, postergar para no molestar a los socios del espacio. De la misma manera que esos socios del espacio muchas veces postergan algunos temas de discusión porque saben que son incómodos para nosotros.
Somos una alianza política que priorizó la gobernabilidad y en ese sentido hay muchas cosas que cuando vos tenés socios de tan variopinta ideología necesitás un ordenador y el ordenador fue apoyar el plan de trabajo de Pablo Javkin, que nos condiciona, en el buen sentido de la palabra, a priorizar la gobernabilidad y no las cuestiones personales de cada uno.
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—¿Y en cuanto a las normativas que se aprobaron cuáles son las que más valorás?
—Es muy positivo que Pablo (Javkin) haya avanzado en la derogación de un montón de ordenanzas que no tenían sentido, que lo único que hacían era complicarles los trámites a los vecinos, eran cosas que no aportaban al fin de la cuestión. Se trata de cosas que cuando cuando lo analizás no tienen ninguna implicancia; me pareció positivo entonces haber anulado esas ordenanzas que no contribuían ni servían ni se usaban.
Hubo un proyecto que nosotros presentamos que era el perfil digital del ciudadano. Pretendía que cuando alguien hiciera un trámite en la Municipalidad se “despapelice” el trámite. Presentás una sola vez el documento, se digitiliza y después para cualquier otro trámite dentro del propio municipio no te tienen que volver a pedir el documento. Eso lo hace muchísimo más ágil: la firma digital y el perfil digital hacen que muchas cosas que antes tenías que ir a la Municipalidad ahora las puedas hacer desde tu casa.
Fue muy positivo también el cambio en algunas normativas urbanísticas tratando de incentivar a los constructores para que sigan apostando, teniendo en cuenta que tenemos un 30 por ciento menos de trámites de permisos de edificación. Estamos hablando de casi 500 permisos de edificación menos, que representa que hay gente que no trabaja. Porque la construcción dinamiza mucho el empleo básico, el primer empleo, que es el tipo que va a una obra a hacer de ayudante. Quinientas obras menos es muchísima gente menos que va a tener trabajo, entonces se dinamizó una serie de proyectos de ordenanza tendientes a mejorar la ecuación. Hoy el costo de la construcción está muy cerca del precio de venta al público, con lo cual mucha gente sigue construyendo por tradición, pero no porque sea negocio. Eso es muy difícil de explicarlo, lo sabemos aquellos que hacemos algún análisis del tema. Esos incentivos a la construcción están buenos, son positivos.
Todos estos proyectos hacen una diferencia o deberían notarse en la calle. Por lo demás, se montó el nuevo pliego de basura. Se incorporaron algunos elementos a la disposición final de los residuos, que tienen que ver con la cuestión ambiental. Dentro del pliego licitatorio, además de la disposición final, se pretende que haya una planta de tratamiento para el venteo del monóxido de carbono. Eso más allá de que tal vez implique un aumento en el costo de la basura: vamos a estar contaminando la atmósfera 50 veces menos. Además, es la antesala a que cuando eso se convierta en gas metano que haya alguien que le interese ese gas para convertirlo en metano y a su vez poder inyectarlo a la red de gas.
Es decir, hay todo un laburo que por ahí no se ve, porque es difícil de explicar, pero hay todo un avance en algunas cuestiones.
Quedan pendientes cuestiones relacionadas con el tránsito, con las plataformas de transporte como Uber o Cabify. Quedan todavía pendientes algunas cuestiones relacionadas con la basura en los barrios, que hay que ver cómo este nuevo pliego de licitación empieza a acomodar esto.
El tránsito es un tema que hay que abordar, pero me parece que el año de gestión en términos de resultado final comparado con el año pasado es muy bueno para Javkin.
—Justamente como dijiste que era importante también dar gobernabilidad, y ustedes están en el frente que gobierna, cómo valoras la gestión del intendente.
—Javkin hizo cambios importantes en su gabinete y también hizo algunos cambios de piezas en las segundas y terceras líneas para tratar de acomodar un municipio que venía de la pandemia. Pablo (Javkin) le puso cara a la pandemia.
Cuando estábamos en pandemia, la gran pregunta era si aparecíamos o no aparecíamos. Porque los comunicadores nos decían que la gente iba a vivir un proceso de mucha angustia y que esa angustia necesitaba canalizarla y ponerle, de alguna manera, responsabilidad. Y la responsabilidad necesariamente iba a ser a la política, entonces ponerle cara a esa a angustia iba a ser contraproducente, porque a aquellos políticos que se ocultaban y no le ponían la cara les iba a ir mejor que a los que poníamos la cara.
De hecho fue así y Pablo le puso cara, cuando arrancó con el megáfono que fue un protagonismo de decir: «Yo estoy acá». Después se comió todos los cachetazos. Incluso los de la seguridad. Después de la pandemia viene una escalada muy grande en términos de delictivos que pone otra vez a la política en el foco.
Creo que ahí Pablo, más allá de que se comió todos los cachetazos, tenía una responsabilidad relativa, su responsabilidad era amplificar el reclamo de la gente, y ante la angustia la gente le dio las mismas cachetadas que a Perotti. Pero hay una diferencia: cuando fue la muerte del arquitecto en Arroyito que hubo una movilización en el Monumento, fue Perotti y fue Javkin y a los dos los putearon, los escupieron, los empujaron. Perotti estuvo diez minutos y se fue, en cambio Pablo se quedó las dos horas y a cada tipo que lo puteaba, lo agarraba y le decía: «Vení, charlemos». Le decían barbaridades y se la recontra aguantó. El resultado final de eso, en la práctica, es relativo pero en términos de códigos me parece que Pablo ahí se gana, sobre todo, el respeto de los pares. Hay que estar ahí y bancársela. Y se la bancó.
Después tuvo una gestión complicada y creo que este año se acomodó: el cambio de gabinete, los nuevos funcionarios. Hay un cambio evidente en la gestión que hoy, comparada con el 2023, puede mostrar resultados positivos.
—Tenemos un año electoral en puertas; ¿cómo ves que se va a reformular el mapa político?
—Básicamente hay que revalidar, del lado de Unidos, la confianza del electorado de finales del año pasado. En ese sentido, Pullaro viene muy bien. En las cosas que a la gente le importa ha logrado mostrar un cambio muy significativo, te diría que geométrico, ni siquiera exponencial. Sobre todo lo que tiene que ver con la seguridad: de ser Rosario la ciudad más violenta de la República Argentina a hoy que está por debajo de la media. Está a mitad de tabla y bajando. Cambiarlo en tan pocos meses realmente es muy plausible.
Por otro lado, ha mostrado un cambio de gestión en todas las áreas de gobierno. Supo consolidar Unidos en términos de mística, de épica, de ir todos para el mismo lado, independientemente de las cuestiones personales de cada uno, que si uno se siente más o menos identificado. La realidad es que bajó una línea y todos los funcionarios más allá de que sean socialistas o radicales de un lado o del otro, del PRO, del ARI o de donde fuera todos están más o menos alineados en un modelo de gestión impuesto por el propio gobernador.
Es un tipo que si vos le hablás un domingo a las a las tres de la tarde está atento. Mientras que Perotti te podía contestar siete, ocho o diez días después. Pullaro es un apasionado del laburo. Labura, labura, labura, labura, labura y obliga a que todos sus funcionarios trabajen de la misma manera. Cuando la gente decía: «Uy, mirá la chicana de Pullaro de citar a los miembros de la Corte un domingo a las siete de la mañana», es porque él se levanta a las cinco y media.
Yo creo que no hay que ser tan fanático pero él es un fanático del trabajo. Creo que eso se nota en la gestión. Estas elecciones tenemos que revalidar eso, tenemos que validar otra vez ese voto de confianza.
Se renuevan trece concejales: Unidos pone en juego nueve y en esos nueve hay que intentar tener una lista de unidad, porque es lo que la gente está esperando, independientemente de que haya una interna. Cuando hay internas hay que jugarlas porque te permite ser parte de la discusión. Esto ya es una cuestión muy de la política, pero ir a una elección general sin tener una interna previa te desdibuja, te quita protagonismo. Unidos tiene que tener una interna, lo que no debería de tener es una interna de catorce partidos. Debería ser una interna potente, entre dos grandes espacios de Unidos para darle visibilidad, para darle a la gente tema de conversación. Para que ustedes los periodistas tengan que mirarnos también a nosotros y no solamente la interna del peronismo. La interna es necesaria pero tiene que ser una interna inteligente, donde Unidos presente sus dos o tres grandes bloques con candidatos de prestigio que nos haga merecedores de ir a una general y de ganarla. Creo que en la general va a haber tres grandes espacios: el peronismo, La Libertad Avanza y Unidos.
Y en ese escenario Unidos tiene que hacer un buen papel y para eso hay que ser generoso, en esta oportunidad esa generosidad debería ser lo que de una u otra manera priorice a la hora del armado de las listas y no cuestiones personalistas. Insisto, todos los políticos siempre decimos lo mismo: hay que dejar los personalismos de lado. En ésta va a ser necesario incluso por la propia supervivencia.
—Se viene también la elección de los convencionales constituyentes y hace poco dijiste que el PRO tiene algo para decir; ¿qué es lo que el PRO tiene para aportar en esa discusión?
—De la misma manera en que el PRO contribuyó a esta alianza, a este frente de partidos de Unidos, siendo protagonista porque de hecho la vicegobernadora es del PRO y hay muchos funcionarios del PRO en esa estructura de gobierno. Creo que en lo que tiene que ver con la reforma constitucional, el PRO también tiene que tener un protagonismo y algo para decir, y no simplemente el hecho de acompañar al gobernador. Que de hecho lo vamos a hacer pero se tienen que notar los matices.
—¿Cuáles son los matices del PRO?
—Lo que tiene que ver con la autonomía municipal, la ficha limpia y que se pueda reflejar en la propia Constitución. Son señales y banderas que lleva adelante el PRO y tienen que estar. No es menor que a una persona que esté procesada se le invalide la posibilidad de ser candidato. O por lo menos imputada. Nosotros hemos tenido candidatos políticos que han estado procesados e imputados, incluso con alguna sentencia en contra. Más allá de que después apelen, pero bueno. Es lo que la gente te demanda y después están las lecturas de la política, pero esas lecturas no son las lecturas de la gente.
La lectura de la política puede decir: bueno si yo hoy soy gobierno y no quiero que un opositor se presente, le invento una causa porque además manejo el Poder Judicial, entonces hago todo un armado para que ese candidato no se pueda presentar. Esa lectura es de la política, no de la gente.
Creo que cuando se legisla se debe hacer por la positiva y la positiva es simple, sencilla: la gente cree que no puede haber una persona procesada o imputada que sea candidata. Bueno, hay que darle eso. Lo otro será corregible, pero no podemos pensar que porque eso ocurra no darle a la gente lo que te está pidiendo. Aparte es absolutamente atendible. Ahí es donde el PRO debe ser consecuente con lo que viene manifestando.