Julio nació en julio, tiene 48 años y nunca, nunca salió de su casa ¿Cómo será un día de julio de este hombre que, sin conocer el exterior de su hogar, quiere encarnecidamente cambiar el mundo? El protagonista de esta historia aparece por la necesidad manifiesta de los integrantes de la murga uruguaya Agarrate Catalina de contar una historia con principio, marco dramático y conclusión, algo más cercano al teatro clásico que a la propuesta de murga habitual. Ahora Un día de Julio, así titulado el espectáculo, tendrá su primera pasada en Rosario (seguramente no la última) mañana, a partir de las 21, en el Auditorio Fundación Astengo (Mitre 754).
“Siempre habíamos tenido ganas de contar una historia, pero nunca habíamos encontrado la manera. Esta vuelta, recurrimos a Julio para eso”, dijo Yamandú Cardozo, director de Agarrate Catalina, a El Ciudadano, al tiempo que explicó: “Todos nuestros espectáculos nos gustan mucho, pero nunca habíamos transitado por esa visión estética o dramatúrgica que es contar una historia. Antes teníamos una consigna fuerte y a su alrededor poníamos en órbita una cantidad de bloques que tenían que ver con esa consigna, pero no se desarrollaba una historia”.
Con la decisión estética tomada, los integrantes de este premiado colectivo artístico comenzaron a “armar a Julio”, un proceso para el cual se metieron en la mente y las experiencias de este personaje ermitaño, armando su vida, la relación con su madre, pensando cómo era su vivienda y qué lo llevaba a ser así. “Nos pareció que estaba bueno crearle un universo mágico alrededor: armar su casa, que también es un poco su cabeza, y sus pensamientos”, contó Yamandú, y reconoció: “Fue su desorden y la acumulación de cosas lo que lo fue llevando a su encierro”, ese que, combinado con el hecho de que Julio tiene una opinión formada de un mundo que no conoce, dio pie a que La Catalina ponga en jaque “la inexactitud de muchas certezas”. “O cuán en consideración tenemos a nuestras certezas y cuán irreales pueden llegar a ser. ¿Quién tiene autoridad para pensar qué o quién no la tiene? ¿Qué está mal y qué está bien? Nos gustaba mucho que Julio estuviera encerrado por voluntad propia a causa de un mundo que desconoce y al que teme pero que a su vez quiere cambiar. Esa particularidad nos daba la posibilidad de tener un cuento en sí mismo”, puntualizó Yamandú sobre esa historia que habla de la forma en la que se organiza el sistema imperante y de la desesperación por el consumo. “Se transita el mundo como si fuera una carretera infinita de recursos que sabemos que se van a terminar y, sin embargo, la carrera del consumo la emprendemos como esperando una falsa realidad. Vamos a agotar el mundo, vamos a dejarlo seco como una «pasa de mundo», y actuamos como que no”, afirmó.
Un día de Julio también trata sobre “los amores y los odios colectivos, los dogmas y la exagerada percepción favorable de las ideas propias; la falta de diálogo, la intolerancia, además de la libertad y el miedo a la libertad”, enumeró el artista. “Nos gusta mucho porque es muy para afuera, es colectivo pero con momentos de mucho revisarse para adentro, no como nosotros sino como animales humanos que viven en manadas”, agregó.
Es que la murga se caracteriza por su mirada crítica sobre el mundo, por realizar una lectura “caricaturizada” de la actualidad política y social. “Es la manera que tenemos de entender las baldosas del mundo que nos toca vivir, caricaturizándolas, planteándolas como preguntas tiernas o duras; simpáticas o como bofetadas artísticas. No somos filósofos, políticos, ni analistas formales pero tenemos opiniones sobre las cosas o preguntas para tirar arriba de la mesa y dialogarlas desde el escenario. La murga te entrena en eso; se transforma en un filtro invisible pero permanente entre el mundo y tus ojos. El barro con el que uno amasa sus espectáculos como humorista es tu vida y la vida del colectivo en el que estás incluido”, concluyó el letrista.
Mes frío, alejado del Carnaval
El Carnaval pasado (durante el último verano), Agarrate Catalina decidió presentarse a concurso después de tres años, pero el jurado determinó que Un día de Julio quedara afuera. “Teníamos ganas de presentarnos, lo discutimos mucho en asambleas interminables, poco recomendables y aburridas con mucho amor y hartazgo de discutir. Decidimos volver a la maravilla que es el Carnaval en los barrios, donde también hemos disfrutado mucho del concurso. Teníamos ganas y no pudo ser. Eso nos dolió en su momento, nos pareció muy injusto. Pero ese portazo nos pintó otro panorama, como a un boxeador tirado en la lona; otra necesidad de sentarse y de mirar, nos cortó las últimas ligaduras que teníamos con la normativa de un concurso. La necesidad de tomar aire, aunque Julio la venía teniendo desde siempre. Al final, vimos que el aire real que Julio necesitaba no iba a estar dentro de un concurso. No fue una decisión nuestra, pero finalmente nos hizo bien y el ardor de ese momento pasó y nos deja muy contentos que no se haya traducido en bronca”, asumió Yamandú, quien reconoció: “Le pusimos Julio porque buscando en estadísticas encontramos que es uno de los nombres más utilizados en Uruguay. Venía por ahí, después nos encontramos con que julio es un mes de invierno, hace frío y está lejos del Carnaval; ahí todo cerró”.
https://www.youtube.com/watch?t=3&v=tWRs-oCgwZc