Guillermo Chiquetti
Los productores de alimentos que van desde verduras, frutas, quesos, carnes y peces agrupados en organizaciones que conforman el Foro Agrario Nacional representan a la mayoría de la amplia diversidad de los productores familiares. Generan el 54 por ciento del empleo rural y son trabajadores campesinos, pueblos originarios, inmigrantes de países limítrofes del cono sur que llevan adelante una loable tarea en el cuidado de la producción alimenticia.
Se trata del campo de la agricultura familiar que produce el 60 por ciento de lo que comemos los argentinos. No exportan sus alimentos, los venden en pesos y en todos los casos los intermediarios ya se trate de los fletes, del mercado de concentración y supermercados se quedan con la mayor parte de la ganancia de la cadena de producción.
Al borde del abismo
La devaluación del peso para beneficiar a los grandes exportadores de cereales y oleaginosas afectó de manera muy profunda a este sector más pequeño. Los insumos dolarizados (semillas, gasoil, energía eléctrica, agua, etc.), sumados a los aumentos de los alquileres de los últimos dos años, los dejó al borde de la quiebra. Sólo en Santa fe este modelo expulsó de las tierras al 30 por ciento de los trabajadores agropecuarios desde principios de este nuevo siglo hasta la fecha, según datos del Grupo de Estudios Agrarios de la Universidad Nacional de Rosario (UNR).
Los 18 puertos del cordón industrial, desde Timbúes a Arroyo Seco, están en manos de 14 agroexportadoras, las que en Santa Fe no pagan ingresos brutos.
Este monopolio además concentra el paquete de semillas y agroquímicos. Absolutamente todos los chacareros, grandes, medianos y pequeños mandan sus cosechas de soja, maíz y trigo a estos puertos, que además funcionan como acopiadores. Es en este punto de la cadena donde se tiene que diferenciar en relación al cobro de retenciones pero el sistema está tan monopolizado que todos dependen de estas empresas al momento de liquidar sus ganancias.
Soberanía alimentaria
Las retenciones segmentadas son una pequeña contribución al cuidado del mercado interno, prácticamente el más importante para imprimir una dinámica virtuosa al consumo y a la movilidad social. Esto quiere decir que gravando la exportación según la facturación de las cooperativas y la situación de las economías regionales se puede fomentar al agregado de valor hasta límites que se todavía se ignoran.
En este sentido, es lógico que el nuevo gobierno nacional tenga que actualizar el derecho de exportación. Los 4 pesos adicionales fueron tomados con un dólar a 38 contra los 63 actuales. Estos fondos sirven además para la construcción de caminos e infraestructura para los pueblos del interior, que siguen siendo tan necesarios.
Argentina tiene que ganar en soberanía alimentaria y productiva, por eso las retenciones sirven para cuidar el mercado interno, ya que en este caso alienta al agregado de valor al tratarse de un producto primario sin industrialización. Además, las plantaciones a gran escala de estos productos deja consecuencias ambientales irrecuperables sumadas a una concentración de tierras en manos de muy pocos explotadores agropecuarios.
La soberanía alimentaria se debe fomentar como variante a este modelo de agronegocio con la producción de alimentos agroecológicos y de cadena corta de comercialización para que no haya desabastecimiento y encarecimiento de parte de los intermediarios. Es allí donde el estado debe intervenir cuidando a la producción familiar y mostrando otra alternativa. Pero un primer paso puede concretarse apoyando las retenciones diferenciadas.
Integrante del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) rurales y del Foro Agrario Santa Fe