En el marco del Día Internacional del Agua, que se conmemoró ayer, desde Aguas Santafesinas Sociedad Anónima (Assa) recordaron nuevamente la necesidad de que se realice un “consumo responsable” del recurso natural. Así las cosas, su gerente de Relaciones Institucionales, Guillermo Lanfranco, indicó que en Rosario se consumen diariamente unos 550 litros del vital elemento por habitante, “una cifra que supera ampliamente los estándares internacionales que se ubican en los 200 litros diarios por persona”, según destacó. Además, informó que en las ciudades que se usan medidores “el consumo es de casi a la mitad”, pero destacó que se necesita “una inversión enorme y millonaria” para poder llevarlo a cabo en grandes urbes como Rosario. A modo gráfico del “destino que se le da al agua potable” el vocero explicó que, de cada 100 litros que se destinan al sistema, sólo entre el 3 y el 5 por ciento se usa para ser bebido. “El resto se va en la ducha, el inodoro, la manguera en la vereda, el lavado de los autos y demás usos para los cuales no es necesaria la potabilización”, añadió.
“Se calcula que por cada rosarino hay un consumo promedio de 550 litros de agua por día. Esto no significa que esa cantidad de líquido sea consumida por una persona, ya que hay que calcular que dentro de ese número también se registran las fugas que tiene la red. Igualmente es un consumo muy alto. El tema es que hay una desvalorización del servicio porque es casi un recurso que puede ser usado como el aire y por eso en muchas ocasiones se lo derrocha”, insistió Lanfranco.
Sobre los costos del servicio, el gerente de Relaciones Institucionales destacó: “La boleta promedio de un usuario de agua está entre los 20 y 40 pesos por bimestre, en muchos casos en hogares que tienen acceso al sistema de cloacas, que es las dos terceras partes de la ciudad. Esto significa que una familia tiene un servicio que le brinda agua de manera ilimitada y también se encarga de recogerla por 10 o 20 pesos por mes, cuando en la actualidad esa cifra es muy pequeña para los valores de otros servicios. Esto hace que no se tengan fondos suficientes muchas veces para poder mantener la inmensa infraestructura que tenemos y menos para pensar en hacer nuevas obras para ampliar o mejorar las existentes”.
“El tema acá es concientizar a la gente para que se le dé el valor que realmente tiene un recurso, de carácter vital, como es el del agua. Éste es un proceso largo y yo lo compararía justamente con la gota que horada la piedra. Esto es algo que va a llevar un tiempo pero que estamos seguros rendirá sus frutos. Lo importante es que el tema está instalado en la agenda pública y lentamente la gente va tomando conciencia de la imperiosa necesidad de cuidar el agua porque es un recurso vital y finito. Esto es algo que se va haciendo año a año y pasa también mucho por el cuidado del medio ambiente, algo que también se va instalando en la sociedad”, describió.
Consultado sobre por qué no se cambia el sistema colocando medidores, el funcionario indicó que “sería lo ideal, pero es un tema complejo”. “Muchas construcciones fueron hechas en el pasado sin tener eso en cuenta. Hay edificios, por ejemplo, que tienen un solo caño de agua que distribuye por todos los departamentos y sería algo difícil ponerle un medidor a cada uno de ellos. Además, actualmente no hay una legislación que obligue a construir de manera que luego se puedan colocar medidores. Está también el factor inversión, ya que colocar un medidor tiene un costo que ronda los 350 pesos. Supongamos que decidamos colocar cien mil medidores. Eso nos obligaría a desembolsar una cifra cercana a los 35 millones de pesos, número que no estamos en condiciones de invertir. Igualmente, la cuestión acá es paulatina. Nosotros entre 2008 y 2009 colocamos seis mil medidores, cifra más que importante si la comparamos con años anteriores que fue cero. En las ciudades donde se fueron instalando mayormente, el consumo bajó en muchos casos a la mitad”, subrayó.
Sobre la gran cantidad de corralitos con pozos abiertos que hay en la ciudad, Lanfranco explicó que “se está avanzando en la cuestión”. “Muchos se han ido solucionando, especialmente en las áreas de la ciudad donde estaban creando la mayor cantidad de dificultades, especialmente por el alto tránsito. Creemos que entre marzo y abril volveremos a tener la cantidad de corralitos habituales”, continuó.
Por último –y a modo de recomendaciones para un uso responsable de este recurso– desde Assa destacaron que es fundamental usar sólo el agua que se necesite, cerrar la canilla cuando no sea necesaria, reparar las pérdidas de instalaciones internas y optar siempre por formas que contribuyan al ahorro, como por ejemplo usando balde o regadera en lugar de manguera. Además, recordaron que una canilla que gotea pierde cuatro litros por hora y que una abierta derrocha en treinta minutos el agua que una persona necesita por día.
“La población mundial es cada vez mayor. En los últimos cien años se triplicó, mientras que el uso del agua aumentó seis veces. No existe una conciencia en la gente acerca de su importancia y por esa razón se la derrocha. El panorama para el futuro no es para nada alentador. La Comisión Mundial del Agua estima que, en los próximos treinta años, el uso de este recurso aumentará un 50 por ciento. Si esto se cumple, la mitad de la población mundial sufrirá severas restricciones de agua potable. Dos de los factores que influirán serán el constante cambio climático y la contaminación ambiental. Así como existen países que la usan de manera cuidadosa, otros no. Para cubrir nuestras necesidades básicas, necesitamos de 20 a 50 litros de agua por día. Un estadounidense gasta alrededor de 600 litros diarios y un europeo 150. En la Argentina el promedio es 400 litros”, concluyeron.