Ahora le toca remar al Congreso. “Nosotros hicimos lo nuestro”, dijo Macarena Romero Acuña, antropóloga e integrante de la Multisectorial Humedales, antes de la marcha, mientras trataba de llegar a la Plaza de Mayo. “Acabo de salir de la reunión con diputades: nos recibieron Leonardo Grosso, Enrique Estevez y Daniela Vilar. Les dimos el petitorio con 381 organizaciones adhiriendo”, refirió a El Ciudadano Juan Camelia, comunicador y uno de los portavoces de la Multisectorial Humedales. Y agregó que tanto la legisladora y el legislador de la provincia de Buenos Aires, del Frente de Todos, como el representante santafesino del Partido Socialista no les dieron “muy buenas perspectivas” sobre la ley de Humedales, “aunque se comprometieron a empujarla”. Pero a esa altura, cuando ya había oscurecido en Capital Federal, las y los integrantes de la organización rosarina estaban más que conformes: una multitudinaria marcha le dio un cierre de visible espectacularidad a la travesía que habían emprendido una semana antes desde la Rambla Catalunya y, aunque los grandes medios porteños se ocupaban más del cumpleaños de Fabiola que de la hazaña de remar 350 kilómetros y relevar el último tramo del río Paraná hasta el Bajo Delta, la pelea por una norma de protección a los humedales de todo el país quedó instalada en la agenda política nacional.
En la Plaza de Mayo se congregaban en la tarde de ayer quienes durante una semana remaron río Paraná abajo los 350 kilómetros de distancia entre Rosario y Buenos Aires en reclamo del tratamiento y aprobación de la ley que proteja los humedales en todo el país.
Lo logren o no, la Multisectorial Humedales de Rosario libró una batalla inédita a puro brazo: la gran remada que hicieron no sólo tuvo repercusión nacional e internacional por lo inédito de la protesta náutica, sino que les permitió templar la red de organizaciones que se había formado: desde las costas, a su paso, las y los kayakistas recibían muestras de apoyo en cada población por la que atravesaban, y en los lugares de descanso fueron recibidos por “organizaciones hermanas”, un vínculo que se terminó de soldar y -así lo esperan- dará mucho que hablar en un futuro próximo.
No se trata sólo del fuego, que es lo que empujó la unión, la formación y la acción directa de la más joven y masiva de las organizaciones ambientalistas. “Hubo momentos en que literalmente se remó en mierda”, recordó Macarena, poniendo en gráfica imagen la realidad actual y el riesgo que atraviesa ese “organismo vivo” que es el río Paraná, uno de los más extensos y caudalosos del mundo, y en fuerte proceso de destrucción por parte de muchos de quienes dependen de él. Es que la travesía que iban realizando a razón de 40 o 50 kilómetros en cada jornada les permitió registrar, filmar, apreciar tanto zonas de paisajes bellísimos y rebosantes de vida silvestre como otras en las que se va enfermando al Paraná con desechos industriales y cloacales con errado o nulo tratamiento, el uso del gigantesco y correntoso curso de agua como si fuera una máquina inerte capaz de deglutir todo.
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Las nuevas denuncias, así, ya no se tratarán únicamente de las quemas intencionales, empujadas por intereses agronómicos o inmobiliarios que avanzan fuera de sustentabilidad y más, de racionalidad. La Multisectorial Humedales, cuenta ahora con una nueva fuente de conocimiento, una radiografía de lo que ocurre en las costas del Paraná en los 350 kilómetros que recorrieron en su caravana de kayaks. “Mucha basura en el río. Muchos desechos. Muchos contaminación en las zonas industriales”, describió Macarena a Radio 2, listando ya avales evidentes sobre la necesidad de una normativa de protección.
En contrapartida les kayakistas ratificaron que la preocupación ambiental moviliza, y mucho. No sólo los fueron esperando en cada parada y recibiendo “a veces con algo caliente, que era un alivio” sino para apoyar y compartir la pelea. “También nos fuimos encontrando con mucha gente que vive en el río, en las islas y en la zona del continente. Esta gente nos fue apoyando con mensajes de aliento”, celebró Macarena, y recordó con emoción cuando entraron en el camino Ciervo de los Pantanos, hacia Tigre, en la zona más habitada del Bajo Delta: “La gente salía de sus casas para aplaudirnos, para alentarnos por defender el ambiente”.
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Las nuevas denuncias, así, ya no se tratarán únicamente de las quemas intencionales, empujadas por intereses agronómicos o inmobiliarios que avanzan fuera de sustentabilidad y más, de racionalidad. La Multisectorial Humedales, cuenta ahora con una nueva fuente de conocimiento, una radiografía de lo que ocurre en las costas del Paraná en los 350 kilómetros que recorrieron en su caravana de kayaks. “Mucha basura en el río. Muchos desechos. Muchos contaminación en las zonas industriales”, describió Macarena a Radio 2, listando ya avales evidentes sobre la necesidad de una normativa de protección.
En contrapartida les kayakistas ratificaron que la preocupación ambiental moviliza, y mucho. No sólo los fueron esperando en cada parada y recibiendo “a veces con algo caliente, que era un alivio” sino para apoyar y compartir la pelea. “También nos fuimos encontrando con mucha gente que vive en el río, en las islas y en la zona del continente. Esta gente nos fue apoyando con mensajes de aliento”, celebró Macarena, y recordó con emoción cuando entraron en el camino Ciervo de los Pantanos, hacia Tigre, en la zona más habitada del Bajo Delta: “La gente salía de sus casas para aplaudirnos, para alentarnos por defender el ambiente”.
“Qué importante eso, ¿no? Saber que no somos pocos los que defendemos la ley de Humedales”, se entusiasmó Macarena.
La hazaña previa a la “gran marcha” continuó con kayaks en Plaza de Mayo, para navegar hacia el Congreso, ya que de las “intervenciones” que la organización había previsto, con miniactos en paradas en los cerca de 2 kilómetros entre las sedes de uno y otro Poder, la primera era marchar en tierra con algunas de las embarcaciones con las que llegaron por agua. Así lo hicieron y pudieron entregar el documento con la firma de casi 400 organizaciones ambientalistas de todo el país, que libran sus peleas en sus territorios, pero se unieron para ésta.
De igual modo, en el comienzo los grandes medios televisivos porteños de noticias no se habían dado por enterados: América emitía, a la misma hora que arrancaba la movilización, imágenes del “video oficial del festejo de Fabiola”. TN informaba de otra protesta, frente al Ministerio de Desarrollo Social: “Toman lista y entregan números para ir a cobrar después de la marcha”. A24 replicaba a su otra señal: “Nuevos videos oficiales del cumpleaños de la primera dama”. C5N informaba que “el Frente de Todos reactivó la campaña”. Y Crónica, en exclusivo, sobre “la guerra de los Miguel” a quienes en otro videograph pequeño describían como “los Caín y Abel del conurbano”. Sólo Canal 26 se ocupaba del fuego, pero… en Jerusalén. Y también ponía al aire otra nota, sobre “fauna silvestre amenazada por los incendios en Europa”.
En la calle, la postal era otra. “Hay un muy, pero muy buen marco”, celebraba Juan desde una Buenos Aires signada ayer por un sinfín de protestas y cortes de organizaciones sociales. En esa masa de reclamos, el llegado del Alto Delta a puro remo no se perdió: banderas de Sindicatos por el Ambiente, la intergremial que está llevando al ámbito laboral la lucha ambiental, se alternaba con las alas verdes de otras muchas entidades sociales, políticas, barriales y culturales. Y teñía la Plaza de Mayo con formas y colores con que hace largo tiempo los residentes en la ciudad de Buenos Aires ya no tienen contacto y a veces ni noción: después de tanto, irupés, capivaras, yacarés, zorros, ciervos, aguarás y garzas también habían desembarcado ahí, en el centro del poder político.