“El esclarecimiento de la verdad sobre la identidad de origen de un individuo es y debe ser un objetivo que interese por igual al hijo, a su madre, a su padre y a la sociedad toda, cuando se busca dar solución a la petición judicial de filiación”. Así reza el fallo judicial por el cual se hace lugar al pedido de un joven de 39 años que reclamó ser inscripto como hijo de sus padres biológicos y de esa manera recuperar su verdadera identidad. Y logró que la Justicia de Familia de Rosario aceptara la impugnación de su fileación, ya que había sido anotado como hijo biológico de sus abuelos maternos por cuestiones seguridad.
Los padres del joven eran militantes del Partido Revolucionario de los trabajadores y durante la década del 70 padecieron el encierro y la persecución de la Triple A. Permanecieron detenidos a disposición del Poder Ejecutivo y fueron liberados en el 73 por la amnistía de Héctor Cámpora. La pareja retomó la militancia y el padre del joven fue detenido en l974 cuando la madre estaba embarazada. Inclusive, a los abuelos que vivían en Santa Fe le colocaron una bomba y decidieron radicarse en Rosario. Cuando la joven dio a luz, como una forma de protegerlo lo inscribieron como hijo de los abuelos maternos. Con el correr de los años y ya en democracia, los padres tuvieron otra hija que lleva en la actualidad el apellido del padre.
La historia que precede a este pedido tiene que ver con los horrores del terrorismo de Estado en la Argentina. Los padres del joven eran militantes políticos en la década de 70 en la ciudad de Santa Fe, donde fueron detenidos por razones políticas el 26 de julio de 1972 y permanecieron encerrados a disposición del Poder Ejecutivo Nacional en distintas cárceles del país hasta que son liberados el 25 de mayo de 1973, por la amnistía del presidente Héctor Cámpora. Inmediatamente, reanudaron la vida común y la militancia, y el 14 de febrero de 1974 nació el primer hijo de la pareja y hermano mayor del joven que inició la demanda. Pero el jefe de familia volvió a ser detenido en Morón, provincia de Buenos Aires, el 2 de octubre de 1974, cuando su mujer se encontraba embarazada de aproximadamente cuatro meses. Ante la detención de su marido, la mujer embarazada se vio obligada a vivir en la clandestinidad e indocumentada ya que existía orden de captura en su contra. Los padres de la mujer, que siempre habían acompañado y colaborado con las ideas y actividades de su hija y de su compañero, comenzaron a recibir amenazas telefónicas de la Triple A y sufrieron un atentado en Santa Fe el 18 de octubre de 1974 –le colocan una bomba–, por lo que abandonaron la ciudad y se radicaron en Rosario (donde residen hasta la actualidad) y mantuvieron permanente contacto con su hija embarazada que estaba en Buenos Aires. Pero mientras la mujer intentaba cuidar en la clandestinidad de su embarazo y de su vida, su cuñado, hermano de su marido y la esposa de éste fueron secuestrados y desaparecidos. El bebé de esa pareja también fue apropiado y después de mucho peregrinar la familia logró recuperarlo. La situación familiar era angustiosa y desesperada en el momento del nacimiento del joven que ahora impulsa su cambio de identidad. La mujer sabía que no podía ir a inscribir al hijo pues en ese momento muchas personas habían sido secuestradas y desaparecidas al ir a efectuar diferentes trámites de documentación en el Registro Civil. Después de varios meses y muchos cabildeos, y con la necesidad de proteger al recién nacido, lo inscribieron como hijo de los abuelos maternos. Finalmente, con la ayuda de sus padres, la mujer logró salir del país con los dos hijos pequeños accediendo a la calidad de refugiados políticos de Acnur –Naciones Unidas– el 18 de noviembre de 1979 a San Pablo, Brasil adonde permanecieron hasta su retorno al país. El jefe de familia y padre de los niños, salió de la cárcel en 1980, y en 1982 pudo volver a reunirse con su compañera y sus hijos. La pareja contrajo matrimonio el 21 de julio de 1983 y en ese contexto nació su tercer y última hija. El joven que impulsó la demanda siempre estuvo al tanto de su filiación, creció junto a su madre y hermano, posteriormente junto a su padre cuando salió de la cárcel y logró reunirse con su familia. Sin embargo siente una deuda histórica con sus padres biológicos. Y aseguró ante la Justicia que por el temor que le quedó internalizado de sus primeros años de vida le impidió hacerlo. Ahora .conforme la realidad que vive el país, el cese de la impunidad y el enjuiciamiento de los responsables del terrorismo de Estado le dan un marco de seguridad a la decisión tomada.
Para hacer lugar al pedido del joven, el juez Ricardo Dutto declaró inconstitucional el artículo 4 de la ley de Nombres y autorizó al joven a conservar únicamente el apellido materno. Es que como ya tiene hijos que llevan el apellido que él llevó todos estos años decidió no modificarles la identidad a su descendencia.