Por primera vez en su vida Alejandra tiene agenda completa. “Bah, por primera vez en mi vida tengo agenda”, aclara enseguida. Su vida tomó un rumbo tal que ahora tiene que mantenerse bien organizada y aprender a vencer al cansancio. Hace poco más de diez días que escucha, constantemente, que está en campaña. “Ale, Ale, estamos en campaña, estamos en campaña”, le dicen, y ella se cansa, sabiendo que vendrán días más agotadores aún. Sin embargo, no deja de ir de reunión en reunión, a presentaciones, a visitar barrios. “Me genera mucha satisfacción hacer todo lo que hago. Eso colabora a que los días sean llevaderos”, aclaró Victoria Alejandra González, de 32 años, empleada en la Facultad de Bioquímicas, transexual y precandidata a concejal por el Movimiento Evita.
La posibilidad de candidatura de Alejandra no es casual y cabe ser destacada: es el resultado de una serie de políticas en todos los niveles del Estado y la muestra de madurez de una sociedad que de a poco mira de igual a igual a los que alguna vez quedaron del otro lado de la vereda. Además del coraje de la propia candidata, que será la cara visible y la voz de uno de los sectores más discriminados de la sociedad.
Probablemente una de las cosas más lindas de los días de campaña es que esconden cientos de historias que van por fuera de las caras de los afiches. Historias de personas y militantes que son las que más hacen a la política territorial y cotidiana de la ciudad y sus barrios. La característica de algunas de las listas para concejales que se presentaron recientemente tiene que ver con eso: mirarlas y exclamar, con sorpresa y alegría, que está tal o cual; militantes amigos, conocidos, que llegaron a un horizonte que nunca habían vislumbrado. Ese es el caso de Alejandra González.
El lunes 3 de junio la agrupación Comunidad Trans de Rosario –de la que Alejandra forma parte– llamó a una reunión de urgencia. Era en la casa de una de las chicas y ninguna tenía que faltar. “Justo ese día no podía ir. Me dijeron que tenía que estar «sí o sí», así que hicimos una videollamada. Una cosa reloca, me sentía como Cristina Kirchner cuando inaugura algo vía satélite”, recordó Alejandra. Y contó que una vez que agarraron buena conexión y pudieron hablar bien, sus compañeras le dieron la noticia: habían decido que la mejor opción era que fuera ella la candidata que las represente: “Tuve mucho miedo. Por los nervios me dolía mucho la panza. Una mezcla rara de angustia, de felicidad. No sabía qué era, a dónde iba, qué hacer. Pero estoy muy contenta. Es una gran oportunidad para nuestro grupo”.
Alejandra es muy tímida, habla bajito, lento, piensa cada palabra con nervios mientras da su primera entrevista como candidata. Según contó, hasta hace aproximadamente tres años prácticamente no salía a la calle. “No estaba bien socialmente, me sentía siempre señalada. Me metía en mi misma, hacía mi vida, mi mundito. Cuando empecé a militar tomé fuerzas al saber que no estoy sola, que a todas nos discriminaron desgraciada y eventualmente. Hace tres años, si algún policía o alguien me decía algo, yo no tenía respuestas. Ahora sé cuáles son mis derechos, qué pueden decirme, qué puedo hacer y qué no hacer. Y esas respuestas, mi discurso, se armaron en base al aprendizaje en vivo, en carne propia”.
Sin embargo, formar parte de una lista de concejales, tener la posibilidad –remota o no– de representar a la ciudadanía nunca había entrado en sus posibilidades: “Jamás lo pensé. Es una realización plena. Sé que llegar a una banca es muy poco probable, pero amén de eso estoy en una lista y está buenísimo. Que vean que las chicas trans no tenemos limitaciones, que tenemos posibilidades como el resto del mundo. Quiero aprovecharlo, ver si puedo sacar algo bueno, algo en concreto para todas las compañeras”. Alejandra recordó que ella, además de formar parte de Comunidad Trans, milita en el Frente de Diversidad del Movimiento Evita, y eso significa su apoyo al gobierno nacional. “Un gobierno que nos abrió las puertas a muchos derechos”, lanza.
En lo que a la política en sí se refiere, Alejandra reivindica el “Rosario Más Igual” que reclama su lista; pero hace eje en dos cuestiones: educación y trabajo para la comunidad transexual. Parte de la base de que la discriminación continúa existiendo y que es muy difícil para ellas tanto terminar la escuela –ella misma estará terminando el secundario este año– como conseguir un trabajo. “Para una persona no trans es difícil conseguir trabajo sin haber terminado el secundario. Imaginate una chica trans que ni siquiera pudo terminar el secundario o el primario porque adonde iba era señalada, discriminada, vejada. Para comer no quedaba otra que prostituirse. Esa es la única opción que nos dejó el sistema. Yo creo que si una elige prostituirse está bien, pero tenemos que tener todas las posibilidades. Que sea una opción, no la única alternativa”, dice.
Por cosas como esas Alejandra está en campaña, desde hace años. En su lista para concejales hay dos candidatos más de diversidad, Corina Dolores Elisio, abogada y perteneciente al Movimiento de Mujeres, y Cristian Miranda, de la agrupación Putos Peronistas. Dice que los días “terribles de campaña” son más fáciles por la compañía que se hacen entre los tres. “Y además todos los compañeros nos están sosteniendo para que no nos caigamos. Ya me dijeron que serán dos meses muy movidos, y aunque ahora puedo, cuesta hacer campaña. Por suerte tenemos el sostén de todos y de todas. Hoy se puede, no sé mañana. Estoy muy contenta. Ya estar acá es un logro gigante, para mí y las chicas de mi agrupación. Jamás pensamos que la agrupación, que tiene menos de tres años, iba a llegar hasta acá. Logramos mucho. Creo que eso significa que vamos en buen camino”.
A pesar de su nueva condición, Alejandra sigue siendo una persona sencilla. Le gustan los perros, el Facebook, tomar mate con su familia –que está “chochísima” con la precandidatura–. Cuenta que hace un año y siete meses está de novia con Fabricio, a quien al principio mucho no le gustó su candidatura pero que de a poco lo acepta. “Dijo que no nos íbamos a ver mucho, pero ahora me acompaña a todos lados. Es un sol de persona. Se ganó un premio en la radio, lo llamaron y dijo que estaba saliendo con una candidata a concejal trans. ¡Me hace campaña!”.
“Me avisó Michelle, mi referente del Frente de Diversidad y compañera de Comunidad Trans Rosario. Me dijo que existía una posibilidad de estar en la lista de Rosúa. Teníamos que ver quiénes podían tomar tal responsabilidad. Era una oportunidad muy importante para nuestra agrupación. Más porque el Chino estuvo siempre con nosotras. Era imposible negarse”, cierra.