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“Ahora te toca a vos pueblo hace el gol de  tu historia”

Raúl Castro, director de la murga uruguaya Falta y Resto, describe lo que subyace en la línea argumental de “Tuya pueblo”, el nuevo espectáculo con el que regresa a Rosario.

“Nada debemos esperar sino de nosotros mismos”, dijo José Gervasio Artigas y replica la murga uruguaya Falta y Resto poniendo en cuestión la participación ciudadana en democracia. “No todo se soluciona votando una vez cada 4 años”, sentencia Raúl Castro, director de esta afamada agrupación, instando a la participación ciudadana y exponiendo la línea argumental de Tuya pueblo, el espectáculo que presentará esta noche a partir de las 20.30, en el Teatro Auditorio de la Plataforma Lavardén (Sarmiento y Mendoza).

“Este es un espectáculo basado en la participación. Más allá de que los gobiernos de estas latitudes se han transformado en gobiernos progresistas que han hecho muchas reformas sociales y han cambiado muchas cosas, entendemos que no todo se soluciona votando una vez cada 4 años y después yéndose a criticar a la casa o al tablado. Pensamos que la única salida, como decía Artigas, es «esperar de uno mismo»; él decía: «Nada debemos esperar sino de nosotros mismos»; esa es la línea argumental que recorre el espectáculo apelando a la participación primero de cada uno de los murguistas y después, cuando llega al momento culminante, apela a la participación del propio público; es la trampa del espectáculo, en la que si la gente se deja atrapar se da un trato diferente a lo que se ve normalmente en un teatro”, contó sobre el espectáculo que reúne cuplés de años anteriores como “El Pepe Revolución”, “La Gente”, “El Poder” y “El Deschave”, todos anunciados con esencia participativa.

¿Por qué Falta y Resto insta hoy a la participación ciudadana? La respuesta de Castro es simple: “Creemos que es lo que falta para darle una vuelta de tuerca a estas sociedades, que la gente tome conciencia de que para que la democracia sea efectiva debe ser participativa todos los días del año, para que podamos, en nuestras organizaciones sociales, deportivas y hasta políticas, por qué no, decir nuestra opinión e influir en el camino que tome la gente en cada uno de esos lugares. En la educación nos pasamos hablando de cómo actúa el gobierno pero ninguno participa en la cooperadora”, dice con la pertinente aclaración posterior: “Por supuesto está hecho todo con un tono de mucha sátira, ironía, desde el buen humor que debe caracterizar a una buena propuesta de murga porque si no sería un discurso chato porque la cuestión es cómo decimos las cosas también”.

“La murga es una atrevida”, desliza reconociendo que ante sus ojos se despliega como un espacio “floreciente”. “La murga es uno de los lugares en los que la gente siente que, de alguna manera, forma parte del espectáculo, está presente, que no son artistas superdotados, dueños del glamour de los grandes medios de comunicación los que suben al escenario, sino que es gente como cualquiera que camina por la calle”.

“La murga no debería tomarse las atribuciones de andar «discursiando» políticamente; somos medio chantas a veces pero lo hacemos desde la esquina arrabalera de la luna: desde ahí está todo permitido, desde el buen sentido y con el respeto que toda propuesta artística merece, pero sabiendo que lo que uno está diciendo lo dice una barra esquinera; no quiere ser representante de todo el pueblo, sí plantear sus propias discrepancias internas arriba del escenario. Se ve en el espectáculo que hay diferentes maneras de opinar e incluso hay una crisis muy grande en la que uno de los murguistas se pelea con los demás porque no está de acuerdo con lo que la murga está diciendo. La discrepancia surge desde adentro como surge en el pueblo, trata de ser un espejo”.

El turno del pueblo

“Hay una frase que ya es del acervo popular uruguayo que nos retrotrae a uno de los campeonatos de los años 20 cuando Uruguay ganaba todo a nivel mundial al fútbol; un gran jugador, el Tito Borjas, le pasa la pelota para que haga el gol final a Héctor Scarone, y está la anécdota que ahí dice «tuya Héctor»; eso quedó en el Uruguay como símbolo cuando le decís a alguien: «Ahora te toca a vos, sos vos el que tenés que hacer el gol». Eso apareció como «tuya pueblo», como un remedo de «tuya Héctor», ahora te toca a vos pueblo hacer el gol de tu historia”, detalló Castro sobre el título del show mientras que sobre el momento de participación del público en el espectáculo y refiriéndose a Rosario, una ciudad con una incipiente y fructífera escena de murgas estilo uruguayo, dijo: “Sé que en Rosario van a pasar algunas cosas que no están previstas. Tenemos por ahí una gran hinchada, gente que nos sigue mucho y ya saben lo que van a hacer. Vamos a ver con qué nos sorprenden”.

“Es una alegría y un orgullo muy grande lo que pasa allá; después de tantos años que nos planteamos ir a la Argentina cuando el género no era conocido, la murga era otra cosa para ustedes; ahora nuestra forma de ver la murga se ha popularizado y extendido y el hecho de que esté en Rosario, que haya murgas que vengan a participar en el carnaval uruguayo: es muy hermoso cuando uno ve que el cantero ha florecido y que las plantas están más altas que uno mismo”.

La educación como clave

“La inseguridad se da en base al muro que se ha establecido entre la gente, la que puede ir a los shoppings y la que no. Hay un muro económico-social que hace que mucha gente mire el boliche con la ñata contra el vidrio. Adentro del boliche están los que pueden andar en auto, ir a determinados lugares, pagar determinadas entradas; del otro lado del vidrio están los que no entienden por qué ellos no pueden. Ese vidrio se rompe con educación”, son las enfáticas palabras con las que Castro decidió explicar por dónde siente que pasa la crítica social hoy en día en Uruguay pero que, al mismo tiempo, puede ser una modalidad que se haría extensiva al resto de Latinoamérica “Creo que uno de los debe que tiene, por lo menos nuestro gobierno actual, es no haberle hincado el diente con más ánimo al tema de la educación en todas sus patas. No se ha entendido aún que lo único que le da oportunidad a la gente, sobre cualquier otra cosa, es la educación. Lo primero a repartir es la educación, no repartiendo peces como dijera Jesús sino enseñando a pescar. Porque después los carteles de publicidad que invaden las ciudades son para todos, para los que pueden y para los que no. La educación es lo único que nos va a dar seguridad en el futuro, no sólo seguridad callejera sino seguridad de que vamos en el camino correcto que es más importante”.

Un presente revitalizado por la murga joven

Consultado sobre qué conserva la escena murguera uruguaya de aquellos inicios de clubes y qué ha perdido, Raúl Castro señaló: “Se conserva el amor y la pasión, se multiplica cada vez más la alegría de saber que la murga está sana, viva, floreciente; ha cambiado tal vez cierta parte de lo que era la bohemia de la murga de hace 30 o 40 años, que era muy pronunciada. Desde las primeras décadas del siglo pasado hasta mediados de los 40, se fue como puliendo, entrando en otras clases sociales. Eso le está pasando a la murga. Hay que tener mucho cuidado que no se pierda la esencia: el murguista tiene que seguir siendo un atrevido, pulir cada vez más su canto pero nunca tiene que ser perfeccionista al punto de que no parezca una murga. Mi opinión personal es que la murga tiene siempre que mostrar la hilacha de alguna manera, mostrar que en un lugar está cosida con alambre como hace la gente en su casa, que es cotidiana, que es accesible”. En ese marco es la murga joven “su seguro de vida”. “Triste sería, a la edad que yo tengo, ver que la murga está poblada de gente de mi edad; la murga ha rejuvenecido con la murga joven, se ha revitalizado, han venido nuevas propuestas, nuevas formas de ver la realidad. Pienso que la murga joven ha revitalizado la murga y es su seguro de vida”.

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