Osvaldo Pellin (*)
Han aprendido del peronismo a ser “masa”, a presionar por sus requerimientos y a movilizarse batiendo cacerolas.
Quieren ser pueblo, aun desde su recalcitrante individualismo y su escasa representatividad, aupados en una democracia en la que no creen ni nunca han defendido. Se amuchan en la vía pública, imitando barras bravas, e insultan hasta gastar las palabras más soeces y agresivas contra quienes piensan de otra forma.
En realidad es una réplica vindicativa de la defensa de los derechos adquiridos por las mayorías, que fue el argumento que sustentó el triunfo en las urnas del peronismo.
Ahora, con el impuesto a la riqueza, vuelven a agruparse y si bien son pocos los obligados, seguramente se les sumarán a estos ricos algunos gorilas de distinto pelaje y billetera flaca que les ayudarán, cómplices, para integrar una ruidosa minoría.
La tentación de llegar a ser un oligarca es, para algunos, prácticamente invencible.
Causa extrañeza y hasta gracia ver al ex corredor de autos de Fórmula 1 Carlos Reutemann, negarse a pagar el impuesto. Él, que peregrinó por Europa durante largos años, por países estrictísimos en la percepción de gabelas. Que lo digan Messi o Ronaldo, si no. Al punto de que alguien ha sostenido que en Europa, no pueden entender cómo los ricos argentinos no pagan impuestos.
Él, que corrió en Europa durante varios años apoyado por el Estado que solventaba sus gastos y los de su equipo. Puso el cuero pero no la plata, para que el país tuviese un as del automovilismo que no se concretó del todo porque no fue otro Juan Manuel Fangio, ni mucho menos.
No quieren pagar ni en plena pandemia, ni aun sabiendo la fuga de recursos que los benefició en los cuatro años anteriores generando una deuda gigantesca.
No quieren pagar pese a lo bien guardada que está su fortuna en los paraísos fiscales, no quieren pagar aun sabiendo lo quebradas que dejaron a las arcas del Estado. No quieren pagar, porque pretenden que vuelva a ser el pueblo quien solvente el saqueo que los tuvo como propiciadores y beneficiarios del mismo durante los cuatro años en que fueron gobierno. Y fueron gobierno porque ostentaron cargos públicos o porque apoyaron ideologías devastadoras del propio Estado y de la vida social.
Es una posición que desde luego se enmarca en la prepotencia de los impunes y por lo tanto intocables. Allí encontraremos a muchos de los que alentaron el último golpe cívico-militar y dieron nacimiento al llamado Proceso de Reorganización Nacional, con el que alcanzaron a crear una cultura cuyo nombre podría ser el “Machismo exacerbado, en condiciones de autoprotección armada”.
Una lección elemental de la actividad impositiva es que los que más recursos tienen, sean los primeros que deban pagar impuestos.
El Tesoro nacional no se puede solventar con los dineros de los asalariados exclusivamente, mucho menos cuando hasta hace poco se produjo una transferencia de más del 20% de sus ingresos hacia los poseedores del capital. En una situación así se viola el principio de la equidad que toda sociedad democrática debe garantizar, aun para aquellos que por su fortuna podrían prescindir de la ocasional asistencia del Estado.
(*) Médico. Ex diputado nacional por el Movimiento Popular Neuquino, afiliado después al Partido Socialista y colaborador de Guillermo Estévez Boero. De vaconfirma.com.ar