Los sicarios llegaron en un auto de alta gama a una tapera levantada con maderas y nylon en las afueras de la localidad de Barrancas y abrieron fuego contra los presentes: plomos calibre 9 milímetros y 11.25 atravesaron los cuerpos de tres hombres. Dos de ellos murieron en el acto, mientras que un joven de 19 años pelea por su vida en el Hospital Cullen, en Santa Fe.
El ataque mafioso ocurrió alrededor de las 2 de la madrugada, en un sector dominado por viviendas precarias sobre calle Paganini, sin número catastral, en el sector norte de Barrancas, departamento San Jerónimo, localidad de 8 mil habitantes a mitad de camino por la ruta 11, entre Rosario y Santa Fe.
Damián Ferrer, de 32 años, recibió un tiro en la cabeza, y Germán Godoy, apodado el Alemán, le puso el cuerpo a cuatro balazos. Según las primeras versiones serían oriundos de la localidad de Carcarañá, y habían llegado al lugar hace un mes.
Juan Andrés Barreiro, de 19, pelea por su vida: “Recibió múltiples impactos en la parte superior de tórax. Entre 3 y 5; uno de ellos atravesó el cráneo, generó fracturas y lesiones”, explicó Hernán Malatini, médico del hospital capitalino. Se encuentra internado en estado crítico, con asistencia respiratoria mecánica y pronóstico reservado.
Los investigadores sostienen que los dos fallecidos, oriundos de Carcarañá, regenteaban un quiosco de venta de marihuana: entre los pocos enseres que había en el piso de tierra del aguantadero hallaron medio kilo de cannabis prensado, 80 bolsitas preparadas para la venta, una balanza de precisión y un desmorrugador, también conocido como pikachu, para picar la hierba.
Pelea por su vida
Un cuarto protagonista, Matías S., salvó su vida de milagro: según contó a la Policía había recalado en el lugar fueron al rancho a “pegar faso” para su consumo, y en ese momento aparecieron los sicarios. Cuando comenzó la balacera Juan cayó sobre él y, manchado con la sangre de su amigo, zafó simulando estar muerto, indicó un trascendido.
Un barrio tranquilo
“La zona del hecho tiene todos los servicios pero se asientan ahí”, dijo a Aire de Santa Fe el presidente comunal de Barrancas, Jorge Calvet. “Vamos con la policía e intentamos que se vayan pero siempre algo se te escapa. Vienen de noche, no nos dan la información que les pedimos por lo que a veces resultan difíciles de controlar”, dijo el mandatario sobre el quiosco de drogas regenteado en barrio Norte.
“Somos 8 mil habitantes, pero la droga es un tema federal que necesita un seguimiento que nos sobrepasa. Hacemos lo que podemos pero es complicado en Barrancas y la zona”, concluyó.
Mientras que un usuario de Facebook que se arroga el nombre de Barrio norte – Barrancas, cristalizó su bronca en un posteo: “La Policía sabe muy bien cómo es la movida, pero claro, le tiramos unos pesos total se callan la boca. No hacen nada, lo que te da más por las pelotas es que ensucian al barrio, que era lo más tranquilo que podía haber. Había peleas, sí no voy a negarlo, pero eran peleas de borrachos, nada de drogas. Lo único que pido es que oren por Juan Barreiro, que Dios lo cuide porque no tenía nada que ver. Es un buen pibe y tiene que salir de esta”.