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Milo Lockett: “Al artista, la sociedad le cree”

El reconocido artista plástico argentino Milo Lockett llegó a Rosario para engalanar el estreno de una muestra individual que se puede visitar, hasta el próximo 14 de junio, en el Espacio Multicultural del Grupo San Cristóbal Seguros.

El reconocido artista plástico argentino Milo Lockett llegó a Rosario para engalanar el estreno de una muestra individual de su autoría que se puede visitar, hasta el próximo 14 de junio, de lunes a viernes de 9 a 16.30, en el Espacio Multicultural del Grupo San Cristóbal Seguros (Italia 646). Allí, con entrada gratuita, se puede acceder al universo de este artista chaqueño que triunfa en el mundo con sus cuadros repletos de expresiones y colores.

“El arte tiene que ser simple y sensible. Yo soy un trabajador de la pintura y del arte. Creo que los adultos tenemos que tratar de construir un mundo mejor. Si queremos cambiar la sociedad, tenemos que trabajar en la sensibilidad de los más chicos para que se conviertan en personas adultas sensibles. Y sobre todo, trabajar para que sean felices. Con niños felices tendremos adultos felices. Es el camino para mejorar como sociedad”, reflexionó el pintor durante la conferencia inaugural.

Lockett se mueve como si fuese un Rockstar. Está detrás de su obra y también por delante. De todos modos, el interrogante se plantea: es su personalidad o su obra lo que genera tal atracción en el público que lo espera para saludarlo o sacarse fotos en cada nueva exposición. Quizá las dos cosas. Él lo vive con naturalidad y con ese pulso se abre al afecto que chicos y grandes le ofrecen. “Lo vivo muy tranquilo, trato de que todo sea más simple. Cuando vos te calmás, el espectador se calma. Cuando vos te excitas con el éxito, el espectador también se excita. Yo manejo el código del «somos iguales». Sin la obra no estaría acá, pero después me hago cargo de eso”, dijo en el marco de un diálogo con El Ciudadano donde además habló de sus motivaciones actuales a la hora de pintar y del lugar que le asigna al arte en relación con lo social.

—¿Qué se puede ver en esta muestra?

—Lo que más me gustó es que aparecieron un montón de obras que son del último mes de trabajo que me parece interesante porque, más allá del color que siempre es una característica de mi obra, el hecho de mostrar otras pinturas que tienen otra paleta no tan saturada, está bueno. El año pasado trabajé mucho con el pincel sucio y con el agua del lavado de la pintura. Así se arma una paleta de colores de marrones, negros y violetas. Depende sobre qué lo pongas, toma un carácter. Me gusta cuando esa obra más oscura o más pictórica también la eligen para mostrar.

—Trabajás mucho con la investigación previa a la producción ¿Qué estás investigando hoy y qué te convoca a pintar?

—Hace mucho tiempo que estoy, y me gusta mucho, el tema de la vista. Tengo problemas en uno de mis ojos, algo que descubrí en terapia y con el oftalmólogo. Me llama mucho la atención la mirada de las personas. Eso me atrapa. Después cuesta ponerle brazos, pelo y piernas. Hago un esfuerzo de construcción. Sino únicamente haría la cara; muy sintética. Me gusta mucho salirme de la forma como una nueva figuración, respetar que todos somos distintos y diferentes: la belleza física no tiene que ver con lo estético y lo bello, porque no hay un parámetro de belleza. Eso es como una característica de mi obra: esa cosa desigual que al mismo tiempo te iguala.

—El corpus de tu obra gusta a públicos muy masivos y diversos. Hay cuadros que, si se quiere, apelan a la importancia de lo simple como algo fundamental, pero hay otros que no son tan fáciles de leer, donde hay una búsqueda más profunda…

—A mí la forma no me preocupa, por ahí me preocupa más el color, investigo más el color y esa posibilidad de pintar con casi nada de pintura cuando busco otra característica del lenguaje; eso me gusta, y me gusta que sea simple, que la obra no sea pretenciosa, que esté segura pero no sea soberbia.

—Tenés una decisión de vida de apoyar campañas sociales que tienen mucho que ver con los derechos humanos, con igualar…

—Me parece que cuando un artista se involucra en cuestiones sociales toma más relevancia la problemática. Porque al artista la sociedad le cree. Estamos en un período donde los artistas, todo el tiempo, colaboran, hacen, dicen, visualizan problemáticas y participan. Hace treinta años no sucedía esto, eran otros los conflictos. Sobre todo los 90 y los 2000 son décadas donde aparecen artistas como Ricky Martin y Bono Vox haciendo acciones mundiales por África, por India o contra las guerras, siguiendo esa cosa sesentista o setentista de Los Beatles pero con una característica más aggiornada a este tiempo. La sociedad participa siguiendo a su artista: el tipo muestra una realidad y vos te comprometés con esa realidad; eso me parece bueno.

—Algunos artistas dicen que el arte tiene que ocupar un lugar de resistencia ¿Qué opinás al respecto y cuál es el lugar que le asignás al arte en relación con lo social?

—El arte tiene el lugar que tiene, no tiene obligación de resistir. Muchas veces, el arte enuncia o anuncia cosas. Está bueno cuando un artista famoso mundialmente señala una situación: “Acá hay hambre; ayudemos de esta forma”, y lo siguen cuatro millones de personas que colaboran. Después no sé si la obligación del artista es dejar de cantar para ir ahí a pelear en una guerra que no es de él. Está bueno que el artista señale lo que no anda bien. Después no sé si es su función ir y convertirse en un soldado y dejar de pintar, cantar o actuar; son dos temas distintos. El arte puede ser algo alegre, divertido, simple o de conflicto. Creo que hay que tratar de separar las cosas porque de otro modo mezclamos todo y es caótico.

Artista solidario

Milo Lockett es autodidacta. En 2002 cerró su emprendimiento textil para dedicarse exclusivamente a la pintura. Nació en 1967 en el Chaco y vive y trabaja en Buenos Aires. Desde su taller, logró crear una identidad pictórica que lo convirtió en un éxito de ventas. Sus referentes se encuentran en la obra de Jorge de la Vega, Nigro, Macció y Deira. Participó de muestras y proyectos que traspasaron las fronteras del país, llegando a Alemania, Suiza, Brasil y Estados Unidos. Además, desarrolla una intensa labor solidaria colaborando con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).