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Al final, constructora dejó sin casa ni techo a familia vecina

Hace 6 meses viven en un hotel porque su vivienda se derrumbó y ahora la compañía se niega a pagar esa estadía transitoria; acusan a la empresa de no apuntalar las excavaciones y desestabilizar la estructura de una propiedad lindera.

El 19 de febrero, Rosa Mabel Zaitune, de 60 años, se levantó pensando lo peor. “Habían entrado a robar a la casa”, temió cuando faltaban 20 minutos para las 6. No. La casa en la que creció se venía abajo. La puerta que daba a la calle, avenida Francia al 1100, estaba tapada por escombros. Parte de la estructura de dos pisos cedió. Junto a su hija de 31 años, dos nietos (uno de 11 y la otra de 14 meses) más una tía de 89 vieron la caída desde las piezas. Fueron asistidos por vecinos y salieron por un hueco. Desde ese día, la familia vive en un hotel, inicialmente pagado por la constructora a cargo del edificio de 12 pisos lindero. Le habían prometido ubicarlos en un departamento mientras reconstruían la casa. El sábado, seis meses después, la firma comunicó que no iba a pagar más la estadía en el hotel. “Me cagaron la vida. Mi nieta aprendió a gatear en una habitación de hotel”, explicó a El Ciudadano.

Según contó Rosa, la casa en la que vivía mostró signos de que algo en la tierra de avenida Francia y San Juan no estaba bien. Primero, unas rajaduras en las paredes. Le siguieron agujeros en el piso del garage. Un día antes del derrumbe, Rosa alertó a la constructora que las baldosas se estaban separando. “Seré ignorante pero eso me dice que se me está moviendo el piso”, contó Rosa. A horas del colapso, que afectó la parte cercana a la avenida, representantes de la empresa prometieron que iban a ubicar a la familia en un departamento mientras rearmaban la casa. “Hasta que se desocupe el departamento, te llevamos a un hotel”, siguió el relato la mujer y remató: “Hace seis meses que estamos acá”.

Proceso inconcluso

Sin respuestas de la empresa, Rosa inició una mediación en la Justicia santafesina. Pero seis meses y varias audiencias no llegaron a buen puerto. “Querían que firme un acuerdo por el que sólo se iban a hacer cargo de reconstruir una parte”, recordó la mujer. La semana pasada, el abogado que representaba a la familia renunció complicando más el panorama. El viernes, la constructora comunicó al hotel que dejaba de hacerse cargo de la estadía de la familia. “Estoy en situación de calle. No tengo los medios para vivir. Hoy me ayudan los padres de los compañeritos de mi nieto. Pero no lo pueden extender mucho. Y no corresponde”, explicó.

Los motivos aparentes

Según la mujer, la constructora no hizo bien los trabajos de excavación –amurar el pozo– y generó un movimiento de tierra que alcanzó a desestabilizar la casa. “En la mediación nos acusaron a nosotros de no tener en estado los cimientos. Decían que los pisos estaban aguados. No es cierto”, respondió.

“Mis nietos no lo pueden digerir. Sufren. No hay derecho. Matías (11 años) tiene que trasladar su mascota de casa en casa. No es justo. Uno es adulto y lo puede bancar”, narró Rosa y agregó: “Mi tía me dijo «quiero morir en mi casa»”. El caso corresponde a los tribunales colegiados de Responsabilidad Extracontractual.

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