Un hombre abrió fuego este martes, en plena hora pico, en un vagón del subte de Nueva York y dejó 16 heridos, entre ellos 10 de bala, y desencadenó escenas de pánico entre los pasajeros, que huyeron del tren hacia el andén, mientras el sospechoso aún es buscado por las autoridades.
El ataque ocurrió alrededor de las 8.30 en la zona de Brooklyn, antes de que la formación llegara a la estación de la Calle 36, en el barrio de Sunset Park, dijeron autoridades policiales y de bomberos en conferencia de prensa.
«Cuando el tren entraba en la estación una persona se puso una máscara de gas y abrió una bombona que llevaba en un bolso y el vagón se llenó de humo. Después empezó a disparar», describió la jefa de la policía de Nueva York, Keechant Sewell, que descartó por el momento «un acto terrorista».
Según la comisaria, ninguno de los heridos está en riesgo de muerte.
«Diez de los pacientes sufrieron heridas de bala y cinco están en condición crítica, pero estable», señaló la comisionada en funciones del Departamento de Bomberos de Nueva York, Laura Kavanagh. Entre los heridos hay además algunos que inhalaron humo o registraron lesiones por metrallas.
El incidente desencadenó una masiva respuesta de la policía, que está en busca del sospechoso.
Ante la prensa reunida en la estación del metro, Sewell describió al individuo como «un hombre negro», de «1,65 m de altura» y «constitución fuerte», que llevaba un «chaleco verde» y una campera gris con capucha.
La gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, dijo en la conferencia de prensa que el autor del ataque estaba suelto y era «peligroso» y pidió a la población estar atenta.
«Tenemos una situación de tirador activo en la ciudad de Nueva York», dijo Hochul, según CNN.
Uno de los pasajeros, Yav Montano, explicó a la CNN, que «unos dos minutos» antes de que la formación llegara a la estación «explotó una granada de humo… una bomba».
Luego escuchó algo que creyó que eran fuegos artificiales, aunque eran los disparos. «Agradezco haberme escondido detrás de uno de los asientos», dijo.
Según relató Montano, los pasajeros se lanzaron hacia el frente del vagón, pero la puerta del siguiente estaba bloqueada. «En el otro vagón había gente que vio lo que estaba ocurriendo y trataba de abrir la puerta pero no podían», añadió.
Un portavoz de los bomberos precisó a la agencia de noticias AFP que se habían encontrado «artefactos explosivos no activados» en el lugar, aunque ninguno funcionaba.
Según dijeron fuentes de las fuerzas de seguridad a CNN, en la estación de subte se encontró un arma, fuegos artificiales y pólvora.
Un video grabado por un pasajero que venía en la formación mostró a decenas de personas bajar atropelladamente de un vagón que llega a una estación y de la cual sale una humareda blanca al abrir sus puertas.
Varias personas parecen salir heridas, entre ellas uno que sale rengueando, ayudado por otro, mientras que otros se tiran al piso.
Fotos subidas a Internet mostraron a personas que parecían ser las mismas que en el video tendidas en el andén entre charcos de sangre, mientras eran atendidas por otros pasajeros.
El presidente Joe Biden, el fiscal general Merrick Garland y el secretario de Seguridad Interior, Alejandro Mayorkas, fueron informados de la situación y estaban en contacto con autoridades de Nueva York, dijeron sus respectivos voceros.
El alcalde de Nueva York, Eric Adams, no quiso hablar de terrorismo, pero dijo que lo ocurrido representó un «acto de terror».
«Todavía es una investigación preliminar, pero esto es un acto de terror. Alguien intentó aterrorizar nuestro sistema», señaló en entrevista con CNN.
«Hay una investigación preliminar en curso y no queremos dar ninguna información errónea. Queremos ser extremadamente minuciosos y reflexivos en la información que damos. En este momento no tenemos una identificación positiva» del sospechoso, dijo.
Las fuerzas de seguridad acordonaron la estación, situada en la calle 36 y la 4ª Avenida, en el sur de Brooklyn, cerca del cementerio de Greenwood, donde se desplegaron numerosas ambulancias y coches de bomberos.
Desde la pandemia de Covid-19, la ciudad de Nueva York experimentó un aumento constante de la criminalidad, así como de casos de personas con desequilibrios mentales.
Elegido con la promesa de garantizar la seguridad en las calles de la capital financiera del país, de casi nueve millones de habitantes, Adams lanzó a fines de enero un plan para reducir la proliferación de armas de fuego, tras la muerte de dos policías por bala durante una intervención en un domicilio particular.
En febrero, el alcalde decretó el desalojo de los vagabundos que se refugian en el metro, en particular durante el frío invierno neoyorquino.
«Estamos hartos de leer los grandes titulares contra la criminalidad, ya sea un tiroteo, la pérdida de una adolescente o de un joven de 13 años. Esto debe parar», dijo la gobernadora, en alusión a varias víctimas recientes -entre ellas menores – de tiroteos o balas perdidas.
El alcalde, que contrajo coronavirus hace unos días, no pudo desplazarse al lugar.
En el primer trimestre de 2022, la cifra de tiroteos y disparos en Nueva York pasó de 260 a 296 con relación al mismo periodo de 2021, según datos de la policía difundidos la semana pasada.