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Al menos 44 muertos en atentados entre Pakistán y Afganistán

La violenta jornada incluyó varios hechos. Hubo una bomba en un partido de voley, un ataque de un avión no tripulado de EEUU y bombardeos del Ejército paquistaní contra posiciones del movimiento talibán.

En una jornada especialmente violenta, una zona en el norte de la frontera entre Pakistán y Afganistán fue escenario en las últimas 24 horas de un atentado durante un partido de voley, un ataque de un avión no tripulado estadounidense y una serie de bombardeos del Ejército paquistaní contra posiciones del movimiento talibán, que dejaron un saldo de al menos 44 muertos.

El primer ataque sucedió ayer muy tarde a la noche cuando varios aviones del Ejército de Pakistán bombardearon y destruyeron cuatro refugios insurgentes y un centro de entrenamiento de atacantes suicidas en Tirrah, en la región tribal de Khyber, que hace años funciona como una zona autónoma de facto.

Más tarde, el Ejército paquistaní estimó que al menos 31 insurgentes talibanes fallecieron. El aumento de los atentados de los grupos talibán, refugiados en esta región, llevó al gobierno paquistaní del primer ministro Nawaz Sharif a lanzar una masiva ofensiva militar en junio pasado sobre toda esa zona fronteriza con Afganistán, que se cree ya dejó más de mil muertos y provocó una crisis humanitaria con miles de refugiados, según denunció la ONU.

La ofensiva tuvo momentos de mayor o menor intensidad, hasta que el Ejército redobló sus ataques a mediados de diciembre pasado, luego que el principal movimiento talibán del país atacara una escuela y matara a 132 niños y jóvenes y doce profesores con granadas y armas automáticas.

En medio de esta escalada, Estados Unidos lanzó hoy su primer bombardeo aéreo de este año con un drone (avión no tripulado). Según informó el vocero del gobierno local del valle de Shawal, en el aérea tribal de Waziristán del Norte, Rab Nawaz, la nave norteamericana disparó dos misiles contra un edificio de un comandante insurgente uzbeko. La zona golpeada queda apenas a unos kilómetros al sur de Tirrah.

Coincidiendo con el lanzamiento de la ofensiva militar paquistaní en junio pasado, la Casa Blanca decidió reiniciar con más fuerza la campaña de bombardeos con drones, una política muy cuestionada por organizaciones de derechos humanos dentro y fuera de Estados Unidos.

Según la organización New America Foundation, desde 2004 los ataques con drones mataron entre 2.000 y 3.500 personas en Pakistán. La ONG estima que un 10% eran civiles, sin embargo, la cifra exacta se desconoce porque Washington se niega a informar sobre los «daños colaterales» que dejan sus bombardeos.

Poco después de conocerse el bombardeo estadounidense, medios locales paquistaníes informaron que muy cerca de allí una explosión mató a cinco personas e hirió a otras diez en un partido de voley. Un funcionario local, Khiasta Akbar, dijo al diario Dawn que la bomba estaba enterrada en el suelo cerca de la cancha de voley y advirtió que se podría tratar de un atentado sectario ya que se trata de un territorio controlado por una comunidad chiita.

El distrito de Orakzai, donde sucedió el atentado, se encuentra dentro de la llamada región tribal de Pakistán, fronteriza con Afganistán, una zona fuera del control del gobierno central y utilizada como refugio por múltiples grupos armados radicales, entre ellos los talibanes, un movimiento sunnita. Ninguna milicia se adjudicó aún la responsabilidad sobre el atentado de hoy, sin embargo, no es la primera vez que la insurgencia golpea un partido de voley en esa región.

El primero de enero de 2010 una bomba explotó en medio de un partido y dejó un saldo de 105 muertos y un número similar de heridos. Pese a que ningún grupo se atribuyó el ataque, las autoridades locales sostuvieron que fue una represalia del movimiento talibán por la creación de una milicia local aliada de Kabul.

En noviembre pasado, un atacante suicida se inmoló en medio de una final de voley en la provincia de Paktika, en el sureste de Afganistán, lindante con la región tribal paquistaní, y provocó al menos 50 muertes y dejó más de 70 heridos.

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