Al menos siete personas murieron por un ataque suicida con explosivos seguido de un tiroteo que ocurrió hoy en el centro de Yakarta, mientras continúan los operativos policiales en la búsqueda de los responsables en la capital de Indonesia.
La Policía precisó que en el ataque inicial participaron entre 10 y 14 hombres armados, dos de los cuales murieron tras detonar los explosivos adheridos a su cuerpo, informó el portal de noticias Rappler, según consignó EFE.
La primera explosión ocurrió al mediodía (local) en un puesto de policía y tras el estallido se inició un intenso tiroteo seguido por más explosiones, informó el canal local DetikTv, que mostró fotografías recogidas en las redes sociales donde se puede observar el cuerpo de al menos un oficial de la policía tirado en el asfalto.
Tras el estallido se inició un intenso tiroteo seguido por más explosiones en las que resultaron heridos varios agentes y al menos tres civiles, dijo el portavoz de la Policía, Iqbal Kabid, a DetikTV.
El intercambio de disparos continuó en un cine y en un local de la cadena Starbucks situados en el centro comercial Sarinah, en el barrio de Jalan Thamrin, cercano al palacio presidencial y a oficinas de la ONU.
Los agentes acordonaron la zona alrededor del centro comercial, donde permanecerían al menos seis asaltantes y seguirían los tiroteos, informó el canal Metro TV.
«Estamos ‘esterilizando’ el edificio desde del sótano hasta arriba. Declararemos la situación como segura pronto», dijo Kabid.
Las autoridades pidieron a los residentes del área que se mantengan en sus domicilios y se alejen de las ventanas.
Por su parte, el presidente de Indonesia, Joko Widodo, condenó el ataque e instó a perseguir a los culpables: «Condenamos los ataques. Perseguir y atrapar a esos hombres y su red», declaró.
Jeremy Douglas, un representante regional de Naciones Unidas que se encuentra en Yakarta, dijo que se registraron seis explosiones, una de ellas cerca de las oficinas del organismo en la ciudad.
Indonesia permanecía en alerta por posibles ataques contra las autoridades locales y lugares frecuentados por extranjeros.
El ataque de mayor envergadura se registró en 2002 en la turística isla de Bali, y causó 202 muertos, en su mayoría visitantes australianos.