Un equipo de trabajo integrado por especialistas en fauna de Mendoza y nacionales, Policía, fundaciones ambientalistas y científicos investigarán la muerte de 34 cóndores en Mendoza, un hecho “sin precedentes” del cual se sospecha de una intoxicación por agroquímicos.
El hallazgo de estas aves protegidas para su caza en Mendoza la semana pasada ocurrió a unos 3.000 metros de altura en la localidad de Los Molles por un poblador que avisó a la Secretaría de Ambiente y Reordenamiento Territorial de la provincia.
La dependencia organizó un equipo de trabajo conformado por el área de Fauna de la provincia, la Policía Rural, las fundaciones Cullunche y Bioandina, los ecoparques de Mendoza y Buenos Aires y expertos del Conicet para investigar lo sucedido.
A casi 3.000 metros de altitud, el equipo evaluó la disposición de los cadáveres de las aves con un GPS y verificó, con un lector de microchips, que ninguno estuviera marcado con anterioridad, explicaron.
Los investigadores hallaron a los ejemplares de cóndor (vultur gryphus) –20 machos y 14 hembras– distribuidos en un área pequeña, amontonados y parcialmente quemados.
Además en el lugar encontraron muertos un puma, cabras y ovejas, por lo que presumen que se trata de un caso de envenenamiento, según anticiparon.
Para confirmar la hipótesis se completaron necropsias en el Ecoparque de Mendoza, rayos X en la Fundación Cullunche y se derivaron muestras para estudios toxicológicos a Buenos Aires.
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El Programa de Conservación Cóndor Andino l(PCCA) lleva registrados más de 260 ejemplares en el país, muchos de los cuales llegan heridos o muertos como consecuencia de la ingesta de cebos tóxicos.
“Desgraciadamente, algunos pobladores ilegalmente usan veneno para tratar de controlar grandes carnívoros” como pumas y zorros, pero “no sólo causan la muerte de especies carroñeras” que mantienen la limpieza del ambiente, “sino también contaminan el suelo, el agua y ponen en peligro todas las formas de vida, incluso la humana”, advirtieron.
El caso de Los Molles, en el departamento de Malargüe, se destaca por su número: “Los cóndores muertos superan en mucho los que pueden habitar hoy en Venezuela y representan casi la mitad de los de Ecuador”, lamentaron las autoridades mendocinas.
Estudios de transmisión satelital realizados por el PCCA muestran que Mendoza funciona como un corredor biológico para esta especie.
Cóndores marcados satelitalmente y liberados en Mendoza han unido con sus vuelos la provincia de San Juan, Mendoza e incluso Chile, por lo que evalúan que el impacto de las muertes de Los Molles afecta a las poblaciones de toda la región.
Las autoridades destacaron la necesidad de generar leyes que garanticen el seguimiento y trazabilidad de los agrotóxicos y recomendaron a quienes hallen animales muertos no tocar, alejarse de inmediato y dar aviso urgente a las autoridades de fauna local.
El cóndor andino fue declarado Monumento Natural de Mendoza mediante la ley 6.599 de 1998, está protegido por la ley provincial 4.602 y, dentro de la tipificación de multas en la provincia, la pena por afectar a esta especie va de $35.560 a 222.250 pesos.
De la veneración al desprecio
Venerado por las comunidades originarias de Sudamérica, el cóndor andino (vultur gryphus) es el ave voladora más grande del mundo y actualmente está protegida por el Programa de Conservación del Cóndor Andino.
El programa de la Secretaría de Ambiente y Ordenamiento Territorial de Mendoza realiza acciones de capacitación en escuelas y concientización a pobladores para la conservación del cóndor declarado Monumento Natural de la provincia de Mendoza a través de la ley 6.599/98).
La iniciativa abarca todo el proceso desde el momento en que se rescata al animal enfermo o herido hasta su total recuperación. La Dirección de Recursos Naturales Renovables envía el ejemplar a Buenos Aires para efectuar la atención primaria. Una vez sano y dadas todas las condiciones, el animal retorna a Mendoza para volver a ser liberado en su hábitat natural.
En ese marco, es frecuente, según admite el gobierno de Mendoza, el envenenamiento de los cóndores por parte de ganaderos que usan cebos contra pumas, zorros y otras especies predadoras. “Al ser un método masivo y no selectivo, muchas especies de la fauna terminan afectadas”, advierten. Suele ocurrir que el cóndor andino, de alimentación carroñera, al encontrar animales muertos en el campo, baje para alimentarse y se intoxique.