Espectáculos

Albert Pla presentó “La Diferencia”

Por Javier Hernández. El músico y actor, quien mostró las canciones de su reciente disco anoche en Pugliese, habló de su carrera y su obra en el tono despojado y directo que lo caracteriza. De lo naif a lo impiadoso, como un niño

Inclasificable músico y actor, muchos lo reconocen como “el cantautor maldito”, aunque él lo refute con ingenio. De contadas palabras, sobre todo afuera de la atmósfera escenográfica, parece vivir el mundo con sus propias reglas, y –con ojos de observador externo que no teme a lo diferente–, busca poner en jaque las formas constitutivas del deber ser.

Nacido hacia mitad de los 60 en Sabadell, provincia de Barcelona, a lo largo de su vida artística supo consumar una decena de trabajos discográficos que fueron convertidos por sus fanáticos en objeto de exaltación. En el cine puso su música en películas como Carne trémula de Almodóvar, y en su faceta de actor protagonizó varios films y obras de teatro como A los que aman de Isabel Coixet, y Caracuero de Helmut Krausser, respectivamente.

Albert Pla –el sujeto en cuestión–, conversó con El Ciudadano, y en una charla simple, dibujó prolongados silencios, escuchó, meditó, y en tono picante confesó: “La música es el entretenimiento íntimo que yo tengo, una cosa que hago para darme placer”.

En el marco de una gira que lo encuentra en Argentina junto al guitarrista Diego Cortés, el artista subió anoche al escenario de Pugliese (Corrientes 1530) para presentar su décimo álbum titulado La Diferencia; un trabajo que se inmiscuye en universos simbólicos siniestros, entre huellas extrañas y naturales que ponen en evidencia el difuso margen de los extremos.

Albert Pla, inclasificable músico y actor catalán.

—¿Cómo estás viviendo el regreso al país?

—Siempre creo que regresar acá vale la pena; es muy lindo.

—¿Cómo ves el presente social y político de España y el movimiento de los indignados?

—Pienso que la gente que vive en la ciudad está loca.

—¿Cómo diagramaste tu presentación?

—Vamos con Diego Cortés en la guitarra y David Sáenz de Buruaga en el bajo, y llegaremos con un repertorio que vamos a ir improvisando durante el concierto. Dependerá de la sala y de la gente lo que pase ahí. Vamos a tocar una canción tras otra y eso será todo.

—Aprovechás para presentar “La Diferencia”, tu último disco…

—Sí, estamos tocando bastantes canciones de ese disco.

—Es un álbum que se sumerge en un mundo donde lo extraño resulta familiar.

—Pues no sé, nunca había oído esa frase pero me resulta extrañamente familiar (risas).

—¿Qué pasa después de que una canción fue realizada?

—Las canciones siempre tienen algo dentro para seguir ahondando; ése es el juego. Cuando acaban cobran vida por un lado u otro, de una manera u otra, pero por lo general toman un camino que tú nunca esperas; un poco juegas con ello. Por ahí se reinventan en el escenario o quizá no; se quedan instaladas en un niño o alguna otra persona, o simplemente guardadas dentro de un disco.

—¿A qué refiere el título de tu último disco?

—La diferencia no es nada, fue una equivocación terrible porque todo el mundo ahora me lo pregunta. Fue una casualidad, se me ocurrió y venga, quedó ese mismo nombre.

—¿Qué crees, ahora, que comunica el título?

—No lo sé. Es que de verdad no lo sé. Nunca lo he podido entender ni lo quiero entender porque es así.

—¿Sabías que te dicen “el cantautor maldito”?

—(Risas); Sí, entre otras cosas.

—¿Lo eres?

—Yo soy cantante, me hice un gaje del oficio como tal. Lo que no conozco son lo gajes del oficio de los periodistas, entonces no tengo ni idea de porqué me inventaron un término semejante.

—¿Cuál es tu relación personal con la música?

—Nada, es el entretenimiento íntimo que yo tengo; una cosa que hago para darme placer.

—A la hora de grabar un disco, ¿te preocupa la autosuperación?

—Siempre procuro grabar cuando tengo muy claro lo que quiero hacer, con los músicos que voy a tocar y al mismo tiempo disfrutar. Y resulta que cada vez disfruto más de grabar, cada vez el mismo oficio me va haciendo aprender a disfrutarlo de muchas formas distintas.

—Se dice que siempre hacés lo que querés, cómo y cuándo querés.

—No sabría hacer otra cosa; a mí me gustaría hacer dos cosas o más a la vez pero no puedo.

—A más de 20 años del primer disco, ¿qué te inspira a componer?

—Ahora grabamos un disco con el músico Pascal Comelade por el que tengo mucha admiración. Fue poniendo textos en las músicas que me gustaban y ya hemos hecho un espectáculo; ahora hacemos un disco. Esto es una de las cosas que me motivan en mi carrera.

—¿Temés a la etiqueta, a ser considerado “clásico”?

—No sé, yo soy yo; eso no está dentro de mis preocupaciones.

—Estuviste recientemente en el Festival del Mercosur…

—Sí, estuvimos allí. Fueron muy simpáticos los cordobeses, siempre lo son. Ahora vamos a Rosario con la expectativa de que todo vaya bien.

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