El presidente Alberto Fernández tiene una altísima imagen positiva: prácticamente 7 de cada 10 personas (67,6%) valora que su gestión es de regular a buena y más de 4 (el 43,9%) directamente la consideran buena o muy buena. Una cifra casi calcada valora así su gestión en todos los terrenos, pero cuando se considera exclusivamente la acción de su gobierno frente a la pandemia de coronavirus, el respaldo crece todavía más: 8 de cada 10 personas consideran que todo lo hecho les dio “seguridad”. Así, aunque la mayoría de los argentinos (55,5%) considera que la inflación no va a disminuir en los próximos meses y una sólida porción (25,4%) cree que la economía va a seguir igual que ahora cuando termine la emergencia sanitaria, ambos factores no hicieron mella en la consideración positiva hacia el jefe del Estado. Ni aun el tema de la supuesta “liberación” de presos –caracterizada así y no como prisión domiciliaria, que es la figura que evalúa la Justicia para casos puntuales– instalado engañosamente en redes sociales y medios de comunicación con cacerolazo incluido pudieron amolar la imagen del mandatario: apenas se tradujo en una pérdida de 2 puntos porcentuales (2,3%) de imagen entre marzo y abril de este año.
Así se desprende de una encuesta a nivel nacional realizada por la consultora Ricardo Rouvier y Asociados, que se llevó adelante con 1.200 entrevistas telefónicas entre el 25 de abril y el 3 de mayo pasados. El monitoreo se hizo sobre una muestra representativa de la población del país, “tomando en cuenta la distribución de los habitantes y la estructura social del área, considerando además las cuotas de edad y sexo del universo poblacional y la sección
electoral a la que pertenecen”, marcó la encuestadora. “El diseño muestral fue probabilístico. El nivel de confianza es de 95,5% y el margen de error es de +/-2,8 para el total de casos”, completó.
El sondeo midió, además, la imagen que tienen el gobernador bonaerense, Axel Kicillof; el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner; también las expectativas económicas de la población, el impacto del debate sobre la supuesta apertura de cárceles y la política sanitaria oficial frente al Covid-19. Sobre este último punto, una contundente mayoría de 6 de cada 10 personas (59,8%) consideró que si la pandemia hubiera estallado durante el gobierno de Mauricio Macri, la situación sería peor. Sólo 1 de cada 10 (10,3%) cree que la gestión en Salud del ex mandatario hubiera sido mejor que la de Alberto F. y un 14% por ciento optó por eludir una respuesta positiva o negativa.
Así los ven
El sondeo de Rouvier y Asociados midió un fuerte desprendimiento de la figura del presidente respecto de otros dirigentes que están al frente de la trinchera, como el gobernador Kicillof y el jefe de gobierno Larreta. La consultora no aclaró si en estos últimos casos se tabularon las respuestas sólo de sus distritos, o también es la imagen a nivel nacional de ambos. Como sea, el mandatario bonaerense tiene una valoración positiva y negativa prácticamente repartida por mitades: un 43% de los encuestados lo realzó y un 42,6% lo cuestionó. La proporción cambia, sí, entre quienes tienen una imagen muy buena o buena de Kicillof y quienes respondieron “muy mala o mala”: estos son el 18,9%, dos de cada diez personas; mientras que los primeros suman bastante más, un 32,6%.
En el caso de Rodríguez Larreta, aunque su gestión también resultó sacudida por denuncias respecto de la protección frente a la pandemia de los sectores más empobrecidos de Capital Federal, su imagen continúa altamente valorada: un 50,7% de las personas lo tuvo en buena consideración –y de ellos el 38,5% reportó una imagen muy buena o buena– y el 36,3% una mala imagen. Sólo algo más de 2 de cada 10 personas (22,9%) tienen una imagen del gobernante porteño de mala a muy mala.
Respecto de la vicepresidenta, su figura sigue despertando fidelidad y rechazo en proporciones casi parejas. Cristina tiene una imagen positiva en el 47,5% de las personas, en tanto que el 52,2% la valora negativamente. Pero en ese marco se tornan más contundentes las divergencias: dos claras minorías respondieron con medias tintas, y para el 36,1% su imagen es muy buena o buena; en tanto que para el 38,9 es muy mala o mala.
Hasta acá llegamos
Ricardo Rouvier y Asociados buscó también leer el estado de ánimo del país frente a la pandemia de coronavirus, transcurridos más de 45 días de aislamiento social, preventivo y obligatorio. El primer dato que aparece con claridad, aunque siga habiendo un sólido acompañamiento a la gestión de Alberto F. al comando del sistema de Salud, es que la mitad más medio de los argentinos (50,5%) se inclina por una flexibilización de la cuarentena. Esta respuesta, presumiblemente surgida de motivaciones económicas, choca, sin embargo, con un menor pero contundente respaldo al aislamiento: el 43,1% del país considera que debe mantenerse tal como está.
Y en esa línea, apenas 5 de cada 100 personas (5,2%) respondieron que la cuarentena “debe levantarse definitivamente”.
Este tramo de la encuesta señala claramente que penetró en todo el tejido social el mensaje de privilegiar la salud de la población aun a costa de la economía, ya que la opinión general es o bien mantener o modificar la cuarentena, pero nunca levantarla. E implica una fortísima convalidación al “esfuerzo” que en cada mensaje al país el presidente Fernández reconoce y agradece.
En ese marco, aunque el tema de las prisiones es crítico en un contexto pandémico –en la Argentina y en todos los países, aun los que no atraviesan situaciones extremas de hacinamiento carcelario– y los expertos analizan a los institutos penitenciarios como potenciales “bombas biológicas”, un masivo 91,6% de los encuestados se manifestó totalmente en desacuerdo con una “liberación de presos”, como fue presentada en grandes medios de comunicación. La respuesta cambia sensiblemente, aunque mantiene alto nivel de rechazo, cuando se explica que la “liberación” no es tal, sino el otorgamiento de prisión domiciliaria para evitar contagios y nuevos brotes del virus. En este último caso, un 70,6% insistió en su desacuerdo, pero casi la cuarta parte, el 24,1%, manifestó que se debía analizar: “depende del caso”, fue la respuesta.
No es la economía, estúpido
La imagen positiva del presidente Fernández era no tanto tiempo atrás, aunque parezca mucho más, menor que la negativa. La medición corresponde a julio de 2019, en plena campaña electoral para las elecciones del siguiente octubre. En ese mes, hace nueve, un 47,1% de los argentinos lo valoró negativamente, y un 46,1 en términos positivos. Desde entonces, la opinión sobre el Fernández-candidato dio un salto –en agosto de 2019 se ubicó en el 57,1%– que se mantuvo con el Fernández-presidente. Pero al estallar la pandemia de coronavirus, cuando el gobierno nacional diseñó y presentó su estrategia para hacerle frente, Alberto F. volvió a pegar otro salto de diez puntos: pasó del 58,1% de valoraciones positivas en febrero de este año al 68,6 en marzo. La difícil cuarentena obligatoria como política de Estado le restó, pero sólo un punto: en abril su imagen seguía siendo de una altísima valoración, con el 67,6% de opiniones positivas.
El dato saliente del sondeo es que la curva se mantiene pese a la paralización de la economía y a las expectativas a la baja de la actividad. Se trata de un fenómeno único con una situación también única, ya que el histórico indicador principal del humor social –la economía– aparece en segundo plano.
De hecho, el 58,1% tiene expectativas negativas sobre la evolución de la economía, y sólo el 29,8%, esto es menos de una de cada tres personas, conserva apuestas positivas.