Todo comenzó cuando el presidente de La Anónima, Federico Braun, admitió que la cadena de supermercados, la segunda más grande de la Argentina entre las de capital nacional, “remarca precios todos los días”. El empresario respondió así, en tono jocoso, a la pregunta sobre qué hacía La Anónima con la inflación al participar de un panel con otros ejecutivos en el foro anual de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) en el hotel Sheraton. En la misma ponencia, pero en tono más grave, Braun se manifestó defensor de la “absoluta libertad de precios”. La vicepresidenta Cristina Fernández publicó el fragmento del empresario en Twitter, y lo mismo hizo el presidente Alberto Fernández, quien además reprendió: “Es evidente que hay empresarios que no entienden su responsabilidad. Confiesan públicamente y entre risas lo que es un martirio para millones de argentinos y argentinas”.
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Braun había sido transparente. “Nosotros decimos que no somos formadores de precios. Eso es una pequeña mentira porque somos formadores en una parte. En realidad, trasladamos cuando podemos trasladar”, se sinceró en la mesa que compartía con Paolo Rocca (Techint), Martín Migoya (Globant) y Carlos Miguens (Grupo Miguens). Acto seguido aprovechó para manifestarse contra los controles de precios: “En 43 años en el supermercadismo, y salvo un breve interregno en la década del 90, siempre hubo algún tipo de control de precios”, sostuvo. Y completó: “Esto es insólito. Creo en la absoluta libertad de precios. Hay miles de años de historia y es ridículo imponer controles”.
Según argumentó, el empresario, el principal problema de los precios de los productos en los supermercados responde a los impuestos que se pagan en comparación de otros países de la región, sobre todo los provinciales y municipales que, aseguró, “en muchos casos se duplicaron” en los últimos años. “Son mucho más los provinciales, como Ingresos Brutos, y los municipales que cobran una tasa. Y hay municipios que nos cobran el 2,2% sobre ventas, por lo que multiplicaron por 200 lo que se supone era una tasa por la devolución de una prestación”, se quejó Braun.
No conmovió al gobierno nacional, sino más bien al revés. “Si querían conocer la cara de la remarcación de precios, la tuvieron en AEA”, apuntó Alberto Fernández.
El jefe del Estado había enviado una grabación al encuentro empresarial. Pero después, cuando fue a saludar por el Día del Periodista a los cronistas acreditados en la Casa Rosada, aprovechó para enviar otro mensaje: “Yo les pido a los empresarios argentinos que comprendan la dimensión del problema económico mundial, que está afectada por una guerra que pone en crisis la seguridad alimentaria del mundo. Lo que tenemos que hacer es trabajar con responsabilidad. No me parece responsable que se le pregunte a un empresario de esa magnitud y su respuesta sea: «Remarcar precios»”, se molestó.
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En ese sentido, dijo que “muchas veces” habló sobre “inflación autoconstruida”, que “no es otra cosa que la remarcación de precios”.
El presidente volvió a insistir más tarde sobre la misma cuestión a través de su cuenta de Twitter, en la que compartió un video del momento en que habló Braun sobre la inflación. “Para que una mejor distribución del ingreso sea posible es imperioso ponerle un ancla a la suba de los alimentos. Más compromiso. Menos risas banales”, escribió.
El pedido antes del enojo: redistribuir
“No hemos logrado que nuestros productores de alimentos se asocien al conjunto de los argentinos y desacoplen suficientemente los precios internacionales de los internos”, enfatizó el presidente durante un mensaje que envió a la Asociación Empresaria Argentina. En la grabación, que a modo de discurso para el encuentro, puntualizó: “Es allí donde tenemos un gran desafío como sociedad porque todo lo que viene por delante es un conjunto de oportunidades en un mundo muy lastimado que revisa el sentido mismo de la globalización”.
Hacia una tribuna compuesta por los empresarios más poderosos del país, el jefe del Estado cuestionó la gestión de su antecesor Mauricio Macri, en especial por la deuda que contrajo y por la pendiente económica general. En esa línea hizo hincapié en la reactivación económica del país tras la pandemia de covid-19, con alza en la producción y la recuperación del empleo. También destacó que a pesar de la caída de los 9 puntos del PBI en 2020, con un confinamiento casi total, un año después, la Argentina registró un crecimiento de 10,3 puntos, con “la incorporación de más de 100 mil trabajadores a la formalidad del trabajo”.
“Aun así, no estamos contentos. Todavía hay argentinos que no han lo-grado captar esas ganancias que se están dando porque la Argentina viene de un sistema muy desigual que algunos profundizaron, muchos creyeron que el trabajo era un costo y lo maltrataron, y así lograron que el salario real cayera 20 puntos”, advirtió.
Con ese encuadre, Fernández recordó a los empresarios la oportunidad de la Argentina para aumentar la producción, pero pidió reglamentar la redistribución del ingreso. “Si la Argentina sabe aprovechar esta ventaja de oportunidad puede ser un gran productor de energía, de gas, de energía solar, eólica, litio, y podemos ser un gran productor de alimentos para seres humanos. La oportunidad está en nosotros, y está en la capacidad que tengamos como sociedad para poder crecer todos, no algunos”, sostuvo.
Y concluyó: “No es la oportunidad de un empresario o un productor, tenemos que aprender y reglamentar la redistribución del ingreso. Les dejo estas reflexiones y espero contar con los empresarios, y que los empresarios argentinos entiendan la dimensión del problema que pasamos como parte del mundo que somos, y que las oportunidades que se nos den no sean oportunidades para uno sino para todos”.
