Alberto Ricci lleva casi siete años como intendente de Villa Gobernador Gálvez. Se incorporó al socialismo por sugerencia del ex gobernador Miguel Lifschitz, a quien admira y extraña, pero dos años antes había sido tentado para ser candidato a concejal por el PJ. “Yo lo que quería es que la ciudad cambie el rumbo, más allá de un partido político”, resumió Ricci en diálogo con El Ciudadano. Ex titular de una tradicional hormigonera, entusiasmado con la gestión pública, se siente con capacidad y experiencia para ser gobernador, aunque no cree que éste sea el momento. Sobre el armado del frente de frentes, advierte: si es sólo “para ganar elecciones, vamos mal”.
—Usted llega al socialismo de la mano de Miguel Lifschitz. ¿Cómo se lleva con la parte más orgánica del partido?
—Yo siempre digo que Miguel Lifschitz fue mi padre político, más allá de que yo ya había tenido acercamiento con el justicialismo local, pero el que me llevó a pleno fue Miguel Lifschitz.
—¿Cómo fue ese intento anterior?
—El justicialismo una vez me había ofrecido ser candidato a concejal, y después no se dio por diferentes circunstancias, pero bueno, después Miguel, en esa misma oportunidad, cuando se enteró que yo no iba por el justicialismo también me invitó a participar en representación del socialismo, y le dije que no, que no era conveniente.
—¿Eso fue en el 2013?
—Sí, para esa campaña. Como no se había dado con el justicialismo, dije: “No voy a decir que sí para el otro lado”. Pero bueno, después en el 2015, (la propuesta) fue más para intendente que para concejal.
—¿Usted era apartidario?
—Yo nunca participé en política partidaria. La ciudad siempre estuvo gobernada por el justicialismo y siempre tenía una relación más con la gente de lo local, pero siempre por fuera de la política. Juntarnos a comer un asado entre amigos sí, pero no entre partidarios políticos. No estaba involucrado en la política. Colaboraba sí, como empresario. Había que arreglar un comedor, o un intento de fuga de presos, y teníamos que arreglarlo con hormigón, bueno, no había problema con eso. Pero en lo político acá nunca había participado directamente.
—¿Cómo se fue incorporando a la vida institucional del partido?
—Lo que pasa es que yo no participo activamente de las reuniones del partido. Voy a los eventos, a todos lados donde me invitan, pero no estoy reunido en la mesa chica, donde se definen las cosas, con Enrique Estévez Boero, Rubén Galassi, Mónica Fein, Clara García, Joaquín Blanco, no participo de esa mesa chica. Sí de una un poquito más amplia, donde participa el intendente de Santa Fe Emilio Jatón, donde participamos otros gobernantes; en el foro del Partido Socialista de los gobiernos locales sí, en la mesa chica del partido no estoy metido, en lo que hace a la gente que armó el Partido Socialista en su momento. Pero tengo muy buena relación con todos.
—Puede decirse que usted, siendo un hombre de la gestión, no se inmiscuye tanto en la problemática partidaria.
—Exactamente, si me invitan a participar voy, pero no soy de los que van a todas las reuniones. Estoy más cuando nos reunimos los gobiernos locales.
—Yendo a aquel origen de su actividad política. ¿Se puede decir que Lifschitz “le robó” al peronismo a Ricci?
—Acá el peronismo dice: “Nosotros lo dejamos ir”. El socialismo dice: “Nosotros lo agarramos porque ustedes lo dejaron ir”; pero bueno, vaya a saber. El justicialismo no me puede echar nada en cara porque ellos mismos dicen que me dejaron ir. Yo lo que quería es que la ciudad cambie el rumbo, más allá de un partido político. Y lo estamos logrando, porque no es Alberto Ricci una persona que viene de un partido político, sino que es un hijo de esta ciudad que no participaba en política y puede unir a todas las fuerzas políticas. Y eso es lo importante: unir a las instituciones, a las fuerzas vivas, estar unidos en una misma mesa, como fue esta semana, con proyectos que nos sirvan a todos, no al partido político que hoy me toca representar. Eso es muy importante. Nosotros hacemos reuniones en conjunto, con la Asociación de Comercio e Industria, con el Rotary, con los concejales, con otras instituciones, y debatimos temas específicos y puntuales. Decimos: “Vamos a armar un proyecto sobre determinado tema y vamos todos juntos”. De eso se trata.
—La gestión municipal va tan a lo práctico que las diferencias ideológicas quedan en un segundo plano, ¿no?
—Es que tienen que quedar en un segundo plano. Yo siempre digo que las ideologías políticas tienen que ser para los momentos donde hay elecciones y nada más. Y después tenemos que gobernar para el 100% de los ciudadanos, no para un sector que es el que nos vota o el que creemos nosotros que es el que nos vota. Es ahí donde están las diferencias.
—Después de la muerte de Miguel Lifschitz, con la importancia que tuvo en toda la política santafesina, ¿ya está definido quién toma la posta en el partido?
—No, eso se está charlando. Lamentablemente no lo tenemos a Miguel, y no te hablo a nivel Partido Socialista solamente. Es a nivel provincia de Santa Fe. Fue un excelente gobernador, que me trajo a la política y me acompañó muchísimo y realmente era una persona que te puedo asegurar que si hoy estaba presente no había dudas de que era el candidato a gobernar la provincia. Hoy no está él y es difícil encontrar otro Miguel Lifschitz, y no sólo dentro del partido; en general, en la política. Era una persona con una mentalidad muy abierta, una persona de diálogo, de trabajo en conjunto, y con todas las localidades. No era solamente que se trabajaba con las del Frente Progresista, sino que se avanzaba con todas las localidades. Por eso yo lo extraño mucho y no creo que haya otro Miguel Lifschitz. ¿Que pueda alguien con experiencia tomar el liderazgo del partido? Sí, va a haber que definirse, porque si no va a pasar lo que está pasando en otros partidos, que todos quieren ser líderes y se pelean entre ellos, y están con muchas divisiones.
—Con su pasado como empresario, y su experiencia en la administración de un municipio de la envergadura de Villa Gobernador Gálvez, ¿cómo está viviendo el impacto de la crisis económica, de la inflación?
—Mirá, es una crisis política que arrastra a una crisis económica. Y en un país que es altamente productivo, y lo vemos todos los días, porque la economía sigue funcionando, más allá de la inflación. Y que esté faltando combutible, que estén faltando insumos, a veces es por la especulación de algunos productores, pero muchas veces la faltante es porque la demanda es superior a la oferta. Entonces, la economía sigue adelante. Lo que siempre digo es que es muy perjudicial no tener un plan económico y sacar medidas todos los días sin un rumbo. Entonces hoy vamos para al sur, pero si vemos que la medida no funciona vamos para el norte y cambiamos al otro día. Y no es lo correcto. Hasta que no se logren medidas que impacten en la economía de todo el país, orientada a la producción, pero consensuada con los otros partidos políticos. No de un gobierno que sale a pelearse con el campo. Es como si un jeque árabe sale a pelearse con los petroleros, que son el motor de su país. Eso es lo que yo veo, que no encontramos el rumbo, y va a afectar a todas las empresas que producen, y acá tenemos muchas en nuestra ciudad.
—¿Ve potable el armado del frente de frentes para las elecciones del año próximo?
—El frente de frentes lo veo potable siempre y cuando se arme para gobernar. Si vos ves que quieren armar un frente de frentes para ganar las elecciones, arrancamos mal. Porque si vos querés ganar las elecciones, pero no tenés un plan de gobierno, entonces no va a servir de nada que ganes las elecciones. ¿Qué va a pasar al otro día? Se van a empezar a pelear unos, otros, no van a poder armar un plan de gobierno, vamos a perder cuatro años. Por eso, si van a armar un frente de frentes, que sea algo serio, porque si no vamos a seguir perdiendo tiempo. Siempre repito que “las aceitunas en el pan dulce no van”; entonces, cuando hagas el pan dulce, tenés que seleccionar bien lo que le vas a poner. Porque si no después hay cosas que, por más que las pongas, no encajan. Hay que hacer las cosas con seriedad. Hoy todos hablan del frente de frentes y creo que es lo más lógico. No va a estar repartida en tres la oferta electoral en 2023. Y si está repartida en tres, y no se arma el frente de frentes, tiene más posibilidades el justicialismo que las otras dos. En el caso de armar un frente de frentes, las posibilidades se emparejan. Creo que va a ser lo más conveniente armarlo, pero seriamente.
—Se habla mucho de la discusión programática.
—Miguel Lifschitz antes de asumir, ya electo, presentó un libro con las 100 acciones para los primeros 100 días. Ponele que no las hizo en los primeros 100 días, pero cumplió con muchas más que con 100. Eso es a lo que hay que apuntar. Vamos para allá con algo serio, no que cuando estemos en el gobierno vamos a ver qué hacemos. Porque eso no sirve de nada.
—Supongamos que el frente se concreta. Seguramente se resolverán las candidaturas en una interna. ¿En qué sector se insertaría?
—Tendría que haber internas, es sano que haya. Internas sanas, donde el que ganó, ganó, y todos tienen que apoyarlo. Porque si no es desarmar y tirar por la borda todo lo cosechado. Con relación a los sectores, si bien yo estoy dentro de lo que fue el Frente Progresista, el Partido Socialista, yo no sé en ese frente de frentes, cuando se dé una interna, cómo va a estar el Partido Socialista, o cómo se va a armar, o si vamos a tener candidato propio, o vamos a apoyar a algún candidato en particular. Pero bueno, como todavía no aparecieron los candidatos, sabemos que Maximiliano Pullaro es el que más está en acción desde que pasaron las elecciones anteriores, pero después no sabemos más nada de los demás.
—Bueno, hay otros que han manifestado intenciones, entre ellos el intendente de Rosario Pablo Javkin.
—Sí, está bien que manifiesten intenciones. Igual que Emilio Jatón. Lo que pasa es que, si vos vas y le preguntás a un intendente si le gustaría ser gobernador, seguro que te van a decir que sí. No sé si en estas elecciones, en la otra, o a lo mejor no se da nunca, pero seguramente te van a decir que sí. Es lo más lógico. Es muy difícil que un intendente te diga que no le gustaría ser gobernador.
—¿A usted le gustaría?
—Mirá, yo hoy, en estas circunstancias te digo que no, pero a lo mejor en el futuro sí.
—Para el que le gusta la gestión, con la satisfacción de concretar cosas, siempre es atrayente llegar a una escala superior.
—Con mi experiencia de lo privado propio, porque yo no trabajaba de “empleado de”, y la experiencia que tengo en lo que es la parte pública, yo sé que a mí capacidad no me falta para ser gobernador. Ni para armar equipos ni para trabajar en equipo. Pero hoy no veo que sea momento para ser candidato a gobernador. Es una cuestión personal. Después de todo lo que vengo trabajando. Yo trabajo con este gobierno de la oposición y sigo molestando como lo molestaba a Miguel.
—¿Se lleva bien con Perotti?
—Sí, yo me llevo bien con todo el equipo. Ellos saben que yo cuando voy por alguna obra o algún problema, voy con la verdad. Voy con la necesidad. No quiero sacar ventaja porque soy de Villa Gobernador Gálvez y las necesidades son inmensas. Yo voy con cosas reales y ellos lo saben muy bien. De esa manera, voy a Santa Fe o levanto el teléfono a cualquier ministro y me atienden; el mismo gobernador.
—¿Cómo anda la gestión en VGG? ¿Qué balance hace?
—Nosotros venimos bien. Tomamos una ciudad hace ya más de 6 años y medio, con muchos problemas, con una situación social muy compleja, con una situación de inseguridad muy alta, con toda la infraestructura de calles prácticamente destruida. Estamos trabajando; levantar una ciudad como Villa Gobernador Gálvez, con los recursos que hoy tenemos, es muy difícil. Acá el 35% de la población paga la tasa municipal, el otro 65% no la paga. El 40% de la población está enganchado a la luz eléctrica. Y nosotros el alumbrado público, que lo tenemos en la boleta, no lo cobramos, y así muchas cosas. Es una sociedad que a través de muchos años se acostumbró a no tributar. Nosotros ahora hicimos varias moratorias e intimaciones. Ahora hicimos un aviso de deuda y próximamente vamos a salir con la intimación municipal, y después una intimación judicial. Porque el dinero de las tasas es el combustible para seguir avanzando y, si no disponemos de ese combustible, vamos a empezar en un retroceso fuerte. Es lo que hace a cosas que estamos ya trabajando. Hace poquito inauguramos una granja educativa en el Parque Regional, una granja educativa y recreativa, que inauguramos para las escuelas, pero en las vacaciones de invierno fue utilizada por más de 10.000 personas. Y estamos avanzando en una planta automática de fabricación de adoquines de cemento para las calles, en la creación de un centro de capacitación en oficios, para tener un centro de capacitación que sea acorde a las industrias que tenemos en Villa Gobernador Gálvez y la región. Y todos esos desafíos son importantes para dejar una base sentada en la población, de que a través de la formación, de la educación, del trabajo, se levantan las comunidades, y eso es lo que estamos trabajando fuertemente.
—¿La pandemia influyó en esa tasa de incobrabilidad?
—Sí, la pandemia y la situación económica de la gente. Yo entiendo. La mayoría acá son asalariados, y fueron perdiendo poder adquisitivo de una manera impresionante en los últimos meses. La gente lo primero que hace es comer y tratar de mandar a sus hijos a la escuela, comprarle los útiles, la ropa, y después, si sobra algo, paga la tasa. En patente tenemos un montón de dinero que la gente no paga. También vamos a salir con un aviso de deuda en patente.
—¿Tienen pensado ir por la reelección?
—Todo el mundo me pregunta y yo todavía no me veo seguro de dar una respuesta por sí o por no. Entonces creo que falta tiempo, hay que analizar muchas cosas de lo que está sucediendo y de lo que puede llegar a suceder. Ojo que lo económico afecta mucho a nuestra ciudad, porque Villa Gobernador Gálvez depende mucho del Estado provincial y del Estado nacional. Si nosotros tendríamos que tener autonomía no podríamos hacer frente a la realidad que estamos viviendo, en lo social especialmente, en el aporte de alimentos, en lo que hace a obras de infraestructura. Todas las obras que se están haciendo vienen del gobierno de la provincia o de la Nación. Localmente nosotros podemos hacer arreglos de algunas calles, o muy pocas cosas, chicas, Y eso es lo triste, que no tenemos un ingreso como San Lorenzo, por ejemplo, que tiene un ingreso per cápita tres veces más grande y tiene la mitad de los habitantes. Tiene un presupuesto de casi 9.000 millones de pesos con 50.000 habitantes y nosotros con 100.000 habitantes no llegamos a los 3.500. Es ahí donde está la gran diferencia. Si tuviéramos 2.000 millones de pesos más, ¡las cosas que podríamos hacer!
—¿Cómo está viendo la evolución del malestar de mucha gente hacia la política en general y la aparición de posiciones extremas?
—El malestar está generalizado, y con todos los políticos. Yo siempre digo que el gobierno nacional está dando una imagen pésima con la pelea entre el presidente y la vicepresidenta. Pero de ahí para abajo tenemos esa problemática con el tema de la inflación, que la plata no alcanza, que el supermercado aumenta. Ese malestar, generado por todo ese problema, el primero que lo absorbe es el gobierno local, porque la gente se la agarra con el intendente y de ahí para arriba. Un problema que viene de arriba para abajo, la gente se lo agarra de abajo para arriba. Y no me pasa a mí solamente, nos pasa a todos los gobiernos locales. Y por eso te digo que sería apresurado empezar a mostrarse en campañas políticas ahora con el malestar que está habiendo, generalizado, de la población hacia la política.
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