Plato de por medio, en la Quinta de Olivos, la noche de este lunes volvieron a verse cara a cara el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández. El encuentro presencial entre ambos funcionarios, duramente enemistados desde hace meses, fue luego de la asunción de la nueva ministra de Economía, Silvina Batakis.
La previa de la reunión en medio de la interna del Frente de Todos fue la llamada del jefe del Estado a la vice para acordar el nombre de quien reemplazaría al renunciante Martín Guzmán, quien hizo público su alejamiento mediante un tuit mientras Cristina Fernández encabezaba un acto en Ensenada.
Fuentes oficiales señalaron que la charla telefónica del domingo –de más de una hora– cerró con la promesa de reunirse tras zanjar la urgencia de cubrir la vacante en la cartera económica. De eso, no hubo confirmación de tiempo y lugar, hasta que se conoció la cena.
La última vez que Alberto y Cristina compartieron un mismo espacio físico fue el 3 de junio último, en el acto por el centenario de la petrolera YPF que se realizó en Tecnópolis. Pero allí la coincidencia fue sólo geográfica.
El domingo, tras tomarle la jura a Batakis, el presidente salió de Casa Rosada hasta la Quinta de Olivos en helicóptero, a las 19.30. La vicepresidenta había partido de su casa ubicada en el barrio de Recoleta hacia Senado. Y de allí fue a la residencia presidencial.
La cena en Olivos, según varios funcionarios de alto rango en el Gobierno, se dio en medio de gran dicreción. La mayoría de los ministros, señalaron, no estaban enterados.
La necesidad de recomponer, al menos públicamente, el distanciamiento entre los dos máximos funcionarios del Ejecutivo había sido planteada por los gobernadores peronistas en medio de la última crisis desatada por la renuncia de Guzmán. Llegaron a pedir una foto de ambos en la jura de Batakis, para calmar las aguas. Eso no se dio, pero sí la cena, aunque sin imágenes ni, por el momento, detalles de lo hablado.
