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Alcoholemia: el truco para evadir controles de tránsito por el que se habla de una nueva regulación

Hace años que las aplicaciones dejaron de ser una mera “Guía Filcar” digital. Algunas –Waze es la más popular– enseñan posibles rutas para llegar a destino y también cámaras de velocidad e información aportada por los usuarios, como si hay presencia policial

La conversación se repite en asados, cumpleaños y juntadas: alguien no va a tomar alcohol porque está “en auto” y otro contesta que “no pasa nada por una copa de vino”, total las aplicaciones de tránsito te muestran si hay un control.

Hace años que las aplicaciones dejaron de ser una mera “Guía Filcar” digital. Algunas –Waze es la más popular– enseñan posibles rutas para llegar a destino y también cámaras de velocidad e información aportada por los usuarios, como si hay presencia policial.

El ícono la carita con gorra azul es la red flag para los que buscan evitar los controles.

Pasa en todo el mundo, aunque en algunos puntos del globo intentaron regularlo –o incluso “trolearlo”: policías del condado de Surrey, en Inglaterra, reconocieron en Twitter haber generado falsas alertas de controles de velocidad para disuadir las velocidades altas.

Desde Waze afirmaron al diario porteño Clarín que “opera en consonancia con las leyes locales” y aclaró que, en particular, la función que permite reportar presencia policial apunta a “notificar a los conductores en tiempo real lo que sucede en las calles y promover la seguridad vial”.

Lo cierto es que mientras en algunos países del mundo, donde las fuerzas de seguridad son corruptas y violentas, evitar los controles es una forma de evadir potenciales situaciones de riesgo, en la Argentina esta función más bien permite esquivar el control.

La polémica –para ir al hueso– está en que mientras la ubicación de las cámaras de velocidad y otros datos que se muestran en Waze son de información pública, no pasa los mismo con la localización de los controles policiales.

Sobre este punto, desde Waze aclararon que los mapas se actualizan continuamente con información aportada por usuarios: “Si no verifican la presencia de policías en la carretera, se eliminará la alerta. Si identificamos información falsa, pueden ser restringidos”.

El alcohol al volante

En la Argentina, la siniestralidad vial es la principal causa de muerte en personas menores de 35 años y el alcohol al volante, el responsable de uno de cada cuatro incidentes de tránsito graves.

En esas cifras se basó el Congreso a sancionar este año la Ley 27.714 de Alcohol Cero. Para que se aplique a todos los caminos del país, las provincias y municipios deben adherirse, pero la clave sigue estando en los controles.

En ese marco, el abogado de víctimas viales David Berenstein, representante de la Asociación Madres del Dolor, alertó que las aplicaciones de tránsito “le sirven a los infractores en los países donde hay mínimos controles de alcoholemia”, como la Argentina.

“El problema acá es que justamente son escasos. En Europa o Estado Unidos, se realizan entre 15 y 20 más que en la Argentina, donde se hacen sólo 650 mil testeos al año”, puntualizó.

El ícono la carita con gorra azul es la red flag para los que buscan evitar los controles.

Hoy, la Provincia de Buenos Aires –adherida al Alcohol Cero– despliega 33 controles fijos “en puntos estratégicos por las conexiones entre las rutas y la circulación, como en Ruta 6 altura Zárate”, especificaron desde el Ministerio de Transporte bonaerense.

Y apuntaron que a esas postas se suman controles adicionales –en junio fueron 10– que se gestionan con Nación y/o municipios, y que van variando. Entre los dos, en lo que va del año, la Provincia hizo unos 33.000 tests de alcoholemia con 396 casos positivos.

La Ciudad de Buenos Aires, en cambio, decidió no adherir a la Ley de Alcohol Cero, pero sí endureció las multas –retención de las licencias, de entre 2 meses y 2 años– para aquellos conductores particulares que superen los 0,5 gramos de alcohol por litro de sangre.

Entre otros argumentos, justamente, esgrimieron que hacen 370.000 controles al año y que la positividad bajó de 3,3% (2016) a 1,5% (2022). En lo que va de 2023 realizaron 169.000 controles de alcoholemia, 25% más que el año anterior. Los positivos se mantuvieron estables, en alrededor del 1,3%.

La ubicación es “dinámica”, explicaron desde el Ministerio de Transporte porteño, aunque reconocieron que “hay algunas avenidas que son más aptas, porque son más anchas, como Figueroa Alcorta, y hay puestos que se repiten más por los niveles de positividad que presentan, como el que está cerca de la salida de la Ciudad en Libertador a la altura de la ex ESMA”.

Regulación: ¿es posible?

Para Berenstein, “una mínima restricción sería legítima y de importancia para salvar vidas, que al fin y al cabo es lo que más importa”, pero resaltó que “es debatible si sería constitucional dado que parte de la doctrina entiende que la restricción podría vulnerar los derechos y libertades individuales de los ciudadanos”.

Desde el Ministerio de Transporte de la Ciudad sostienen que las aplicaciones “no revisten tanta importancia” en el escenario macro de la seguridad vial.

“Si bien presentan un desafío, es muy difícil que la aplicación emule o resulte como un espejo de lo que está pasando en la Ciudad en ese momento porque los controles son rotativos, aleatorios y en distintos horarios”, señalaron.

Por su parte, en la cartera de Transporte de la Provincia dijeron que “es difícil de contrarrestar a las apps por el funcionamiento de la comunidad y, por ello, se trabaja con un mayor esfuerzo en los operativos, mayor presencia de controles. Es un problema, y estamos buscando las herramientas para resolverlo”.

Sumar la tecnología

“Si las aplicaciones y redes sociales de conductores llegaron para quedarse, tal vez deberíamos pensar en cómo trabajar con ellas”, plantea la historiadora Ema Cibotti, presidenta de la Asociación Civil contra la Violencia Vial (Activvas).

Cibotti perdió en 2006 a su hijo Manuel atropellado por un conductor alcoholizado y, como impulsora de la Ley de Alcohol Cero, es una de las primeras en sostener que “sin controles no hay seguridad posible”.

Sin embargo, considera que el desafío que viene será encontrar cómo las redes sociales de conductores se conviertan en un “apoyo” para la seguridad vial: “No se puede evitar. La comunicación horizontal entre conductores siempre existió, pero si antes era en un grupo de amigos ahora se masificó”.

“Por supuesto, existen los trasgresores y los violentos viales, pero si pensamos en las personas que tratamos de tener una conducta adecuada en las vías, la tecnología es un apoyo. Puede avisarnos si nos excedimos de velocidad sin darnos cuenta, por ejemplo, e indicarnos rutas para evitar maniobras riesgosas como un giro en ‘u‘”, reflexiona.

Específicamente, para lo que es disuasión del consumo de alcohol y otras drogas, las aplicaciones podrían colaborar, primero al mostrar que los controles existen pero también con información útil para el usuario, como concientización de los efectos del consumo, se ilusiona. “Sería todo un círculo virtuoso”.