Por Javier Hernández
El músico uruguayo Alejandro Balbis regresa esta noche a Rosario para, desde las 22.30, en Mano a Mano (Ovidio Lagos 790), seguir repasando su disco debut y poner en conocimiento los nuevos temas que formarán parte del segundo material a editarse antes de fin de año.
Afincado desde hace algún tiempo en Buenos Aires, con modestia, sentido ético y gran responsabilidad por lo que expresa, el músico dialogó con El Ciudadano sobre su presente, el tiempo y sus búsquedas personales, y aclaró: “Una vez que tenés un público y gente a la que le parece que las cosas que opinás son importantes, tenés una responsabilidad de la puta madre. Hay que tener mucho cuidado con eso”.
—Con el bagaje de tres décadas trabajando para otros, ¿cómo te parás frente al tiempo para pensar un disco?
—De manera cómoda. En todo este tiempo los procesos se fueron dando por convicción natural y fui acostumbrándome de a poquito. Hubieron grandes cambios pero no fueron sobresaltos.
—Años atrás el candombe y la murga eran tu punta de lanza, pero “El gran pez” ostenta una instrumentación más rockera con batería, bajo y guitarra…
—Sí. A mí me sonó eso siempre en la cabeza. Esas son las influencias de haber trabajado con La Vela Puerca, Bersuit, La Mancha de Rolando, Árbol y Las Pastillas del Abuelo. Me empecé a dar cuenta de las diferencias entre hacer sonar una banda y una murga. En estos años fui haciéndome en este oficio también.
—¿Cómo trabajás la apropiación del escenario?
—No tuve muchos problemas con eso gracias a la dirección de murgas que me sirvió como preámbulo. Acá te parás de otra forma, estás expuesto, necesitás saber qué hacer con tu cuerpo en cada momento, que es más complejo que abordar un escenario. Las personas en general tenemos muchas limitaciones en cuanto a lo físico por la vida que llevamos, por el condicionamiento social. Me llevó muchos años abordar mi cuerpo entero: siempre estaba contenido en una cuerda cantando con compañeros y ahora es todo muy distinto.
—Después de presentar este disco hasta cansarte, cuando mirás para atrás, ¿estás contento con haber dado ese paso?
—Sí, sobre todo con la gente. Encontré un espacio muy lindo, de mucha devolución. Y con los niños fue algo no calculado. El gran pez no tuvo la intención de ser un disco para niños y parece que lo fue. Es increíble lo que me pasa: chicos pequeños me regalan dibujos, me escriben cartas; no lo puedo creer, es conmovedor.
—¿Qué creés que le aportaste al rock con todas tus influencias?
—No me detuve del todo a pensar en el asunto. Ahora está muy presente el tema de cuál es la realidad del asunto y cómo debe construirse el relato de ese asunto. Cuál es el imaginario que tiene la gente sobre tal cosa que, por más que todos opinen igual, no necesariamente la realidad reflejada es igual a la opinión de las personas en general.
—Se discute en todos los ámbitos…
—Está al rojo vivo. Y obviamente cada vez que uno piensa en esos conceptos, en tu vida, en tus cosas. Y ahora estoy con eso, porque a mí me gustaría que esto no fuera una construcción de relato sino que fuera la realidad –acá me aclara mi mujer que es psicóloga que «la realidad es una construcción»–. Esto influye en el comportamiento del artista; porque una vez que tenés un público y gente a la que le parece que las cosas que opinás son importantes, tenés una responsabilidad de la puta madre. Hay que tener cuidado con eso.
Grupal y personal: Montevideano de nacimiento el mayor bagaje público de Alejandro Balbis lo adquirió por las múltiples y variadas colaboraciones con bandas como La Vela Puerca, Bersuit Vergarabat, La Mancha de Rolando, Árbol y Las Pastillas del Abuelo pero, desde hace algunos años, también por su proyecto solista, que vio nacer a un disco muy personal, El gran pez, su primer material.
De formatos disímiles: Los colores que toman los shows de Alejandro Balbis proponen un cúmulo de diferentes caminos dependiendo de su acompañamiento. “Cuando estoy solo con la guitarra es un show distinto: otra actitud, encare y responsabilidad”, dijo el músico a El Ciudadano. Y prosiguió: “En cambio cuando estoy con la banda, sé que soy elprotagonista pero sus cuerpos están allí con el mío, trabajando a full».
32 son aproximadamente los años que Alejandro Balbis lleva dedicados a la música, en un vínculo expresado en cuerpo y alma. Autodidacta, por propia denominación, Balbis es cantante, arreglador, guitarrista y compositor pero también productor, docente y director de murgas, entre otras derivciones de un mismo placer personal.
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