El músico y compositor Alejandro Guyot, líder del grupo tanguero Bombay BsAs, publicó su primera novela, Sangre, en un 2021 de prolífica cosecha del largo año pandémico donde también dio forma a su debut en solitario con el álbum La guerra es adentro.
“Durante un par de meses me sirvió parar un poco la pelota para terminar de materializar proyectos que tenía o bien detenidos o supeditados a los tiempos libres, como por ejemplo mi novela. Hoy por hoy después de un año y pico de cuarentena, además con Bombay Bs.As. tenemos el material listo de todo un disco nuevo que espera ser grabado”, repasó Guyot sobre este extraño período.
Durante una entrevista con Télam, el también cantante, escritor y docente visita las aristas de un universo creativo que sigue entregando señas de un espíritu inspirado e inquieto así en la música como en la literatura.
Sangre, que esta semana lanza su preventa, es presentada por su autor como “una comedia negra psico-religiosa, por definirla de alguna manera. Sus escenarios tienen lugar por momentos en una Europa repleta de inmigrantes ilegales, pero también los bazares chinos, santerías del barrio de Once y los talleres clandestinos, y del Bajo Flores. Hay gatitos de la suerte y vírgenes que lloran sangre en medio del quilombo del 2001”.
En relación con La guerra es adentro, el artista arriesgó: “Es fruto de haber curioseado en una determinada porción de repertorio de la música popular argentina de tres siglos. Desde los cielitos y vidalas hasta estas «milongas eléctricas» creo que hay sobre toda una búsqueda, o más bien una pregunta constante, ¿qué/cuál es la canción argentina?, ¿cómo debe cantarse?, ¿qué cosas debe contar una canción en el siglo XXI?”.
El disco, lanzado en enero pasado, lo hizo sin sus compañeros de Bombay Bs. As. (ex34 Puñaladas) pero estuvo lejos de ser un trabajo íntimo ya que en él participan Sofía Viola, Julieta Laso, Juan Pablo Fernández, Mariana Mazú, Elbi Olalla, Federico Ghazarossian, Javier Estrella, Esteban Sehinkman, Pablo Jivo, Darío Barozzi, Pablo Sensottera, Julio Coviello, Rosa Nolly y Diego Aufiero.
Al notable elenco se añaden, además, los prestigiosos músicos franceses Laurent Gehant y Sophie Azambre le Roy (Tangoleón).
“Juan Pablo Fernández (a quien define como el padrino del proyecto) me suele decir «Vos no hiciste un disco solista, vos organizaste un asado con amigxs». Pero es que por un lado tenía ganas de compartir mis canciones con todos estos artistas a los que admiro y quiero mucho y por el otro las canciones fueron las que convocaron a cada una de las cantoras, a cada música y cada músico, en ese sentido con Julio Martínez (productor artístico de la placa) no negociamos nada, las canciones mandaron”, confesó Guyot.
Sobre los motivos por los que decidió lanzar un disco solista, Guyot explicó: “En algún momento descubrí que tenía un cajón lleno de canciones que por distintas razones no habían sido incluidas en ninguno de mis proyectos artísticos, y decidí hacer algo con todo eso. Necesitaba volver a cantarlas, volver a encontrarme con ese material, resolver qué iba a hacer y en ese proceso me di cuenta de que tenía un material que partía desde formas de canción que en su rítmica estaban íntimamente emparentadas con la milonga”.
Después, cuando empezó a desempolvar este material el músico se encontró con “la necesidad de ponerlo a prueba”. “Necesitaba revisarlo, someterlo a discusión, por decirlo de alguna manera. Justo coincidió que Juan Pablo Fernández (Acorazado Potemkin) con quien tenemos una amistad que se fue forjando a partir de los cruces en distintas escenas musicales del under porteño, comenzaba a armar un taller de canciones y lo contacté. Él escuchó el material, me hizo algunas sugerencias con respecto a por qué lado seguir indagando en cuanto a cuestiones poéticas y melódicas y me alentó a seguir componiendo. En este proceso fui terminando de delinear una posible lista de canciones, y cuando tuve la lista completa apareció Julio Martínez, y me propuso maquetear una canción e intentar hacer algunos bocetos de producción para poder imaginarnos cómo podrían llegar a sonar estas milongas ampliadas a una banda que incluyera otras sonoridades. O sea que los culpables de todo son Juan Pablo y Julio. También fue fundamental el laburo que hizo el músico Paco Arancibia en las mezclas, ya que terminó de armar el espacio sonoro en el que se iban a mover estas «milongas eléctricas»”.
Cantar y contar, un talento heredado
“Si me pongo a pensar creo que esto de cantar y contar tiene una filiación directa con mi abuelo paterno Alberto, ferroviario (mecánico de calderas) en la ciudad de Basabilbaso, Entre Ríos, que era cantor amateur de tangos y serenatas y un gran narrador oral”, dijo Guyot entrelazando su rol de músico y escritor. “Me acuerdo de que después de almorzar solía contar anécdotas de cuando se quedaban los trenes parados por algún desperfecto en la zona de la Mesopotamia. Entonces lo mandaban a él a arreglar la locomotora y cuando llegaba resulta que el maquinista estaba como loco porque decía que pasada la medianoche se aparecía «la luz mala» y hacía que se moviera el vagón en el que dormía. En las anécdotas de mi abuelo por supuesto que cuando llegaba al lugar no solo arreglaba la caldera de la locomotora, sino que también resolvía esos misterios: El vagón no se movía por «la luz mala», sino que eran vacas que se rascaban el lomo contra los parantes de fierro del vagón… Mi abuelo ya reunía esas dos cualidades, y de alguna manera las debo haber heredado”, relató.
Una comedia muy argentina, pero con italianismos
Además de su reconocida labor en la escena musical, Alejandro Guyot lleva más de una década transitando la literatura en un camino que ahora alcanza su primera novela con la publicación de Sangre. Según contó Guyot a Télam, Sangre «se mueve entre los escenarios de una carpintería de una logia de ebanistas medievales que trabaja en tándem con la iglesia católica y a la vez con la mafia italiana en una Europa llena de inmigrantes ilegales, y la Argentina de los talleres clandestinos bajo los azotes de una de las peores crisis de las últimas décadas, todo observado por la inquietante mirada de unas virgencitas que no paran de llorar sangre”.
En su faceta de escritor el artista reunió textos breves y poesía en Brumarios (2009), cinco años después traducido al francés y presentado en el Salón del Libro de París en marzo de 2014 y en 2019 reunió su trabajo autoral en Canciones de Amor, de Locura y de Muerte (Tangos, Valses y Milongas del siglo XXI).
Con la edición de Alto Pogo, el material es presentado por su hacedor como una mezcla de elementos como “las torturas medievales, la religiosidad popular, un gremio de ebanistas que funciona como una mafia, una Europa repleta de polizontes, la Argentina de la crisis de 2001 y los talleres clandestinos. Es muy argentina, pero con toques de italianismos al palo”.
“Quise escribir sobre la relación entre Europa y sus inmigrantes y compararlas con algunas historias secretas de la Inquisición, las maneras en las que la Iglesia católica juzgaba y torturaba a sus víctimas y una logia de ebanistas que funcionaban como una verdadera mafia”, adelantó.
“Y también -abundó- necesitaba revisitar la Argentina previa al 2001, los talleres clandestinos y la religiosidad popular en tiempos de desesperación, y sobre todo un tema que me obsesionó desde siempre: el extraño fenómeno de las vírgenes que lloran sangre. Aunque no lo puedas creer, tengo un gran porcentaje de biblioteca copado por libros de los más bizarros que cuentan acerca de hechos de esta naturaleza”.