De origen coya, trabajó desde muy pequeño como albañil, mozo, heladero, electricista, operario en una fábrica de plásticos, vendedor de seguros, dibujante para un arquitecto y finalmente como recolector de residuos municipal en el barrio popular Alto Comedero de San Salvador de Jujuy. Este domingo, en comicios históricos, Alejandro Vilca fue elegido diputado nacional por el Frente de Izquierda Unidad con alrededor del 25 por ciento de los sufragios en la provincia que gobierna Gerardo Morales, radical en el PRO que impulsó el desmantelamiento de las organizaciones sociales, en particular las de composición de pueblos originarios.
Un batacazo, el de Vilca, aunque anunciado en las Paso. «Hicimos historia. Con el apoyo de miles conquistamos una banca en el Congreso que sin duda llevará la voz del pueblo trabajador y será un punto de apoyo para las luchas de los trabajadores, las mujeres, la juventud y los pueblos originarios», escribió el trabajador de 45 años en su perfil de Instagram.
Vilca termina este año su mandato como diputado provincial en Jujuy. Fue su primera incursión en el sistema político institucional tras varios intentos. Si no le alcanzaban los votos para ingresar al Congreso Nacional, dijo, regresaría sin problemas a su trabajo como recolector.
Nació el 5 de julio de 1976 en San Salvador. Su padres son de Humahuaca y Abra Pampa. Su madre era empleada doméstica, y falleció de coronavirus.
Vilca fundó el Partido Socialista de los Trabajadores en Jujuy como corolario de una militancia que inició cuando estudiaba arquitectura en la Universidad Nacional de San Juan, donde ingresó mediante una beca. Allí comenzó a batallar contra la reforma educativa impulsada por el gobierno de Carlos Menem. Se unió a En Clave Roja, la agrupación estudiantil del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS). La carrera quedó trunca, un imposible en medio de urgentes necesidades económicas. Después, de regreso en San Salvador y ya como trabajador en la Municipalidad, encabezó la lucha por el pase a planta permanente de los recolectores.
Su carrera política se inició en 2011 como candidato a gobernador. Sacó apenas el 1,93% de los votos. En 2015 se postuló para diputado provincial y sumó el 7,06, pero no le alcanzó. Dos años después, sí, con 10 puntos más de reconocimiento en las urnas.
Ahora, Vilca obtuvo más de 100 mil adhesiones (25,15% de los sufragios), y pasará a la Cámara de Diputados de la Nación, donde será uno de los cuatro integrantes de la bancada del FIT.
Acompañará a Myriam Bregman, otra sorpresa con su ingreso desde la Ciudad de Buenos Aires, el primero en 20 años que logra un representante de la izquierda en territorio porteño. El jujeño también estará con Nicolás del Caño y Romina del Plá, que renovaron mandato como candidatos bonaerenses por el espacio creado en 2011 mediante una alianza entre el Partido Obrero, el Partido de los Trabajadores Socialistas, la Izquierda Socialista y el Movimiento Socialista de los Trabajadores.
Vilca fue a la primaria en la Escuela Santa Teresita. La secundaria la hizo en la Escuela de Minas. Le quedó sin terminar la carrera de arquitectura. La carrera política, en cambio, fue en ascenso vertiginoso. Su lucha por la regularización laboral de sus compañeros recolectores lo hizo conocido. La pobreza y la injusticia fueron sus compañeras desde chico, junto a sus cuatro hermanos y Luisa Salas, su madre, de origen coya fallecida el año pasado víctima del covid-19.
“No somos políticos profesionales, somos trabajadores que hacemos política”, repitió Vilca varias veces. “Es una histórica campaña. Vamos a aportar a esa importante bancada y sobre todo defender la causa del pueblo trabajador. En el Congreso vamos a aportar a la clase obrera. La militancia nos ayudó a hacer una campaña a pulmón”, dijo ya con los resultados que lo llevan al Congreso nacional.
