Millones de personas se preparaban en la costa este de Estados Unidos para el arribo del «huracán histórico» Irene, que se dirige hacia Carolina del Norte, Virginia y Nueva York tras haber dejado cinco muertos y pérdidas millonarias a su paso por el Caribe.
Ante el pánico de que el ciclón azote estados ajenos a estos fenómenos como Virginia, Massachussetts, Nueva York y Nueva Jersey, el presidente Barack Obama interrumpió sus vacaciones para regresar a Washington y urgió a los estadounidenses a tomar medidas preventivas y evacuar si es necesario.
«Todos nosotros debemos tomar este huracán con seriedad. Ustedes tienen que escuchar a las autoridades locales y estatales. Todo indica que éste será un huracán histórico», dijo Obama desde su residencia de vacaciones en Martha’s Vineyard.
Irene avanza por la costa este de Estados Unidos con vientos de 160 km/h, luego de haber devastado las islas Bahamas el jueves cuando, más fortalecido, derribó árboles, arrancó techos y ventanas de casas y provocó inundaciones que obligaron a cerrar los principales aeropuertos.
Cuando el centro de Irene se ubicaba sobre las costas del Atlántico de Savannah, Georgia, unos 425 km al suroeste de Cabo Hatteras, en Carolina del Norte, algunos condados de las zonas costeras ya sufrieron apagones mientras el ciclón se desplazaba a una velocidad de 22 km/h, según el reporte del Centro Nacional de Huracanes (NHC) en Miami.
Kill Devil Hills, punta costera de Carolina del Norte donde se prevé que Irene golpee fuerte, era un pueblo fantasma el viernes con apenas un puñado de periodistas transmitendo el fenómeno climatológico que paralizará el transporte público en varias ciudades grandes del país.
Las autoridades de los estados que van desde Carolina del Norte hasta Nueva York decretaron el estado de emergencia el jueves y decenas de miles de personas han recibido órdenes de evacuación.
Unos 65 millones de personas habitan en las zonas amenazadas por el huracán. El alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, ordenó el viernes la evacuación obligatoria de varias zonas vulnerables de la ciudad ante la llegada de Irene, una medida que afectará al menos a 250.000 personas.
«Es una cuestión de vida o muerte», declaró Bloomberg en una conferencia de prensa en la que indicó que era la primera vez que se tomaba una medida de este tipo en Nueva York.
Probablemente el ciclón llegue debilitado al noreste, pero incluso con categoría uno podría causar grandes daños, advirtió el NHC sobre el meteoro, que por ahora es categoría dos en la escala de cinco niveles Saffir-Simpson.
Desde que Irene empezó a avanzar el lunes como huracán, ha dejado dos muertos en Haití, dos en República Dominicana y uno en Puerto Rico, donde los daños se estimaron en más de 500 millones de dólares, según el gobernador, Luis Fortuño.
En Estados Unidos estimaron en mil millones de dólares los daños causados en el Caribe y las Bahamas y temen pérdidas inmensas en el país.
En su trayecto, el ciclón va produciendo condiciones de tormenta tropical y es posible que toque tierra en Carolina del Norte, pero si se mantiene el sábado en el mar, avanzará hacia Nueva York.
«Es un gran y poderoso huracán que afectará muchas áreas pobladas», advirtió Chris Vaccaro, portavoz del Servicio Nacional de Meteorología.
El experto, que citó entre las ciudades afectadas a Raleigh, Washington DC, Baltimore, Filadelfia, Nueva York y Boston, agregó que «como la tormenta «es muy amplia», va a haber «vientos muy fuertes y lluvias torrenciales en una zona bastante extensa» del país.
El huracán Gloria, en 1985, fue el último ciclón que azotó Nueva York, ciudad sacudida además esta semana por un extraño sismo.
La red ferroviaria Amtrack suspendió todas sus líneas al sur de Washington y las autoridades federales han almacenado millones de kilos de alimentos y litros de agua para atender a las personas evacuadas.
Sin embargo, el operador de la bolsa neoyorquina, el New York Stock Exchange NYSE), anunció que preveía que el fenómeno climático no impedirá que el parqué opere con normalidad el próximo lunes.
Las Fuerzas Armadas hicieron saber que 98.000 miembros de la Guardia Nacional están listos a intervenir y la Marina decidió enviar al mar sus naves ancladas en el puerto de Hampton Roads, en Virginia.
Varias empresas estadounidenses presentes en al cosa este se dispusieron también a proteger sus materiales y a ofrecer a sus clientes los producots que podrían necesitar ante la contingencia.
La cadena de supermercados Wal-Mart surtió bien sus establecimientos, en previsión de eventuales inundaciones, con productos de primera necesidad, de los que el agua embotellada estaba siendo el más reclamado.