Cremas, lociones y champús, entre otros productos cosméticos, pueden estar elaborados con sustancias químicas que tornan peligroso su uso por los daños que causan principalmente en la piel y el cuero cabelludo, según alertaron especialistas.
El caso más conocido es el del formol, empleado en alisadores de cabello y que entre otros trastornos frecuentemente advertidos por las autoridades de salud figuran cuadros alérgicos, irritación ocular, enrojecimiento, lagrimeo y dermatitis.
El empleo del formol aceptado por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) es sólo como conservador y endurecedor de uñas a concentraciones limitadas, no para alisadores de cabello.
Ante alguna duda acerca de la legitimidad de un producto o sus características, los consumidores pueden consultar al 0800 333 1234, que es la línea gratuita de atención a la comunidad del Programa Aanmat Responde.
«Al adquirir un cosmético, siempre se debe consultar su rótulo, en el que encontrarán ciertos datos, que en caso de que no estén presentes, podría revelar que se trata de un producto no autorizado», advirtió María Belén Bazante, directora técnica de Natura Siberica Argentina, una empresa que se dedica a la producción de productos naturales de belleza en base a hierbas cultivadas en granjas orgánicas.
Resaltó que «el listado de ingredientes y el modo de uso son algunas de las indicaciones que deben verificarse antes de la compra para estar tranquilos que se trata de productos aprobados y seguros».
Algunos elementos a evitar son los aceites minerales, la parafina y la vaselina, por tratarse de derivados del petróleo que, por resultar económicos, se utilizan para crear una capa impermeable en la piel que da un aspecto de suavidad y tersura.
La parafina colocada en la piel es como un plástico, y al ser tan oclusiva, impide la respiración y tapona los poros impidiendo la expulsión de agentes contaminantes fuera del organismo, de manera que, cuanto más se la usa para hidratar la piel, más deshidratada se encuentra y más producto se necesita.
Además, el organismo no puede metabolizarla.
A su vez, los parabenos son un grupo de sustancias químicas utilizadas como conservantes en los cosméticos ya que su objetivo es evitar la proliferación de bacterias prolongando la vida útil del producto, pero son absorbidos por la piel y tienen un efecto estrogénico.
Las fragancias sintéticas, en tanto, se presentan en casi todos los productos cosméticos y muy a menudo causan alergias, descamación, enrojecimiento de la piel, y dermatitis.
Champúes: sin sulfatos, siliconas ni parabenos
En cuanto a los champúes, se recomienda evitar los elaborados con sulfatos, siliconas y parabenos. El primero de esos componentes, presente en muchos productos de venta habitual en supermercados y perfumerías, genera mucha espuma, asociada por lo general a la limpieza pero que deja muy reseco el cabello y el cuero cabelludo ya que también remueve los aceites naturales.
El laurilsulfato sódico (SLS) es un compuesto empleado generalmente en productos de higiene personal, como pasta de dientes, champús y jabones de baño. Como muchos detergentes, el SLS puede irritar la piel, causar eczema, enrojecer y secar la piel, en especial cuando se encuentra presente en altas concentraciones o cuando es usado con frecuencia.
La nueva tendencia en el mercado son los champúes Low Poo, que no contienen sulfatos y de ese modo disminuyen las probabilidades de irritación en el cuero cabelludo.
Los sulfatos producen sequedad, picazón, caspa, el cabello se vuelve poco manejable e incluso la piel se puede volver muy grasa al tratar de compensar la pérdida de sus aceites naturales.
Los especialistas recomiendan productos naturales, libres de sulfatos, que limpien suavemente el cabello sin eliminar la humedad, y de ese modo ayuden a reducir la ruptura y desprendimiento.
Además de los sulfatos, también se alerta sobre los productos con siliconas, consideradas engañosas porque a corto plazo hacen que el pelo se vea más brillante y menos encrespado, pero a la larga sellan el cabello evitando que le llegue la humedad, por lo que se convierte en pajizo, opaco, seco, encrespado, y asfixiado.
En cuanto a los parabenos, son un grupo de sustancias químicas utilizadas como conservantes en los productos cosméticos: su objetivo es evitar la proliferación de bacterias en los champús, se utilizan para prolongar la vida útil del producto, y algunas de ellas como metilparabeno y propilparabeno son conocidas por su naturaleza tóxica.
Para poder verificar la composición del producto a adquirir hay que tener en cuenta que los nombres de los sulfatos más utilizados son Lauril Sulfato de Sodio (SDS) y Lauret Sulfato de Sodio (SLS), mientras que los de las siliconas son: Dimeticona, Cetildimeticona, Feniltrimeticona, Estearildimeticona, Ciclometicona, y Ciclotertrasiloxano.
Para los especialistas, es conveniente utilizar productos de belleza cosmética que no contengan parabenos, siliconas ni sulfatos (SLS) y señalan que para poder confirmar que no tengan este tipo de sustancias, el producto debe llevar el sello de ICEA que avala, entre otras cosas, que no poseen sustancias nocivas.