La gira de Ricardo Alfonsín en la provincia de Santa Fe, con tres días completos de estadía en el territorio, dejó en claro algunas cuestiones. Por un lado, la movilización del radicalismo santafesino, como no pasaba en mucho tiempo. Por otro, las certezas de sus dichos y convicciones, entrelazados con un tono de voz y gestos que recuerdan permanentemente a su padre, el ex presidente Raúl Alfonsín.
En su largo paso por Santa Fe, el precandidato radical se deshizo en elogios al gobernador Hermes Binner, criticó al gobierno nacional, opinó de las posibilidades en Santa Fe, proyectó algunos lineamientos de sus ideas de gobierno en el futuro, y hasta se mostró optimista de llegar al balotaje presidencial, con un triunfo en primera vuelta.
“Veo al Frente con la posibilidad de volver a ganar, como también al radicalismo de incluir al candidato a gobernador. Estoy convencido de que somos capaces de solucionar esta situación sin complicaciones. Somos democráticos y tenemos que resolver las situaciones dentro del Frente”, dijo Alfonsín, sobre la situación provincial.
—¿Cómo ve el escenario nacional en lo partidario?
—Después del 30 de abril (fecha de las internas presidenciales) vamos a despejar alguna variable en la Unión Cívica Radical y desde allí podremos avanzar en la conformación de la formula. Habrá que discutir los términos y el lugar que ocuparán cada uno de los partidos que integran el frente.
—Todo se encamina hacia una fómula radical socialista.
—Es natural y previsible, hasta probable, una combinación de radicalismo y socialismo. Pero quiero ser claro: no hemos hablado de candidaturas ni lugares en las listas, ni de quién va primero y quién segundo. Ahora estamos trabajando mucho con los equipos de Binner y los de Margarita Stolbizer. Es momento de diagnóstico, de analizar profundamente las causas de la situación actual y de la formulación de propuestas.
—¿Piensa que la oposición puede llegar a un escenario de balotaje?
—No sólo eso. Si se dan algunos escenarios podemos llegar primeros al balotaje. Hay un escenario de primera vuelta sin dudas. Los números que manejamos son que Cristina Kircher llega a un 32 por ciento, yo estoy en 20, y si sumamos la intención de votos de Julio Cobos, estamos muy cerca, más allá de que no hay una transferencia directa. Si Julio no es candidato se que se va a comprometer con la campaña, y realmente nos gustaría.
—Otras encuestas dicen lo contrario.
—Todo depende de quién las encarga. En este tema, el cliente siempre tiene razón. Muchos encuestadores son serios, pero, en otros casos, una encuesta se termina transformando en una herramienta publicitaria, pasa de ser ciencia real a ciencia ficción.
—En los acuerdos entre partidos que usted mencionaba, se encuentra Proyecto Sur de Pino Solanas, para sumar votos en la segunda vuelta.
—Sería fundamental para la primera. Creo que Pino es muy injusto con nosotros, y él lo sabe. Pino me hace acordar cuando éramos adolescentes y coincidíamos en los gustos de una mujer. Unos la seducíamos mostrando sus propias virtudes y en cambio el otro, hablando mal de uno. Que no diga que el partido radical no sirve. Los partidos no son organismos vivos, biológicos. Son ideas, principios, valores, hombres que se renuevan, propuestas. En todo caso, que hable de sus propuestas y que critique las nuestras. Si deja de ser injusto, ya que no nos ha faltado el respeto, un acercamiento es posible.
—Solá dijo que hay que rescatar lo mejor del kirchnerismo. ¿Usted que opina?
—Hay que reconocer lo mejor de cada gobierno, ninguno hace todo mal o todo bien. Y esta no es una posición nueva. Por ejemplo, históricamente elogian nuestras virtudes como oposición, pero también necesitamos que nos reconozcan lo bueno que hicimos como oficialismo.
—¿En qué puntos coincide con el gobierno?
—Si yo no tuviera la honestidad intelectual de rescatar lo positivo estaría en contradicción conmigo mismo, con nuestra identidad y nuestra historia política y partidaria. El kircherismo construye relatos, según el cual la unidad latinoamericana, la lucha por los derechos humanos, la reafirmación de la soberanía y la independencia ante los centros internacionales financieros, comienza en el 2003, y no es así. ¿La unidad latinoamericana la inventaron ellos? Ellos se opusieron a la paz con Chile en el diferendo que ayudó a terminar con la dictadura. Porque de mantenerse el conflicto, Pinochet tenía sustento y argumentos para seguir en el poder. Nosotros terminamos las hipótesis de conflicto con Brasil y nos encaminamos hacia el Mercosur. No quieran reescribir la historia.
—¿Qué otra cuestión le critica?
—Que se olvidan de la década del 90, de la que formaron parte. Carlos Menem no era el único actor principal; era todo el Partido Justicialista. Lo acompañaron muchos de los que hoy gobiernan y ahora critican “olvidadizamente”. Y nos olvidamos de que hubo una década del 80, con una economía mucho más pobre, con menos recursos, con productos que no valían nada, con tasas de interés por las nubes.
—Sin embargo, desde el gobierno se pondera el crecimiento económico.
—Los errores de gestión son terribles, al no aprovechar las oportunidades extraordinarias que nos da el mundo. No se trata de crecer solamente. Sudáfrica crecía de manera extraordinaria, pero durante el apartheid la vida era pésima. Hemos crecido, por el contexto mundial, a tasas chinas. ¿Cómo está la salud pública en muchos lugares? Peor que nunca. ¿En seguridad? ¿En trabajo en negro? Igual o peor. La pobreza crece desde el 2007. La cantidad de obreros industriales es la misma que en el noventa, a pesar del crecimiento. No se diversificó la economía y el aparato productivo. No desarrollamos el NOA y el NEA. Desde luego que es peor no crecer, pero eso no es consuelo.
—¿Usted qué propone?
—Hacer más competitiva la economía. Recuperar los ferrocarriles. Sale lo mismo mandar un contenedor de Jujuy a Buenos Aires, que llevarlo desde Capital Federal a Turquía. Agregar valor y sumar biotecnología, que permita hacer más eficientes la producción primaria, y desarrollar las economías regionales.