Francisco de Narváez reunió a la mesa provincial de su agrupación Unión Celeste y Blanco. Casi redundante, porque el del Colorado es un espacio acotado a lo bonaerense.
Como sea, en ese encuentro el gran tema de conversación fue la asociación con Ricardo Alfonsín, el líder radical que será, en los hechos, el candidato presidencial que llevará el denarvaísmo.
Conclusión inicial: la verdad, no hay nada cerrado hacia abajo. «De poroteo no se sabe nada. Ni un concejal del distrito más chico hemos acordado», le decía anoche a este diario un hombre que participa de esas charlas.
La foto del último sábado en La Plata, con Alfonsín y De Narváez juntos, anunciando y fotografiando oficialmente el acuerdo, fue tan contundente que las líneas medias e inferiores de sus respectivos espacios casi que no tienen margen para el rechazo. Entre ellos dos, ya tiraron un par de ideas de lo que serán las propuestas para la Provincia.
A modo de ejemplo: el propio De Narváez le dijo a este cronista que pedirán la resucitación del Fondo del Conurbano bonaerense como forma de paliar el abultado déficit provincial.
Fue ése, la inyección por ley de dinero fresco y continuo desde la Nación, uno de los ejes de la gestión de Eduardo Duhalde como gobernador, que luego se fue diluyendo. Actualizado, como pretenden ahora los opositores a Daniel Scioli, ese fondo sería de una cifra millonaria.
De esas líneas gruesas han hablado Alfonsín y De Narváez en las pocas reuniones que tuvieron a solas. Alguna en la casa del Colorado en el porteño Barrio Parque. Otra en la casa-estudio donde trabaja Alfonsín, en la Avenida Santa Fe. «En el departamento de Papá», suele invitar el radical porque, en efecto, allí operaba el fallecido ex presidente. Pero nada se habló de los cierres oficiales de listas en las secciones electorales y en los 135 distritos de la Provincia.
Diferencias
En ese aspecto, asoman ciertas diferencias entre denarvaístas y radicales. Los primeros son de la idea firme de que no debe haber ni internas el 14 de agosto ni listas colectoras (adhesiones sería la forma correcta de llamarlas) en octubre. Dicen que eso es funcional al oficialismo sciolista/kirchnerista.
«Imagínese una interna donde una parte putea a Perón y a Evita y la otra a Alem e Yrigoyen», metaforizaba ayer una fuente consultada por este diario. Es exagerada la figura pero algo de racionalidad tiene: ¿cómo harían unos y otros para compartir boleta en octubre si dicha interna se vuelve hiriente y despiadada en agosto?
Muchos radicales, acaso porque tienen varias líneas dentro de su mismo partido y por esa tendencia casi compulsiva a dirimir todo en internas, en efecto vienen proponiendo en voz baja que una buena forma de hacer más digerible la alianza con el peronismo rebelde que encarna De Narváez es decidir las candidaturas en elecciones internas.
Sobre este punto, será decisivo lo que suceda en la Convención de la UCR bonaerense, que se reunirá el sábado próximo en Avellaneda.
Formalmente, ese cuerpo tendrá la última palabra sobre las políticas de alianzas porque se reformará la carta orgánica para adecuarla a la nueva realidad radical.
Se repite: es un formalismo, pero para ordenar la tropa propia Alfonsín, que controla la conducción ejecutiva del partido, parece necesitar esa aprobación final del órgano colegiado. La asociación con El Colorado será el gran tema de debate el sábado. El alfonsinismo, por estas horas, dice contar con el número necesario de convencionales leales como para aprobar ese ítem.
«El consenso es la clave para ser competitivos» se le escuchó hace poco a De Narváez en una reunión privada. Sabe dos cosas el diputado. Una: el oficialismo marcha primero en todas las encuestas que se conocen. Dos: si se llega a abrir un proceso interno entre ellos y los radicales en cualquier pueblito bonaerense, puede generarse un efecto dominó que acaso resulte imparable.
Las listas
Ya se dijo: el denarvaísmo está dispuesto a ceder lugares y liderazgo a la hora de la conformación de las listas en el interior provincial –donde la UCR tiene presencia efectiva y supremacía numérica– a cambio de que se le respete la presencia que ostenta la gente de El Colorado en el conurbano y alrededores, en distritos como Lomas de Zamora, Avellaneda o La Plata.
La aspiración es poner allí a los candidatos a intendentes y negociar el resto.
Tampoco es que De Nárvaez pueda mostrar gran fortaleza numérica. Porque, digámoslo, en el búnker del Colorado se admite cierta debilidad en la Primera Sección Electoral (Norte del Conurbano), donde el aparato kirchnerista resulta prácticamente impenetrable. Dato no menor cuando haya que ajustar la lapicera para confeccionar la lista de legisladores de esa sección.
El reloj corre. El límite para presentar candidaturas es el día 25 de junio. Antes, los dos actores a los que une, sobre todo, la obsesión por destronar al kirchnerismo deben ponerse de acuerdo en listas, nombres y lugares. Después de eso, el desafío será demostrar que son más que una alianza de ocasión.