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Alfonsín sigue a reglamento

El radicalismo hizo malabares para no dejar en evidencia que, privilegiará la campaña para diputados y senadores por encima de la de Alfonsín.

El radicalismo hizo malabares para no dejar en evidencia que, de ahora en más, privilegiará la campaña para diputados y senadores, nacionales y provinciales y todos los cargos locales, por encima de la de Ricardo Alfonsín. La decisión se tomó esta semana y vino tras un desembarco en la conducción de la campaña de parte del ala del radicalismo que había sido relegada. La presión de la dirigencia del interior sobre la fórmula presidencial por los magros resultados electorales fue tal que tras la conferencia de prensa que dieron el viernes Gerardo Morales, Ricardo Gil Lavedra y Ernesto Sanz para explicar la marcha futura de la campaña, en varias ocasiones tuvieron que desmentir que Alfonsín pensara bajarse de la candidatura presidencial.

El centro de la tragedia radical tiene un dato clave: los candidatos a diputados y senadores en el interior sacaron más votos que la lista de Alfonsín. La política nunca perdona esas diferencias, más cuando terminan dándoles la razón a quienes cuestionaron desde el principio el tono que el alfonsinismo le dio a la campaña.

Las diferencias en algunos casos son numéricas y en otros marcan la relación de fuerzas en cada provincia. En Córdoba, por ejemplo, la fórmula para diputados sacó dos puntos más que la presidencial de Alfonsín, pero la campaña que allí llevó adelante Mario Negri dejó al radicalismo sólo 10 puntos por debajo del Frente para la Victoria, cuando a nivel nacional quedó 37 puntos abajo.

Sanz desembarcó en la campaña. Ratificó, como presidente partidario, que seguirá adelante con la campaña presidencial de Alfonsín a pesar del 12,17% de los votos logrado el 14 de agosto pasado. Pero también anunció que se reforzarán las campañas en el interior.

«La UCR es un partido nacional, el único de la oposición que tuvo representación propia en todas las provincias. Venimos a ratificar que el radicalismo compite el 23 de octubre con la fórmula Ricardo Alfonsín-Javier González Fraga», dijo Sanz.

Paños fríos

Mientras se habla dentro del radicalismo de bajar candidaturas y ensayar posibles acuerdos con el santafesino Hermes Binner, Sanz intentó poner paños fríos: «Es una tarea irrenunciable y que no se abandonará».

Hubo advertencias sobre la marcha electoral: «De persistir la tendencia de las primarias se estaría ante un gran peligro institucional, porque habría un desequilibrio en el Congreso», dijo ayer el mendocino. «Es peligroso, no porque lo digamos nosotros, sino porque ya lo hemos vivido», insistió Sanz.

Con relación al acuerdo con Francisco de Narváez, Sanz intentó explicar: «No va a cambiar el eje del acuerdo, lo que va a cambiar es el eje de la comunicación». «Ese acuerdo se sostiene independientemente de lo que suceda en las bancadas del Congreso después del 23 de octubre», lo apuntaló Gil Lavedra.

Para gran parte de la dirigencia radical, el anuncio de ayer implica que comenzará una nueva estrategia para la campaña. De hecho, para muchos que venían quejándose por el estilo cerrado en que se tomaban las decisiones hasta ahora, la campaña recién comenzará.

De ahí que no fue una casualidad que los anuncios los hiciera la línea dura de la UCR, mucho más que el alfonsinismo, al que se acusa dentro del partido de no haber sido lo suficientemente crítico con el gobierno de Cristina de Kirchner o, directamente, no poder ocultar la fascinación que le producen algunas medidas que tomaron los Kirchner en los últimos 8 años.

Ahora, prometen, habrá apoyo «desde el último concejal al primer diputado», pero eso no implica que Alfonsín continuará viajando por todo el país. Desde mañana comenzará a organizarse el comité federal del radicalismo en encuentros regionales para coordinar la campaña. Allí tendrán incidencia los candidatos locales, los que sacaron en muchos casos más votos que Alfonsín en la presidencial. Son los mismos que en muchos casos insistieron con la inconveniencia de cerrar el acuerdo con Francisco de Narváez y que no fueron escuchados.

La nueva estrategia, entonces, reservará a Alfonsín sólo la provincia de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y la Capital Federal.

En el resto deben solucionar algunos problemas. Como el caso de las elecciones que vienen en Tucumán, Mendoza y La Pampa, la de intendente en Córdoba y los casos de dirigentes radicales, incluso mendocinos, que plantean la necesidad de llegar a un acuerdo con Binner, al que consideran con mayor posibilidad de acumular que el propio Alfonsín.

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