Enviada especial de El Ciudadano a Australia y Nueva Zelanda
El primer Mundial femenino que cubrió el diario El Ciudadano, fue Francia 2019. En aquel entonces, la Selección Argentina volvía a competir en una cita mundialista después de 12 años. En suelo francés, el combinado nacional jugó en París y Le Havre. El clima festivo que caracteriza a los eventos deportivos de esta talla no se vio.
En Australia/Nueva Zelanda 2023, la historia es distinta. Desde el momento en el que el avión aterriza a Auckland, sede de la Selección Argentina en la fase de grupos, se ve el recibimiento mundialista con banderas alusivas a la ocasión. La gente en la calle, cuando observa que cuelga del cuello la credencial de FIFA, inmediatamente pregunta si venís al Mundial.
En los carteles LED de los edificios del centro comercial de Auckland (CBD), promocionan los partidos. Las gráficas inundan las calles, principalmente cerca de los hoteles donde están alojadas las diferentes selecciones, o los predios donde están realizando los entrenamientos.
En los bares, las pantallas de las televisiones los proyectan. Aunque hubo una ocasión en particular que sirvió para entender que, a pesar de todo, en Nueva Zelanda se respira rugby.
El sábado por la noche, horario de Nueva Zelanda, Suecia jugaba con Italia. El partido era clave para la Selección Argentina, así que se vio en un bar. No todos los partidos se pueden ver por el cable. Al menos el que está en la casa que se alquiló para transformarse en la redacción del diario y compartida con otras colegas.
Después del 5-0 de Suecia, venía Francia vs. Brasil. Partidazo también para quedarse a verlo. Sin embargo, los televisores del bar sintonizaron otra cosa: el partido de los All Blacks por el Championship contra Australia. Partido que terminó significando el campeonato para la selección de Nueva Zelanda. Demostrando que a pesar de que hay un Mundial de fútbol y que el clima mundialista es mucho mayor que Francia 2019, en tierra neozelandesa manda el rugby.