No dudó en definir la detención de los policías acusados de connivencia con el narcotráfico como un hecho “gravísimo”, porque no hay pruebas. Tampoco se excusó de anunciar que emprenderá las acciones que considere necesarias contra el juez Carlos Vera Barros. Se trata de José Luis Vázquez, abogado defensor del jefe de la comisaría 2ª, Néstor Fernández, que fue detenido y a las 48 horas excarcelado en torno a la investigación por el caso Tognoli.
Vázquez es un ex funcionario judicial, con más de 40 años de experiencia en el ámbito penal santafesino y reconocido profesional. Al referirse a la causa durante una entrevista con El Ciudadano expresó que “se sometió a la provincia a una de las peores crisis institucionales por las que hemos pasado con chimentos, dimes y diretes”.
Frontal, sin tapujos, Vázquez dijo lo que ya ha comenzado a rodar como un rumor preocupante en las últimas horas: “Alguien tenía necesidad de que el gato maullase por alguna cuestión que yo no conozco”, para añadir: “Tognoli estuvo preso no sólo innecesariamente, sino salvajemente”.
—En medio de una causa que empieza a generar dudas, sospechada de hasta tener aristas de índole política, es oportuno que usted diga, puesto que ha leído todo el expediente, cuáles son las pruebas que existen no sólo para acusar a su defendido, el comisario Fernández, sino a todos los detenidos y acusados en este suceso.
—Pruebas no hay ninguna. Prueba que se pueda producir en este expediente tampoco hay ninguna. Usted fíjese que cuando en el año 2009 o 2010 (Carlos) Ascaíni (acusado de traficante de drogas) se presenta con un habeas corpus, dice que preguntó en la comisaría de Villa Cañás quién lo estaba siguiendo y le informaron que era de la Policía de Seguridad Aeroportuaria. Ahora yo me pregunto y pregunto: ¿qué estuvimos haciendo desde el 2010 hasta ahora? ¿Qué estuvo haciendo la PSA y qué estuvo haciendo la Justicia Federal? ¿Cómo se puede explicar que le pisemos la cola al gato en el año 2012?
—¿Qué quiere decir con eso de que le pisaron la cola al gato recién ahora?
—Que el gato estuvo durmiendo desde el año 2010 hasta ahora. Y yo le pregunto a usted y a todos sus lectores: ¿por qué el gato se despierta ahora? ¿Dónde estuvo la PSA y dónde la Justicia Federal en estos años?
—Lo detienen a su defendido, pero a las pocas horas lo dejan libre. ¿Qué implica esto jurídicamente, para la imagen de la Justicia y qué implica sobre todo para la integridad y dignidad de su detenido? ¿Qué lectura debe hacerse?
—Un vapuleo innecesario, un zarandeo salvaje, una exageración incomprensible en los deberes que tienen los tribunales. Todos, hasta que una sentencia firme declare lo contrario, somos inocentes. Esto nos pone en riesgo a todos nosotros, esto es de una gravedad institucional de la cual aún no podemos saber el tamaño. Para detener a un funcionario público, el juez debe tener pruebas que le ameriten que ese funcionario público va a concluir en un resultado negativo en el proceso, pero con chimentos, con dimes y diretes, con conventilladas, usted no puede someter a la provincia, como está sometida en estos días, a una de las peores crisis institucionales por la que hemos pasado. Cualquiera habla de este tema y cualquiera dice una cantidad incomparable de pavadas.
—Se cae lo de las claves, pero hay una declaración de la señora Castaño, de Madres Solidarias.
—Sí, mire, esta mujer puede decir que yo soy cualquier cosa, pero… ¿qué prueba es eso? ¿Qué vale su honra o la mía si cualquiera va a la Cámara de Diputados y dice que usted y yo somos cualquier cosa. ¡Tráigame pruebas de lo que es usted y de lo que soy yo! Y eso significa realidad, lo otro son palabras. Las palabras no tienen nada que ver con la realidad. La realidad son los hechos y Castaño no trajo ningún hecho. Refiere entrevistas, dimes y diretes y pareciera que es el oráculo de Tebas, y así no podemos funcionar, porque si van a ser los chimentos los que van a manejar la vida institucional de la provincia, estamos mal.
—Vuelvo a la cola del gato ¿Por qué sospecha usted que se le pisa la cola al gato tres años después?
—Y… alguien tenía necesidad de que el gato maullase por alguna cuestión que yo no conozco. Lamentablemente, veo que hubo una pasividad que no comprendo desde el gobierno de la provincia, porque si yo fuera integrante del gobierno en su Poder Ejecutivo y ordenan la detención de mi jefe de Policía, yo me vengo al Tribunal a preguntarle al juez cuáles son las pruebas para que me detenga a mi jefe de Policía, porque el daño social, político y de todo tipo que se causa en la vida institucional con estos hechos es incalculable. Es de esperar, que de acuerdo con los últimos acontecimientos, la liberación de Tognoli y Fernández, de inmediato se los reponga en sus puestos. La provincia tiene decenas de abogados capacitados para tomar vista del expediente y darse cuenta de que allí no hay nada que permita que ambos estén separados de sus funciones. Esta sería una muestra de carácter político del gobierno y daría un mensaje reparador a la ciudadanía.
—Hay olor a que detrás de todo esto hay un trasfondo político. ¿Usted coincide con esto?
—Mire, tiene un trasfondo. Yo no sé si es político, pero tiene un trasfondo porque procesalmente no hay absolutamente nada.
—¿No hay nada?
—No hay nada. Fotocopias de transcripciones telefónicas de fojas 7 a 70, no hay una sola mención ni de Fernández ni de Tognoli, esto es gravísimo. Y este juez va a enfrentar las responsabilidades que le caben por esta tropelía. Voy a seguir los canales legales y judiciales necesarios para que este atropello no quede en la impunidad.
—¿Tognoli se estuvo comiendo una detención innecesaria?
—Absolutamente. Totalmente. Objetivamente es así. Tognoli estuvo preso no sólo innecesariamente, sino salvajemente. Es un acto de salvajismo, no el ejercicio de una función que debe ser responsable, medida, prudente, atenta y de cuidado de la persona. Todos somos ciudadanos y todos merecemos, hasta que una sentencia firme no diga otra cosa, respeto y consideración y la preservación de nuestra dignidad. Este juez da clases de derechos humanos. ¿Dónde están los derechos humanos? Mi defendido durmió en un sucucho de dos por dos, en un colchón sin funda, comido por los mosquitos, sin comer y sin poder ir al baño.
—¿Podría haber un juicio político contra el juez, teniendo en cuenta lo que usted señala de que seguirá los canales legales pertinentes para que esto no quede así?
—Eso lo tendrán que ver las autoridades que evalúen las denuncias y presentaciones que hemos de efectuar. Pero confrontando el comportamiento del juez con las constancias del expediente, a mí me parece que no hay otro camino.